Entre división y reclamos, el primer día de la consulta en Morelos

sábado, 23 de febrero de 2019 · 22:01
CUERNAVACA, Mor. (proceso.com.mx).- La consulta para decidir el funcionamiento de la termoeléctrica avanza a tumbos en medio de inconsistencias y una división entre las fuerzas de izquierda que se antoja esquizofrénica por momentos: los que apoyan a ultranza al presidente y los que, decepcionados, observan como se van desmoronando las esperanzas del cambio. Muchas son las formas de resistencia para afrontar la tozudez del gobierno federal al realizar este ejercicio a escasos días del asesinato de Samir Flores, líder comunitario de Amilcingo, uno de los más visibles opositores a la termoeléctrica. Están quienes lo hacen frontalmente y decidieron irrumpir en las casillas y quemar papelería y urnas. Esos fueron los menos. En cambio, hubo otros que recurrieron a la resistencia civil. Algunos llegaron con mantas o cartulinas para expresar los contras de un proyecto sobre el que no fueron consultados antes. De forma pacífica se hicieron presentes en las casillas y ahí permanecieron, aguantando por momentos el acoso de las fuerzas del orden, locales y federales. En Huexca decidieron no ir a las urnas. Ante los rumores de que un contingente de personas acudía en plan violento a la casilla, los funcionarios huyeron. Así que, por la tarde, la comunidad llevó a cabo una asamblea y a mano levantada, después de escuchar la información del Proyecto Integral Morelos, dijeron “no” a la termo. Y luego levantaron una acta con nombre y firma. Al final, con esa acción civil pacífica, el pueblo de Huexca dio una lección al gobierno federal. La consulta no es en urna, es en asambleas comunitarias, en los territorios afectados como lo establece el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. El ejercicio parece que se repetirá en otras comunidades este domingo. Pero hay otras formas. En Jiutepec, a pesar de la presencia del ejército a un costado de la urna, los vecinos se organizaron y trajeron un sonido en el que se ha repetido todo el día el audio del discurso de Andrés Manuel López Obrador pronunciado en mayo de 2014: “Sólo a un loco se le ocurre poner una termoeléctrica en la tierra de Zapata”. En las redes, la batalla alrededor de la consulta tiene dos o tres frentes. Está el que es fiel a López Obrador, ese es categórico, la consulta representa un ejercicio histórico por la democracia. Rebaten todas y cada una de las críticas al ejercicio. No importa que no haya suficientes boletas, que éstas traigan propaganda a favor de la termo, que no esté claro quién contará las opiniones. La consulta les parece lo último en democracia. Muchos de ellos antes se hubieran atado a la puerta de la termo para impedir su funcionamiento y hoy, como por arte de magia, se han vuelto sus promotores. Está el bando que no quiere la termoeléctrica. Ese a su vez se divide en dos. Unos que han llamado decir “no” a la termo, dando el voto de confianza al gobierno federal de que sí se contarán las opiniones. Consideran que al final el no a la termoeléctrica se impondrá y que López Obrador lo respetará. El otro bando que no quiere la termo está conformado por las comunidades que consideran que la consulta es una farsa y que al final sólo es un ejercicio mediático para legitimar la termoeléctrica. Tres de ellos, estudiantes y profesores de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), decidieron irrumpir en la casilla instalada en la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social en Cuernavaca y se quisieron llevar las boletas y las urnas. Los funcionarios se defendieron y usaron pintura roja para tratar de repeler el ataque. Entonces apareció la policía. Cargó contra los jóvenes y los detuvo. Los subió a patrullas y se los llevó a la sede de la Comisión de Seguridad. Unas horas después fueron liberados y rescatados por visitadores de la Comisión de Derechos Humanos del Estado. Un poco maltratados, pero sin lesiones de consecuencia. En redes, algunos los califican como héroes, mientras que otros los llaman vándalos. La participación ha sido copiosa en algunos lugares, en otros, como en Tlalnepantla, ni una sola persona se paró a opinar. El gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo no se pronunció sobre la consulta, tampoco se supo de funcionarios de su gabinete. Si acaso algunos alcaldes o senadores, como Lucía Meza de Morena. Se espera que este domingo el ejercicio continúe más o menos sin novedad.

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