Entre porras y reclamos por la inseguridad, Sheinbaum rinde su primer informe
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Aunque desde que tomó posesión como jefa de gobierno el año pasado, Claudia Sheinbaum aseguró que la llegada de la “Cuarta Transformación” eliminaba prácticas políticas del pasado, este martes, antes de rendir su primer informe de gobierno ante en el Congreso de la Ciudad de México, sus “simpatizantes” hicieron fila en la calle para recibir tamales, tortas y jugos “ganados” por ir a mostrarle su apoyo con porras, pancartas y aplausos.
Desde las 07:00 horas, cuando apenas clareaba el día, decenas de personas de las alcaldías Iztapalapa, Xochimilco, Miguel Hidalgo, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón comenzaron a llegar en microbuses a la esquina del Eje Central Lázaro Cárdenas y la calle de Donceles, en el Centro Histórico de la capital.
Con banderines en las manos y playeras con el nombre de sus alcaldías, se acomodaron atrás de las vallas de metal que rodeaban el recinto legislativo.
Habían pasado sólo unos minutos cuando una camioneta blanca se estacionó frente a las vallas y sus tripulantes empezaron a repartir tamales calientitos a hombres, mujeres y adultos mayores para aminorar la espera. Lo mismo sucedió en la calle de Tacuba y Allende, donde los asistentes recibieron tortas y jugos dentro de cajas de unicel.
Satisfecho su estómago, los seguidores de Sheinbaum levantaron sus banderines, se quitaron las chamaras y le lanzaron porras: “¡Claudia escucha, Iztapalapa está en la lucha!”, “¡Se ve se siente, Claudia está presente!”, pero apenas eran ensayos, pues “la jefa” aun no llegaba.
A cada nuevo anunció de que ella se acercaba, las cartulinas verdes, rosas y amarillas se levantaban: “Miguel Hidalgo con la Jefa de Gobierno”, “Iztapalapa te agradece por el programa pilares” y “Gracias Claudia por los programas de inclusión y bienestar social”, como se leía en ellas.
“Buenos resultados”
Las porras a Claudia Sheinbaum no fueron solo de la gente. Diputados, senadores y representantes de organismos autónomos calificaron de manera positiva su gestión, mientras se detenían a platicar con la prensa, de camino al Congreso.
La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez, celebró los programas del gobierno capitalino dirigidos a los jóvenes y a la primera infancia, pero advirtió que la orden de un juez federal para decretar la Alerta por Violencia de Género en la capital va. “La tiene que hacer porque es una orden jurisdiccional, eso es un hecho. ¿Qué vamos a tener Alerta? ¡Vamos a tener Alerta!”.
El senador de Morena, Martí Batres, reconoció que Sheinbaum Pardo ha implementado “buenas medidas” en materia de seguridad y transporte público, como la renovación al sistema de Trolebús, y subrayó que con esta administración se combatió la violencia política que estaba penetrando las alcaldías.
Jesús Orta, secretario de Seguridad Ciudadana; Ernestina Godoy, la procuradora capitalina; y Yeidckol Polevnsky, dirigente nacional de Morena, coincidieron en que la seguridad aún representa un reto para el gobierno de la Ciudad de México, pero aseguraron que la mandataria local trabaja en la materia para garantizar la tranquilidad de las familias.
La senadora panista Xóchitl Gálvez fue más explícita al decir que los índices de inseguridad se han elevado, sobre todo en robo, asalto a casa habitación y feminicidio, pese a que el Senado ha implementado prisión preventiva oficiosa para quienes cometen estos delitos. Aunque sí concedió la razón a Sheinbaum en un tema: “Tiene razón la jefa de gobierno, la alerta de género no ha resultado tan eficiente”, dijo.
En eso estaba la exfuncionaria en el gobierno de Vicente Fox, cuando habitantes de la alcaldía Miguel Hidalgo le reprocharon el trabajo que realizó como delegada y se lo dejaron claro en una cartulina verde: “¡Fuera Xóchitl!”.
Mario Delgado, diputado federal morenista, celebró los avances de la administración capitalina en el combate a la delincuencia: “La evaluación es muy positiva porque hay que ser muy realistas en cómo dejaron la ciudad, y la dejaron en condiciones muy lamentables en el tema de seguridad. Los avances que se habían logrado en 12 años, se revirtieron en la administración de Mancera”, manifestó.
Reclamos sin aplausos
El desfile de legisladores, funcionarios e invitados especiales por la calle Donceles terminó cuando, a las 9:39 horas, Claudia Sheinbaum arribó a la cita, enfundada en un traje rosa mexicano y con una amplia sonrisa, no sin antes detenerse a saludar y tomarse fotos con sus seguidores. Así se llevó 10 minutos hasta que ingresó al recinto.
Cuando las puertas del Congreso se cerraron, la gente sacó sus bancos y los tendió sobre la acera para escuchar el informe. Las cartulinas se convirtieron en parasoles y hubo a quien, de plano, lo venció el sueño.
Fue la intervención de los representantes del PAN y PRD la que despertó la indignación de los simpatizantes que seguían la transmisión mediante una pantalla gigante. Con abucheos reprobaron los reclamos sobre la seguridad y la Alerta de Violencia de Género que estos le hacían a la jefa de gobierno. Sólo eso los levantó del tedio.
El reloj corría. La mandataria local llevaba casi una hora en su discurso y, aunque adentro los diputados y los invitados especiales la interrumpían con aplausos, la gente afuera ni se inmutaba. Algunos a veces se levantaban para desentumir las piernas, pero volvían a sus lugares pacientes a esperar el final del informe.
Alrededor del mediodía sonaron los aplausos que marcaron el final del primer informe de la jefa de gobierno. Entonces, la gente recogió sus bancos y alistó de nuevo sus cartulinas.
Minutos después, la gobernante de la capital del país salió contenta, parecía satisfecha. Con el brazo derecho saludó a los que la aclamaban: “¡Claudia, Claudia, Claudia!”, “¡Se ve, se siente, Claudia está presente!”
Flanqueada siempre por los legisladores morenistas Ricardo Ruiz y José Luis Rodríguez y la petista Circe Camacho, bajó los escalones y comenzó su caminata rumbo a su oficina en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
Como el pasado 5 de diciembre, cuando terminaron sus actos oficiales de la toma de protesta, caminó entre una nube de camarógrafos y fotógrafos que apenas la dejaban andar.
Un grupo de simpatizantes siguió el tumulto, mientras otro se quedó afuera del Congreso en espera de sus alcaldes Clara Brugada, de Iztapalapa y Víctor Hugo Romo, de Miguel Hidalgo. Debían corroborar que estuvieron ahí presentes hasta el final.
Durante el recorrido de Sheinbaum, un grupo de jubilados de la Secretaría de Finanzas le exigió el pago de su fondo de ahorro. Una señora que pasaba por ahí y se dio cuenta de la presencia de la servidora pública, le gritó: “¡Claudia, ya ponte a trabajar!”
Sin embargo, no pudo seguir su exigencia, porque la opacaron decenas de voces que gritaban “¡Claudia, Claudia!”. Y así siguieron hasta que la funcionaria cruzó la plancha del Zócalo capitalino y entró al edificio virreinal.