Tras ser liberado, periodista pide hallar a los verdaderos culpables del crimen de su colega Carlos Domínguez

miércoles, 6 de noviembre de 2019 · 13:43
NUEVO LAREDO, Tamps. (apro).- Luis Ignacio Valtierra Hernández, liberado después de haber sido enviado a prisión por el crimen del periodista Carlos Domínguez, ocurrido el año pasado en esta ciudad, pidió al gobierno de Tamaulipas que encuentre a los verdaderos responsables, para que el homicidio no quede impune. Entrevistado luego de haber estado un año, siete meses y un día tras las rejas, por un delito del que fue absuelto, el también periodista lamenta haber pasado este tiempo encerrado a causa de lo que él cree es una venganza de carácter político partidista en la entidad.
“Lo que le estamos pidiendo al gobernador de Tamaulipas, Francisco García, es que investigue el caso y que la familia siga pidiendo justicia, que se esclarezca el crimen de Carlos, aunque cierta parte de la familia de Carlos que vive en Nuevo Laredo sabía que esto era político. “El crimen sigue impune. El gobierno de Tamaulipas dio un boletín de prensa a los dos minutos que nos dieron libertad. Dijo que presentaría una queja ante el Consejo de la Judicatura Federal, pues no comparten la decisión del tribunal de enjuiciamiento. Y me pregunto qué apelarán si no hubo pruebas, no hubo ningún elemento científico que nos pusiera en el lugar de los hechos”, afirma.
Aunque afirma que fue respetado en la prisión estatal de Nuevo Laredo, donde estuvo detenido, hasta que fue liberado el 26 de octubre por falta de pruebas, y no enfrentó dificultades mayores, vivió momentos de tensión, pues por al considerarse a sí mismo preso político, sentía que su vida estaba en riesgo permanente.
“Fue muy difícil la estancia en todos los sentidos. Teníamos miedo porque sabíamos que era algo político y los casos de presos políticos pueden durar muchos años. Imagínate, con este nuevo sistema se busca que todo sea rápido y expedito, pero estuvimos más de un año”, dice.
El periodista independiente de 38 años, quien maneja la página informativa luisvaltierra.com  dice que luego del crimen de Domínguez Rodríguez, registrado el 13 de enero del 2018, en calles de Nuevo Laredo, las detenciones de los seis implicados se dieron de manera escalonada. También en el 2018, el 24 de marzo fue detenido el empresario Rodolfo Jorge Alfredo Cantú García; el 25, él y su pareja sentimental, Juan Jesús González Zúñiga; el 26, Gabriel Garza Flores, también periodista, quien murió en prisión; y el 27, Adrián Montes Fernández y David Mejía Bravo, estos últimos aprehendidos en Zacatecas. Inicialmente fueron acusados de homicidio agravado y asociación delictuosa, pero en la vinculación a proceso, el juez José Alberto Ciprés Sánchez les retiró el segundo cargo.
“Nunca nos agredieron adentro, mientras estuvimos encerrados. Estuvimos bien, con orden y respeto. Las familias que nos visitaban estaban sorprendidas, porque se respetó a todos. Fue muy difícil la pérdida de Gabriel. Inicialmente estuvimos juntos, pero luego lo enviaron a otra celda. Y murió de un infarto”, señala.
Tratando de recuperar la normalidad de su vida, Valtierra explica que el Ministerio Público acusó a él y a González Zúñiga de haber trazado una ruta, anticipando por donde se iría Domínguez para que fuera asesinado. A Garza Flores lo vincularon por supuestamente hablar por teléfono con la víctima, con quien había tenido una relación laboral en el pasado, para que estuviera en el lugar donde fue asesinado a puñaladas dentro de su coche, en presencia de su nuera Rosa Noemí Martínez Álvarez. La prueba para involucrarlo en la autoría intelectual del crimen fue que Garza sostuvo una de las últimas llamadas que el asesinado hizo en vida, pues juntos viajarían a la capital Victoria para recibir un pago por servicios del gobierno de Tamaulipas, señala Valtierra. En su caso, dice, terminaron enredados en el caso por una cuestión que, afirma, fue obra de la casualidad.
