Cuerpo de una niña tiene un año en el forense sin que nadie lo reclame
CIUDAD DE MÉXICO (apro) .- Tiene cabello lacio castaño, ojos cafés, orejas “regulares”, boca mediana, nariz ancha pequeña y complexión mediana. Su edad fluctúa entre un año y medio y dos. Usa aretes tipo broquel y una pulsera roja de hilo en su muñeca izquierda.
Así se conserva, embalsamado, el cuerpo de la menor que el 23 de marzo del 2015 fue encontrado dentro de una maleta deportiva azul abandonada en la calle Berlín, en la colonia Juárez de esta ciudad. Desde entonces, nadie lo ha reclamado.
Y pese a que la Procuraduría General de Justicia logró obtener imágenes del hombre que dejó la maleta en la vía pública, no ha dado con su paradero.
Al momento del hallazgo, la menor vestía chamarra roja, pantalón de mezclilla y gorro para el frío. Llevaba en la espalda una mochila. Las autoridades sospecharon que llegó a la capital procedente de otra entidad. Entonces difundieron su retrato, pero nadie se presentó a reclamarla como su familiar.
De acuerdo con la necropsia que el Instituto de Ciencias Forenses (Incifo) del gobierno capitalino le practicó al cadáver, la causa de su muerte fue un traumatismo cráneo-cervical. Aunque también se detectó que fue abusada sexualmente.
Se trata del primer caso en la historia forense de la Ciudad de México del cadáver de un menor no identificado que no ha sido reclamado por familiares o conocidos. Nadie ha ido a preguntar por él.
Especialistas del Instituto –perteneciente al Tribunal Superior de Justicia local– hicieron estudios de identificación en las áreas de antropología, odontología, dactiloscopia, fotografía, radiología y genética al cadáver.
Con el análisis de ácido desoxirribonúcleico (ADN) establecieron el perfil genético de la menor y de inmediato, la autoridad lo envió a todos los servicios forenses del país.
El propósito fue encontrar otro perfil con el que coincidiera, en el supuesto de que su madre o padre también hubieran fallecido. Sin embargo, sólo se encontraron rasgos parecidos de menores reportados como desaparecidos. No obstante, al contactar con los familiares que los reportaron, no hubo coincidencia.
Como un esfuerzo extra y bajo la idea de que la menor fallecida fuera de origen extranjero, el Tribunal estableció contacto con personal de embajadas de Iberoamérica, Europa, Estados Unidos y Canadá para entregarles la información del perfil genético y tratar de encontrar alguna coincidencia. Hasta ahora eso tampoco ha dado resultado.
Antes de estas gestiones y de optar por depositar el cadáver en la fosa común –como lo establece su facultad legal–, en mayo del 2015 el Tribunal ordenó que el cuerpo de la menor fuera embalsamado.
Especialistas de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizaron esa tarea con el propósito de alargar su conservación y la intención de que alguien llegara a reclamarlo y se lo llevara a sepultar.
Pero si esto no ocurre durante los siguientes 30 días, el TSJ informó en un comunicado que el próximo 25 de abril, Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil, el cuerpo será inhumado en un espacio del panteón San Isidro que adquirió exprofeso, a manera de recordatorio de la persistencia de este flagelo contra la niñez en el país.