Colima, quinto lugar nacional en suicidios durante 2016: Inegi

viernes, 7 de septiembre de 2018 · 20:14
COLIMA, Col. (apro).- En la última década la entidad no sólo alcanzó la tasa más alta de homicidios dolosos en el país, sino que también se colocó entre los primeros lugares de la incidencia de suicidios, revela el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Según datos del organismo, en el periodo de 2007 a 2016 crecieron en 168% las cifras de muertes por suicidio en Colima, de 25 a 67 casos anuales. En su documento “Estadísticas a propósito del día mundial para la prevención del suicidio”, que se conmemora el 10 de septiembre, el Inegi ubicó al estado en el quinto lugar nacional en suicidios durante 2016, con una tasa de 8.5 muertes autoinfligidas por cada cien mil habitantes, mientras que la tasa promedio nacional fue de 5.1. En los primeros cuatro lugares aparecen Chihuahua, con una tasa de 11.4; Yucatán (10.2), Aguascalientes (9.6) y Campeche (9.1), en tanto que en los últimos sitios se encuentran ubicados Guerrero (2.1), Veracruz (2.5), Oaxaca (2.9), Estado de México (3.3), Puebla (3.6) e Hidalgo (3.8). En México, de acuerdo con el Inegi, durante 2016 ocurrieron 6 mil 291 muertes por suicidio, en su gran mayoría personas del sexo masculino (5 mil 116), lo que se traduce en que, de cada diez suicidios, ocho son cometidos por hombres, mientras que dos de cada diez (mil 173) por mujeres. En el caso de Colima, pese a que registra una de las tasas de suicidios más altas del país, no cuenta con una política pública de atención a las enfermedades derivadas de un trastorno mental, advirtió la organización “Por la Comprensión de la Salud Mental A.C.” (Cosame). Integrada por familiares de pacientes con esta problemática, la asociación fue conformada en 2007 porque, según Patricia Moreno Peña, una de sus fundadoras, “nos dimos cuenta de que no había nadie que atendiera la salud mental, que había mucho desconocimiento en este tema, además de que faltaban espacios para atender a los enfermos y a sus familiares”. En entrevista, señaló que actualmente persiste el desinterés de las autoridades por el problema de la salud mental, porque “hay mucho desconocimiento sobre el tema, y cuando desconoces un asunto no hallas cómo atenderlo; eso es algo que pasa en el estado”. Aunado a lo anterior, otro factor en contra ha sido que, durante los dos años y medio de la administración de José Ignacio Peralta Sánchez, la Secretaría de Salud Bienestar Social (SSBS) ha tenido tres titulares, situación que “ha sido un problema muy fuerte”. De acuerdo con Patricia Moreno, el primer secretario, Carlos Salazar Silva, dijo que se iba a atender la salud mental en todos los centros de salud de la entidad y se puso en marcha un programa de capacitación para el personal médico de primer nivel y de enfermería, pero duró en el puesto menos de diez meses y se quedó inconcluso el proyecto, que consideraba varias etapas. Posteriormente, GREGÓ, llegaron al cargo los médicos Ignacio Federico Villaseñor Ruiz y Miguel Becerra Hernández —quien se mantiene actualmente—, pero no retomaron el proyecto. En relación con el funcionamiento del pabellón psiquiátrico del Hospital General del municipio de Ixtlahuacán, Moreno refirió que en el periodo de Salazar Silva se hicieron algunos arreglos para ampliarlo de 30 a 50 camas, pero la salida del funcionario detuvo los planes. “El problema con el psiquiátrico —indicó— es que no tienen programas de atención; encierran a los pacientes y los mantienen hacinados, además de que utilizan técnicas muy antiguas, los amarran mientras pasan los periodos de crisis; yo he ido y lo he visto, primero como aval ciudadano y después como verificador sanitario de la Secretaría de Salud”. A su vez, Patricia Corona, secretaria del Cosame, contó que hace algunos años esa agrupación intentó conformar grupos de atención de familiares de pacientes del psiquiátrico para que ellos pudieran atenderlos, llevaron información, pero nunca llegó a su destino porque el director no tenía