CIUDAD DE MÉXICO (apro).- “La función judicial está sustentada en principios éticos y de moral pública, en la autonomía de los órganos jurisdiccionales y en la independencia del juzgador”, misma que se debe fortalecer y preservar, aseguró el presidente saliente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJ-CDMX), Álvaro Augusto Pérez Juárez. En su segundo y último informe de actividades al frente del Poder Judicial de la capital, -cargo que asumió en abril de 2017, luego de que Edgar Elías Azar prácticamente lo dejó en el puesto para continuar el control del organismo que ejerció durante más de 10 años-, añadió que “la independencia judicial es el baluarte de nuestra función y requisito insoslayable de una sana administración de justicia”. El elemento exterior de esa independencia, agregó en el salón de plenos del Tribunal, tiene el propósito de “evitar las presiones que factores externos pudieran ejercer, sean de orden político, mediático, económico, familiar y otros; pero, de igual manera, existen otros factores internos que gravitan sobre la independencia judicial”. Ante la ausencia de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum -quien envió en su representación a la secretaria de Gobierno, Rosa Icela Rodríguez- y de cinco de los 78 magistrados, Pérez Juárez insistió en que la independencia judicial “está garantizada por disposiciones constitucionales. Es nuestra responsabilidad fortalecerla y preservarla. El juzgador debe quedar liberado de la influencia que pudieran ejercer otros poderes públicos o particulares, políticos, empresariales o grupos de presión”. Y reiteró: “La independencia judicial no debe ser solamente una cuestión declarativa de buenas intenciones, sino que debe ir aparejada de las condiciones necesarias para el ejercicio independiente de la función judicial”. Luego, dijo no tener duda de que el magistrado Rafael Guerra Álvarez, quien lo sucederá en el cargo tras una reñida votación en noviembre pasado, “confirmará el compromiso de reforzar la independencia judicial en su doble vertiente: interna y externa”. A Guerra Álvarez se le identifica como cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador -lo asesoró en el juicio por desafuero- y a la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum. Tras su fallido intento de reelegirse en el cargo, Álvaro Augusto Pérez Juárez aseguró que el proceso de elección del nuevo presidente del TSJ-CDMX mostró “la unidad, madurez, responsabilidad, solidaridad y lealtad institucional que hace del Tribunal no solamente ‘nuestra casa’, sino el territorio de la justicia capitalina”. Y remarcó que el cambio de estafeta en el organismo coincide en momentos de renovación de los poderes del país y la ciudad. En este sentido, comentó que uno de los retos del Tribunal es cumplir el mandato de la Constitución Política de la Ciudad de México de contar con una sala constitucional y un Consejo de la Judicatura con nuevas facultades. El magistrado presidente afirmó que, pese a la estrechez salarial, en el 2018 fueron ingresados 317 mil 696 expedientes y se iniciaron 244 mil 032 juicios. Y sobre las sentencias, se dictaron 208 mil 521, es decir, casi 18 mil más respecto a 2017. De éstas, 68% fueron en materia civil; 21% familiar y 11%, penal. Respecto a los asuntos concluidos en juzgados orales, dijo que ascendieron a 38 mil 513, 16% del total de sentencias y resoluciones dictadas. Es, destacó, el máximo histórico desde 2012. Al segundo y último informe de Pérez Juárez asistieron invitados especiales como el hombre más rico de México, Carlos Slim.