“Lo de nosotros fue circunstancial. Llegamos a una cafetería Juan Jesús y yo. Fue circunstancial que lo hayamos visto afuera, pero a Carlos Domínguez lo mataron a un kilómetro y medio de donde nosotros nos encontrábamos. Pero todo fue solo porque lo vimos con vida la última vez. Y te repito no lo mataron en la cafetería”, sostiene.
Luego, el caso se enturbió por el testigo protegido de cargo al que cataloga como un brujo de Apizaco, Tlaxcala, al que identifica como Juan Carlos Yáñez Osornio, quien acudió a declarar el 15 de marzo, en ciudad Victoria, luego de conocer que había una recompensa de dos millones de pesos a quien ofreciera información que condujera a los responsables del homicidio.
“Su declaración fue que en Pachuca, Hidalgo estuvo haciendo un trabajo de santería. Ahí, en una reunión escuchó a dos personas, de nombre Adrián y David, que le decían a una persona de nombre Paco que habían matado al periodista. Y eso fue lo que dijo en Victoria”, dice.
Sin embargo, Valtierra explica que en su declaración Yáñez Osornio evidenciaba conflicto de interés, pues anteriormente se había desempeñado como comandante de la Policía en Apizaco, y había estado en prisión. Su abogado defensor era Natanael Castelán Iturria, quien actualmente director de Juicios Orales en Tamaulipas.
“Es mucha casualidad que luego de que este abogado que era particular, lo haya sacado de la prisión y luego que se haya presentado ante el programa de recompensas, que maneja la misma dirección de juicios orales en Tamaulipas, para ir a decir algo que no le consta, porque finalmente fue testigo de oídas. También escuchó que en una llamada telefónica se involucró a un tío de un exalcalde de Nuevo Laredo”, explica en su versión de los hechos.
El dicho del brujo valió para que vincularan a los que posteriormente fueron detenidos en Zacatecas. También por este testimonio fue detenido Cantú García, quien es tío del exalcalde de esta ciudad fronteriza Carlos Canturosas Villarreal. Según Valtierra, en la primera audiencia del juicio, en agosto pasado, David Mejía confesó que se prestó para que los vincularan a proceso mediante una fabricación de culpables, mediante el pago de 500 mil pesos que recibió de Yáñez Osornio, quien le reveló que conocía muy bien a Castelán, por lo que debería reclutar a un amigo cómplice, para que le entregaran una cantidad igual y que los liberarían al sexto día. Incluso desde mayo Mejía había presentado una denuncia por este hecho, en contra de Castelán, porque no fueron liberados, pero fue ignorado por la autoridad. Valtierra sostiene que el origen de la fabricación de este caso es una venganza política del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca en contra de Canturosas quien luego de ser panista buscó contender por Morena Afirma que ninguno de los detenidos, incluso Gabriel, quien falleció, conocía al empresario emparentado con el político. De las razones del homicidio de Carlos, dice, no hay claridad, pues en el mes de enero se seguía la línea de investigación del crimen pasional homosexual. Luego en febrero, al mes siguiente del homicidio, hubo un hecho policiaco, que parecía independiente del caso del periodista pero que luego tuvo una conexión. En ese mes dos civiles armados fueron abatidos en un enfrentamiento con policías ministeriales.
“La camioneta Honda CRV en la que estos dos civiles andaban tenía características similares a las que se había usado en el homicidio de Domínguez. En la carpeta de investigación se menciona que hubo una investigación en el interior de la camioneta y encontraron dos capuchas negras y un cuchillo con sangre. También había sangre adentro”. “El arma coincide con la característica de las heridas producidas en el cuerpo de Domínguez, como profundidad, largo, ancho del cuchillo, pero nunca se investigó, no se revisó el ADN de la sangre. Para marzo es cuando se empieza a fabricar la carpeta con culpables, porque le convenía más al gobierno del estado vengarse políticamente del alcalde, porque no hubo ningún elemento que nos relacionara, ni huellas digitales, ni una muestra científica que nos involucrara”, concluye.
         

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