interés. Por su parte, Avital Bloch, integrante de la asociación, comentó que, frente a las carencias existentes en el estado, entre los proyectos del grupo se encuentra la creación de un centro de día, en el que los pacientes puedan acudir a realizar actividades recreativas y terapéuticas. “Es ridículo que un centro de éstos no lo tienen en Colima ni el Seguro Social ni Salubridad —sostuvo Bloch—, esperamos poder cumplir nosotros pronto esta meta, porque la tendencia en el mundo es no tener psiquiátricos, sino clínicas comunales pequeñas, ya que un problema fuerte es qué pasa cuando no hay familiares, cuando mueren los papás del paciente; muchos indigentes son personas abandonadas que se han perdido y ese es un problema grave”. No obstante, añadió, el principal reto para hacer realidad este proyecto es contar con un financiamiento de manera regular y segura, pues “si como asociación civil estamos haciendo lo que el gobierno no hace, necesitamos apoyo; estamos buscando la posibilidad de recibir donativos de empresas privadas, bancos y otros negocios, no sólo del gobierno”. Patricia Moreno manifestó que en Colima el tema de la salud mental continúa siendo un tabú y existe una estigmatización muy fuerte, por lo que cuando ella ha ofrecido alguna conferencia sobre ese asunto, siempre compara las enfermedades mentales con la diabetes o el cáncer. Explicó que según estimaciones hay una brecha de aproximadamente 10 a 20 años para que una persona con un trastorno mental pueda recibir un diagnóstico, pues si bien el paciente presenta ciertos síntomas, el médico piensa que puede tener una enfermedad estomacal, del hígado, de un riñón o un sinfín de cosas, pero generalmente jamás se investiga si hubiera algún problema de tipo mental. Advirtió que el alcoholismo, la drogadicción y la violencia intrafamiliar llegan a detonar complicaciones de salud mental, que generalmente vienen de un problema genético o por el entorno ambiental, pero si se agregan alcohol o drogas, aunque no haya aspectos genéticos pueden derivar en un padecimiento mental, porque las drogas y el alcohol generan un cambio en el cerebro. La secretaria de la agrupación, Patricia Corona, comentó que la atención de la salud mental en las instituciones deja mucho que desear, pues cuando el paciente tiene una crisis, a veces el médico familiar no sabe qué hacer, hay casos en que se prescriben placebos o tranquilizantes, o hay situaciones de violencia como inyectarles cualquier cosa y mandarlos a su casa o querer meterlos a bañar con agua fría para que se les pase “el berrinche”. En caso de que el médico determine canalizar al psicólogo o al psiquiatra, en ocasiones las citas tardan varios meses, por lo que la gente desesperada busca especialistas particulares con altos precios, apuntó. A juicio de Patricia Moreno, un problema grave que hay en Colima es la ausencia de estadísticas sobre enfermedades mentales, pues si bien hay una del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el tipo de preguntas que se hacen no permiten conocer con certeza la realidad, pues muchas veces la gente contesta que no hay un enfermo mental en su familia porque no lo sabe o no ha sido diagnosticado. “Habría que reflexionar por qué tenemos tan alto el índice de suicidios, de violencia intrafamiliar, divorcios, adicciones… y vaya que Colima es un estado culturalmente preparado si lo comparamos con otros, y habría que agregar todo el entorno de violencia e inseguridad que vivimos, que generan un descontrol en las personas”. Moreno Peña comentó que, si bien recientemente se realizaron algunas reformas a la Ley General de Salud del Estado de Colima para incluir aspectos relacionados con la salud mental, no se ha llegado al nivel de otras entidades que ya cuentan con su propia ley de salud mental. La fundadora del Cosame confió en que la implementación de las modificaciones legales en Colima se traduzca en una mejor atención y respaldo a los pacientes con trastornos mentales y sus familiares.

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