Congreso de Oaxaca nombra a Juana Catalina Romero, 'Benefactora de Tehuantepec”
TEHUANTEPEC, Oax. (apro).- El pleno de la LXII legislatura del Congreso del estado declaró a Juana Catalina Romero “Benefactora de Tehuantepec”.
En sesión solemne, al cumplirse 100 años de su muerte, el congreso y el municipio de Santo Domingo Tehuantepec develaron el lunes pasado una placa conmemorativa en su honor, se inauguraron exposiciones y se llevó a cabo la Vela Vinni, tal como la benefactora de Tehuantepec la organizó en 1907 a Porfirio Díaz cuando inauguró el Ferrocarril que pasó frente a su Chalet con estilo francés.
Juana Cata, como se le conocía, estuvo vinculada a Porfirio Díaz. Sus vidas se cruzaron en una etapa histórica de México y se vieron envueltos en situaciones de espionaje, misterio y algunos escritores afirman que incluso tuvieron una relación amorosa. Incluso después de muertos, sus casos han llegado a los tribunales.
Y mientras a Díaz se le ha negado el derecho de que sus restos sean repatriados a México a ella su pueblo la declara “Benefactora de Tehuantepec”, ícono de la mujer istmeña, visionaria, quien trascendió por su obra social para su pueblo, para la historia y la nación.
El edil, Donovan Rito García, resaltó que la mujer zapoteca puso su juventud al servicio de las causas liberales que garantizaron al entonces capitán Porfirio Díaz asestar un duro golpe a la reacción conservadora hasta el triunfo de la república en 1867.
Antes, alumnas y alumnos de diversos centros escolares rindieron homenaje a Juana Cata en el Panteón del Refugio, donde reposan sus restos.
Posteriormente en la Sala de Cabildo “General Cristóbal Salinas” se llevó a cabo la develación de la placa conmemorativa en honor a Juana Catarina Romero, finalmente se realizó la inauguración de la exposición “Porfirio Díaz de su puño y letra”. El homenaje culminó con las notas del Istmo, la Sandunga.
Durante el evento en que Juana Cata fue declarada benefactora, Rito García se pronunció por el rescate y rehabilitación de su Chalet que se construyó en 1911, para que se habilite como un museo.
Actualmente el chalet se encuentra abandonado, perdido entre una telaraña de mecates y puestos de ambulantes, aunque en su interior se logra observar que fue construida con materiales importados y decorada con muebles de estilo inglés y francés.
Según datos de la investigadora Julia Astrid Suárez Reyna, la casa de Juana C. Romero, fue parte de esa influencia cultural. La casa fue decorada de forma europea, las sillas estilo Luis XV, fueron traídas de España y Francia. Los santos como el Sagrado Corazón de Jesús y Santa Teresa son importados de Barcelona España; además resalta la cristalería con su sello y letras de oro.
Otros muebles, como el comedor con capacidad para 25 personas, fueron elaborados en la región.
La casa es de dos plantas; consta de seis habitaciones acondicionadas con baños y muebles de la época. La parte inferior consta de cocina, comedor, cuarto de oración, sala de estar y un enorme recibidor donde resalta el retrato de cuerpo completo de Doña Juana.
También tiene un patio con una fuente, caballerizas, establo y una escalera estilo inglés que llega a la terraza.
Según el presidente municipal, el inmueble está bajo resguardo de Eduardo Basich, quien lo ha puesto en venta por una cantidad que oscila entre los 18 y 20 millones de pesos.
La encargada de la casa, la señora Nazaria Zárate Aragón, afirma que ha realizado diversas gestiones con las autoridades municipales, para despejar la parte frontal de la casa de los comerciantes, ya que generan una gran cantidad de basura, sin embargo no ha sido escuchada.
Juana Catalina Romero nació en el barrio Jalisco de Santo Domingo Tehuantepec el 24 de noviembre de 1837. Fue una mujer que se adelantó a su tiempo. No sabía leer pero fue una mujer emprendedora. Abrió su tienda “La Istmeña” hasta convertirse en una próspera comerciante.
Llegó a ser una persona influyente en la región por su relación con el entonces presidente Porfirio Díaz pero también con las altas esferas eclesiásticas. El Papa le concedió abrir la diócesis de Tehuantepec y construir la catedral.
A la benefactora que aprendió a leer a los 30 años, se le atribuyen la construcción de dos escuelas: “San Luis Gonzaga” para varones, atendida por misioneros maristas traídos de París; y una escuela para niñas atendida por Madres Josefinas provenientes de la Ciudad de México.
Según cuentan sus historiadores, en tiempos de la Guerra de Reforma, como jefe político de Tehuantepec Porfirio Díaz contó con la ayuda de Juana C. Romero como espía o informante de los movimientos del enemigo.
Estas vidas aunque paralelas comenzaron a tomar rumbos diferentes, Juana Cata se convirtió en una prominente empresaria, particularmente en la producción de azúcar lo que le permitió ganar premios en Estados Unidos e Inglaterra, mientras que Porfirio Díaz llegó a la silla presidencial en la que permaneció durante más de 30 años.
A ella también se le atribuye la confección como se conoce a la fecha, del traje de tehuana. Según la periodista de cultura, Elisa Ruiz, durante sus viajes a Europa, Juana Cata adquirió sedas, muselinas y encajes que incorporó al traje para darle su actual esplendor.
También transformó el traje del varón incorporando el sombrero "Charro 24", confeccionado originalmente con pelo de castor y bordados de plata.
Un momento culminante en su vida fue cuando se inauguró en enero de 1907 el ferrocarril de Tehuantepec a Salina Cruz y otro fue cuando se reunió con Porfirio Díaz en el centenario de la Independencia de México. Ella acudió a los festejos en el Castillo de Chapultepec como invitada y llegó acompañada de 100 tehuanas ricamente ataviadas que llamaron la atención de diplomáticos e invitados extranjeros.