Tula

Río Negro, el documental sobre la pobreza y la contaminación en la zona de Tula

Una de las primeras escenas del filme es el testimonio de Hilario Rosario Villegas, habitante de Santa Ana Ahuehuepan, quien narra que en 1968 la presa Endhó estaba limpia y había pesca, pero en 1972 le embocaron el agua negra.
domingo, 10 de octubre de 2021 · 14:39

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).– Cuando era niña, Nancy Lilian De la Cruz conoció el olor fétido de las aguas negras del río Tula, de donde brotaban desperdicios de plásticos y animales muertos por lo que sobrevolaban enjambres de moscas. Hoy, asegura, la situación no ha cambiado, y afirma que a la población que vive junto a la ribera la aquejan las enfermedades de la piel y las infecciones estomacales, además de vivir en lo que parece una pobreza perpetua, ante el abandono de las autoridades.

Con Río Negro, un documental independiente, la cineasta, con 22 años de carrera, retrata los problemas de salud, contaminación y medioambientales de la zona de Tula, inundada recientemente por el desbordamiento de ríos, que dejó 17 muertos y la zona centro de la ciudad colapsada.

En una entrevista que realizó para esta pieza en 2019, la alerta sobre el riesgo del desbordamiento de ríos y anegaciones ya era latente, por eso cree que lo sucedido la noche del 6 y la madrugada del 7 de septiembre era un escenario posible que mostró la inacción de las autoridades.

“Justo en el documental, una asociación civil, Queremos Vivir, mostraban cierta preocupación por la construcción del Túnel Emisor Central, y justo dicen que están preocupados por la cantidad de agua que va a venir. Ya estaban, de alguna forma, vaticinando inundaciones, sin que nosotros supiéramos que iba a ser tan grave”, comenta la cineasta respecto a los decesos en el Hospital General de Zona número 5 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y los miles de damnificados que perdieron su patrimonio.

“Realmente fue grave, fue una devastación de toda esta parte pegada al río. Yo conozco muy bien, porque yo viví de niña ahí”, precisó la egresada de Comunicación Visual por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), además de cuestionar la reacción tardía por parte de los tres niveles de gobierno.

La preocupación de los activistas coincide con la advertencia registrada en el Atlas de Riesgo del Estado de Hidalgo de una década atrás, 2009, el cual establece riesgo por el desbordamiento de los ríos para las ciudades de Tula y Tepeji del Río.

Además de la alerta por anegaciones, el documental muestra la marginación social con la que viven los pobladores junto a la ribera.

Una de las primeras escenas del filme es el testimonio de Hilario Rosario Villegas, habitante de Santa Ana Ahuehuepan, quien narra que en 1968 la presa Endhó estaba limpia y había pesca, pero en 1972 le embocaron el agua negra y hubo mucha mortandad de pescado, hasta llegar a lo que es hoy: receptora de desperdicio de la capital del país.

“En los primeros años que llegaba tanto desperdicio había gente que juntaba los zapatos, los tenis, y los lavaban, y esos mismos se los ponían porque había mucha pobreza, por la pobreza en que vivimos nosotros”, cuenta Hilario.

También juntaban platos de plástico, “que venían en buenas condiciones, según nosotros”, y esos utensilios los llevaban a las casas, “y con esos se servían de comer”, relata.   

La advertencia se volvió realidad

Lo primero que De la Cruz sintió la madrugada del 7 de septiembre al enterarse de la inundación por el desbordamiento de ríos fue temor.

“No podía dormir. Me desperté a los dos de la mañana y vi los chats de un grupo de ambientalistas en el que estoy. Me preocupé muchísimo y a partir de ahí ya no pude dormir, porque mi papá vive en Tula. Estaba muy preocupada por él, porque justo vive a unas cuadras de donde se inundó”.

La señal telefónica colapsó, pero antes supo que su padre se había refugiado con su hermana. Él, Américo de la Cruz, neurólogo pediatra y activista por los derechos ambientales, es una de las voces que participa en el documental. Conoce de primera mano los problemas de contaminación y salud de la región, debido a que ha conocido y tratado por décadas estos casos.

En la ribera, explica, la tierra está contaminada de residuos fecales de la Ciudad de México, que expide olor fétido y es un foco de contaminación. Las comunidades reubicadas a las partes altas, los gobiernos les adeudan agua y promesas de bienestar. La gente, en tanto, vive con infección en los ojos y enfermedades gastrointestinales como la salmonelosis.

