MONTERREY, N.L. (apro).- Los estudiantes del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, asesinados el 19 de marzo del 2010, fueron recordados hoy con diversas actividades de sus compañeros y activistas. Por la mañana, estudiantes del Tec efectuaron una guardia de honor junto a la placa que recuerda el hecho ocurrido en el interior del campus central de esta capital, cuando los jóvenes quedaron atrapados en el fuego cruzado y fueron acribillados, aparentemente por militares. Cinco años después del doble homicidio, los culpables no han sido sentenciados. En la ceremonia estuvieron integrantes de la comunicad Tec, así como el rector David Noel Ramírez, y el rector de la Zona Norte, Víctor Gutiérrez. Rolando Andrés Ramírez, presidente de la Federación de Estudiantes del Tec (Feitesm), recordó a Jorge y Javier como personas que sembraron en los presentes “la semilla para que participen activamente en búsqueda de un país más digno y justo”. Por la tarde, frente al campus y bajo el paso elevado de la avenida Garza Sada en su cruce con Luis Elizondo, artistas urbanos presentaron un mural con los rostros de Jorge y Javier rodeados de flores y con motivos alusivos a la paz. Activistas reunidos en el lugar demandaron justicia por los hechos ocurridos aquella noche, mismos por los que los familiares y la sociedad esperan una resolución jurídica pues el expediente ha sido manejado con hermetismo por las Fuerzas Armadas y la Procuraduría General de la República (PGR). Consuelo Morales Elizondo, presidenta de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, señaló que el mural recordará a toda la sociedad el compromiso que tiene en la búsqueda de justicia. En el evento estuvieron también estudiantes de la institución que demandaron a la nueva procuradora, Arely Gómez González, aplicar la ley para castigar a los responsables del asesinato de los alumnos ejemplares. Pidieron en primer lugar que las autoridades federales ofrezcan una disculpa pública a las familias y limpien los nombres de los jóvenes masacrados, pues tras su muerte, declararon que el Ejército había abatido a unos sicarios.