Novedades en la economía global

viernes, 10 de diciembre de 2010 · 01:00

MÉXICO, DF, 10 de diciembre (apro).- Desde que empezó la crisis, el mundo parece estar al revés. Durante años las dificultades económicas siempre provenían de algún país en desarrollo. En México, Corea, Rusia, Brasil y muchos otros países, la liberalización financiera generó problemas que estallaron y se extendieron al mundo entero. Las olas creadas desde la periferia llegaban al centro y allí eran dominadas.

En 2008 hubo un tsunami cuyo origen estuvo en los centros financieros de Estados Unidos y el Reino Unido, que afectó inmediatamente al mundo entero. En 2009 parecían haberse controlado los factores que provocaban presiones recesivas, gracias a la masiva intervención de los grandes bancos centrales y de sus gobiernos. En 2010 de nuevo se generaron grandes olas en el centro, ahora en la Europa del euro, debido a las dificultades de la deuda soberana, es decir, de la deuda de los gobiernos.

Luego de meses de incertidumbre, diciembre empezó con las aguas tranquilas luego del ´rescate´ irlandés y los ataques a la deuda portuguesa y española. Se piensa que es la calma que antecede una nueva tormenta que parece inevitable.

Se pronostica que el próximo a rescatar será Portugal, que enfrenta vencimientos de los bonos gubernamentales en los primeros meses de 2011 por 10 mil millones de euros. Si un nuevo rescate sucede, los siguientes pueden ser España y Bélgica.

Mientras tanto, en Estados Unidos, donde se originó la crisis, frente a la mejora de las condiciones económicas los bancos de ese país han decidido vender algunas de las empresas que se adjudicaron entre 2008 y 2009, aunque el desempleo sigue rondando 10%.

         Europa vive complicaciones regionales y nacionales. La unión monetaria tiene una contradicción fundamental: una moneda única con muchos presupuestos y diversas tasas de interés para la deuda de los gobiernos, de modo que la solución de los problemas actuales implica un avance en el proceso unitario que no es sencillo.

Los gobiernos nacionales respondieron a la debacle financiera con las herramientas a su alcance, con decisiones en función de sus propias condiciones políticas y con actuaciones determinadas por el tamaño de las dificultades de sus grandes empresas bancarias.

Unos gobiernos dejaron que los bancos quebraran, mientras que otros les ´rescataron´ haciéndose cargo de sus pasivos. De modo que el problema actual no es el de la deuda pública y el déficit fiscal, sino de bancos que para financiar un endeudamiento excesivo de empresas y hogares emitieron obligaciones que son deuda externa privada.

         Estados Unidos vive una situación en la que se crean muy pocos empleos –en noviembre fueron 39 mil, cuando se requieren 150 mil sólo para incorporar a los nuevos participantes en el mercado de trabajo--, con un gobierno paralizado por una oposición legislativa fortalecida y un banco central autónomo que ha decidió inyectar 600 mil millones de dólares en cuatro meses y que ya ha declarado que podría incrementar esa suma si la economía no responde.

Sin embargo, los problemas sociales se agravarán ya que dos millones de personas no obtendrán, este mes, el subsidio por desempleo, a menos que el Congreso autorice su ampliación, lo que obligará a Obama a hacer concesiones extraordinarias embarcándose en un programa de austeridad que afectará muy poco el cuantioso déficit fiscal estadunidense.

         En contraste, en muchos países en desarrollo se ha recuperado el crecimiento y su importancia mundial aumenta. No sólo China, India, Brasil y Rusia se fortalecen, también Indonesia, Egipto, Corea del Sur y Turquía.

En el mundo desarrollado se han abierto nuevos problemas sin que se haya resuelto cabalmente la crisis bancaria. En el mundo en desarrollo, la crisis generó dificultades que fueron sorteadas y, en presencia de un proyecto nacional compartido, se siguen aprovechando las circunstancias mundiales favorables para crecer y distribuir.

En América Latina la crisis afectó la producción 1.7%, pero con los crecimientos esperados para 2010 y 2011, de 5.7% y 4%, respectivamente, el producto regional habrá aumentado 8.5%.

Brasil estará a la cabeza de la dinámica regional, ya que para 2011 su PIB crecerá 11.7% respecto de su nivel de 2008.

México, con todo y que el presidente Felipe Calderón presume que ya salimos de la crisis, perderá participación, pues para 2011 nuestro PIB apenas crecerá 2% respecto de 2008.

América Latina fortalece su presencia mundial y México la disminuye.

         Ello se debe a que México desaprovechó el auge vivido en la región entre 2003 y 2008 y está desaprovechando las oportunidades que ofrece el crecimiento de la economía de China y de la India, demandantes de enormes cantidades de insumos.

Los gobernantes panistas, como en su momento los priistas, no han entendido que tener finanzas públicas sanas no es suficiente para que el país avance. Es apenas una condición, pero sin un mercado interno que amortigüe los vaivenes de la industria estadunidense, seguiremos instalados en una mediocridad económica oprobiosa.

         Por otro lado, el futuro inmediato para los europeos será difícil, ya que la crisis de la deuda soberana no ha terminado. Los estadunidenses seguirán debatiéndose entre los impulsos benéficos de la relajación cuantitativa y el inicio de la austeridad fiscal aplicada por la administración.

Así, los grandes países en desarrollo seguirán su marcha ascendente, disminuida por la contracción de la demanda europea y las dificultades estadunidenses.

Mientras México seguirá perdiendo relevancia económica mundial y la descomposición social seguirá aumentando. Ese es el sino irremediable de los tiempos panistas.

Comentarios: o_selley2001@yahoo.com

 

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