MÉXICO, D.F. (apro).- El 21 de agosto pasado, el italiano Antonio Salerno llegó al hotel Bel Air de la Riviera Maya, para vacacionar con su familia; sin embargo, al momento de registrarse su hijo, Francesco, de 4 años, se acercó a una jaula de cristal en donde se exhibía a un tigre de bengala blanco.
El pequeño fue atacado por el felino que le destrozó un dedo de la mano izquierda.
El padre de inmediato trasladó al menor a un hospital de Playa del Carmen, Quintana Roo, con la promesa del representante del hotel, Anwar Sánchez Ortega, de que cubrirían todos los gastos médicos con la condición de que no se presentara denuncia.
No obstante, ante la gravedad de las lesiones en la mano del niño, que requerirá de varias cirugías reconstructivas, Antonio Salerno decidió presentar denuncia tres días después, por lo que los representantes del hotel suspendieron de inmediato el pago de la atención médica de urgencia.
Actualmente, el hombre atiende a su hijo en un hospital de Cancún, donde ya ha sido sometido a dos cirugías para reconstruir con injertos su dedo medio, el más afectado, lo que le ha implicado fuertes gastos a Antonio Salerno, que se incrementarán debido a que los médicos han anticipado que la recuperación de Francesco demorará cuando menos otro mes.
Por ello ahora el ciudadano italiano exige una indemnización y se le reembolsen los gastos erogados.
Al respecto, la presidenta de la Sociedad Protectora de Animales de Cancún, Sara Rincón Gallardo, señaló que ha presentado denuncias ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la propia Semarnat por la inseguridad, hacinamiento y maltrato de animales en el zoológico del hotel Bel Air, pero inexplicablemente las quejas no han sido atendidas y, como consecuencia, ya ocurrió el primer ataque de un tigre blanco a un menor.
Rincón Gallardo subrayó que los propietarios del Bel Air sostienen que cuentan con permiso de la Semarnat otorgado en julio de 2012 para operar una Unidad de Conservación y Aprovechamiento Sustentable de la Fauna Silvestre (UMA), pero no aclaran que es únicamente para resguardo de animales recuperados y no para exhibición al público y menos en jaulas de cristal endebles y sin ningún aviso o personal de seguridad.
La activista advirtió que esa “es una situación que deben explicar las autoridades encargadas de dar garantías de seguridad a los paseantes”.
El ciudadano italiano interpuso su queja el 24 de agosto ante la agencia 8 del MP del fuero común, unidad 5 de la mesa turística, bajo el expediente AC/ZN/PYA/03/01/1/8/2013.
Antonio Salerno señaló que, lejos de recibir una buena atención por parte de esa instancia, fue intimidado y amenazado por la representante social Claudia Carrillo Gasca quien, a gritos, advirtió al padre de la víctima que lo mejor era que se olvidara del caso, ya que el hotel tenía “todas las de ganar”.
Lamentablemente, apuntó Salerno, ni Semarnat, Profepa o la Secretaría de Turismo local han actuado en contra de ese establecimiento para que le paguen gastos médicos e indemnización.