En la obra cinematográfica se refiere que el Túnel Emisor Oriente (TEO), una obra de 63 kilómetros, con un diámetro de siete metros, fue construido durante once años, para evitar inundaciones en el Valle de México, pero acarrea problemas para la región de Tula, que recibe mayor caudal.

“Crearon los distritos de riego, el 003, para 20 municipios de la región, con esa promesa de darle el oro negro a los campesinos, que en un momento sí beneficia la producción, porque ya no necesitan usar fertilizantes, pero a cambio de esta catástrofe, porque sí es una catástrofe en sí, porque la gente que vive en Tula cuenta que ya ha contraído alguna enfermedad por las aguas negras, por ejemplo, infección en los ojos, o hay familias que perdieron todo”, reitera la cineasta.

La presa Endhó irriga una zona agrícola de 85 mil hectáreas con una producción de hortalizas que se distribuyen en todo el país. El agua negra las riega y, aunque se distribuyen en distintos estados, la realidad de la población de esta zona no ha cambiado, a decir de la autora.

“Lo que yo he visto es que no ha habido un avance económico en la región, desde que yo era niña está igual. Yo no veo para nada que la ciudad haya mejorado. Gracias a que está Pemex ahí hay una colonia de petroleros, y la termoeléctrica, pero desde que yo era niña Tula está contaminada, también por estas empresas, y luego vienen los residuos de las aguas desde acá de la zona industrial de la Ciudad de México.

“Nunca ha existido un desarrollo económico adecuado para la región, siendo que la zona arqueológica que está ahí, donde creció la cultura Tolteca, es un atractivo turístico, que prácticamente se pierde porque la zona está contaminada”, sostuvo.

La gente, añade, se acostumbró a vivir así, pues son pocos los que protestan; sin embargo, el documental muestra la calidad de vida de los ribereños, quienes están en la parte de arriba de la presa. Ahí, menciona, había un pueblo que desapareció para que la obra fuera construida.

“Les prometieron agua (en el gobierno de Felipe Calderón) que nunca llegó y hay una región demasiado pobre, contaminada; parece que estamos en la India, pero es México. Lo que yo veo es que no hay un crecimiento ni un desarrollo económico, por eso casi todo mundo emigra de ahí. De mi generación, todos ya no están ahí. Ese es un claro ejemplo de lo que no debe de hacerse en una comunidad”, lamentó.

Tal cual cuenta el poblador Hilario Rosario, Nancy confirma que no sólo los adultos ocupan como enseres residuos que llegan del río, sino también los menores.

“Dicen que sí usan los niños esos juguetes que vienen en el agua negra. Me contaban que hay muchas enfermedades y a cada rato tienen que ir a la clínica, pero en este pueblo no hay, entonces tienen que ir hasta (la cabecera municipal de) Tula. Una familia dice que de chiquitos sus hijos a cada rato estaban en el doctor, por diarreas”.

El doctor Américo de la Cruz menciona en el filme que ese polvo, que es materia fecal, en temporada de seca se evapora y vuela.

“Es importante mencionar que la contaminación no sólo es a nivel suelo o agua, también está en el aire. Además, con esas aguas negras se riegan las hortalizas y esas hortalizas las consumimos”, añadió la documentalista.         

Sin agua, que sólo llega una temporada, se pudren las cosechas de maíz de los ribereños. En otras zonas, menciona, está bien el riego, pero insiste en que la calidad de vida de los ribereños es precaria, porque a la carencia de líquido se suma el daño al suelo por todos los componentes que tiene, como metales pesados.

Para realizar el proyecto, la también directora y productora de Las hijas de Eva (2006) y la serie Eros (2019), transmitida por canal 22, no encontró patrocinador, “nadie se interesó en el tema, porque estamos hablando de aguas negras”; no obstante, ella y su padre lo produjeron de manera independiente. Considera que los aportes importantes son los problemas de salud, la precariedad económica y el daño ambiental de la región.

La cineasta advierte: “Esto seguirá: el año que entra continuarán las lluvias y de nuevo habrá inundaciones, entonces la población está con la zozobra. Imaginen qué vida es esa”.

Río Negro, bajo la dirección y producción de Nancy Lilian de la Cruz, así como la producción ejecutiva de Américo de la Cruz, estará disponible en Filmin Latino del 1 al 31 de octubre.  

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