Procuraduría se niega a buscar a expolicía reportado como desaparecido
MÉXICO, D.F. (apro).- A diez días de la desaparición del expolicía municipal Artemio Duarte, quien fue torturado por militares en el 28 Batallón de Infantería de Tijuana, agentes de la Procuraduría General de Justicia de Baja California (PGJBC) se niegan a buscarlo y, peor aún, criminalizan a sus familiares.
Duarte Martínez, quien cuenta con medidas cautelares y precautorias por parte de las comisiones nacional y estatal de Derechos Humanos, es beneficiario de la recomendación 87/2011 de la CNDH luego de comprobar que, junto con una veintena de agentes municipales, fue detenido arbitrariamente y torturado y arraigado en instalaciones militares durante 40 días para luego ser acusado de colaborar con el capo Teodoro García Simental, encarcelado en el penal federal de Tepic, Nayarit.
Un año después de los hechos ocurridos en marzo de 2009, los 25 policías fueron liberados después de comprobarse su inocencia.
De 63 años de edad, Artemio Duarte emprendió como todos sus compañeros una batalla contra autoridades de Tijuana en busca de su reinstalación, en el marco de las medidas de reparación de daño ordenadas por la CNDH, y por ello en marzo de 2015 interpuso una queja ante el ‘ombudsman’ estatal por la negativa del ayuntamiento a acatar la recomendación 87/2011.
A diez días de su desaparición, su hijo Jonathan Duarte denunció que las autoridades de la PGJBC no sólo se han negado a investigar y emprender la búsqueda de su padre, sino que “nos están hostigando y empezaron a investigar a la familia”.
Jonathan explicó que luego de presentar el miércoles 12 la denuncia por la desaparición del exuniformado, proporcionó “datos para que los agentes ministeriales investigaran y lo localizaran en el camino que él recorrió; así, ubiqué cuatro cámaras de negocios particulares, por lo que pedí a las autoridades que solicitaran los videos para ver por dónde había pasado mi señor padre”.
También dijo que solicitó que se analizaran las llamadas entrantes y salientes del celular de Artemio, toda vez que el aparato se mantiene activo aunque no es respondido por nadie, en tanto que también sugirió interrogar a la última persona con la que supuestamente se vería el expolicía: una mujer a la que le hizo un trabajo de carpintería y con quien había acordado pasar la mañana del 11 de agosto para cobrar sus servicios.
“Cuando vimos que no hacían nada de las peticiones –explicó--, exigimos a los agentes resultados porque pasaba el tiempo y la vida de mi padre estaba en riesgo, y lo que nos contestaron es que la prioridad para ellos era la Alerta Ámbar, que tenían mucho trabajo”.
Los familiares de Artemio procedieron a denunciar a los agentes ministeriales ante sus superiores y días después recibieron una llamada en la que les advirtieron que el exuniformado tenía una orden de aprehensión, lo que fue desmentido por su hijo Jonathan, quien recientemente había consultado la Plataforma México, donde confirmó que su padre no era requerido por aluna corporación policiaca.
“Cuando le dije al agente que si era cierto que mi padre tenía una orden de aprehensión –apuntó--, que me dijera qué autoridad la había ejecutado y dónde estaba para levantar una denuncia por incomunicación; entonces me dijo que además había averiguaciones previas en contra de mis hermanos, a lo que le respondí que no estaba enterado pero en todo caso qué tenía ello que ver con la desaparición de mi papá”.
Jonathan detalló que después de la confrontación telefónica con el agente asignado al caso no volvió a recibir llamadas, pero sabe que tampoco han sido atendidas sus peticiones de revisión de videos, de solicitar la “sábana” de llamadas del celular de su padre y cuestionar a la persona con la que iba a entrevistar el martes 11.
“No queremos especular, el único problema que tenía mi padre era con el ayuntamiento, por lo de su reinstalación, y el pendiente que tenía de pago con una señora que, según nos dijo, nunca vio a mi padre”, resaltó.
Incluso informó que el próximo martes 25 los expolicías sostendrán una reunión con personal de la Secretaría de Gobernación, CNDH y representantes de los gobiernos estatal y municipal para revisar el cumplimiento de la recomendación, encuentro en el que anunció estará presente para exigir que se investigue la desaparición de Artemio, quien estaba citado para ese acto.
“Estamos desesperados, vivimos en una angustia permanente porque no sabemos nada de él, no hemos recibido llamadas de ningún tipo, no hemos localizado su carro y a su teléfono hemos marcado y éste suena y suena pero nadie responde”, explicó Jonathan consternado.
Sin querer formular alguna hipótesis sobre el móvil de la desaparición de su padre, el joven dice que lamentaría que detrás de estos estos hechos esté la lucha que Artemio y sus compañeros emprendieron para que les devolvieran su trabajo.
“Sería muy doloroso que la reinstalación sea la causa de todo, eso costó pleitos con mi mamá porque ella le decía que dejara ese asunto por la paz, que tenían para comer, y mi papá contestaba que no, porque era una lucha justa, que había entregado su vida a la policía de Tijuana y que, si lo habían declarado inocente, lo justo es que le devolvieran su trabajo”, recordó Jonathan Duarte.