La simulación de los diputados
MÉXICO, D.F. (apro).- Un comentario misógino y violento, por parte de un legislador del PRI, ofendió tanto a las diputadas federales que pararon una sesión en la que se votaría la aprobación de una importante ley sobre trata de personas.
Mientras las priistas reclamaban a su compañero de bancada, las panistas vieron una rendija y buscaron imponer en la agenda el tema de los feminicidios. Claro, a su gusto, dado que a través de él enfilarían sus ataques contra el candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto.
Las perredistas no tardaron nada y también se sumaron al reclamo de discutir el tema de los feminicidios y rechazar los comentarios del diputado del PRI.
Nadie en su sano juicio puede siquiera aplaudir el dicho, la intolerancia y la misoginia manifiesta del diputado, sin embargo el tema no justifica, de modo alguno, la simulación que han asumido todos los partidos a lo largo de esta legislatura.
Muy ofendidas se sintieron las diputadas por un comentario misogino, que no fueron capaces de mantenerse en el pleno para aprobar una ley que ayudará en mucho a disminuir los ataques, no verbales o de actitud, sino la explotación en que viven cientos de mujeres, niños y hombres.
El Congreso tenía planeado discutir el pasado jueves 15 una nueva ley sobre trata de personas, tema donde México se pinta solo, ocupando los primeros lugares del mundo, tanto de consumo como de promoción de dicho mercado ilícito. No obstante, antes de que iniciara la discusión, las legisladoras del PRI hicieron bulla por el comentario deleznable contra las mujeres, de parte de su compañero de bancada.
Las panistas, en una simulación, respaldaron a las priistas y aprovecharon para intentar deslizar el tema de los femenicidios y enfilar sus baterías contra Enrique Peña Nieto, pues, como muchos saben, durante su gobierno en el Estado de México los asesinatos contra mujeres y la impunidad fue parte de su sello.
Tampoco se cuestiona que el tema fuera abordado, lo que parece ilógico y pone de manifiesto la simulación de todos los partidos es que los temas de fondo parecen no importar nunca en esta legislatura, y más bien se pierden en temas coyunturales. Esta vez, por ejemplo, el tema de los feminicidios daba para mucho, pues las panista lo engarzaban con el tema electoral, siendo Peña Nieto el candidato presidencial del PRI.
Los priistas, asustados de más ataques contra su candidato, optaron por desviar el tema, y al no lograrlo decidieron abandonar el salón, provocando la falta de quórum. Otros panistas, por lo menos 30, también se fueron. Lo único que lograron panistas y priistas fue impedir que la ley contra la trata de personas quedara trunca.
Si bien el próximo martes 20 se continuará con la sesión y seguramente será aprobada la citada ley, el punto aquí es “la simulación” de los diputados, quienes en su lucha electoral se pierden haciendo perder al país.
México lleva ya 50 mil muertos. Hay bloqueos, quema de camiones, cierre de avenidas y siembra de pánico de parte del crimen organizado en Guadalajara, Saltillo, Monterrey. También, asesinatos de defensores de derechos humanos, ingobernabilidad en varios puntos de la República, muertes de periodistas, más de 50 millones de mexicanos en pobreza, sequías y fallecimientos en la Tarahumara, mientras el crimen organizado va cada día más al alza --y siempre se puede llegar más alto--.
En suma, en medio de un Estado fallido los diputados se preocupan más por una ofensa, al grado de que bloquean una importante ley contra la trata de blancas.
Esto no es más que simulación. A las diputadas, muy ofendidas en su orgullo de ser mujeres, poco les importa realmente dar herramientas que ayuden a otras que están en verdaderos aprietos, siendo explotadas sexualmente.
Otro ejemplo de la inacción de esta legislatura, a la que por omisión también se debiera sancionar, es la falta de una ley contra el lavado de dinero, que no puede salir avante porque varios de los afectados, llámese notarios, han logrado frenarla.
Los diputados y diputadas han sido una vergüenza. No cumplen con su función de legislar lo verdaderamente urgente, pero, en cambio, suspenden una sesión bajo el pretexto de sentirse ofendidas por un comentario misógino.
Es cierto que no se pueden dejar pasar comentarios como éste, o los dichos del joven panista que puso de manifiesto su aversión por los matrimonios entre personas del mismo sexo, o el asesinato contra una activista transexual, ocurrido en Puebla, pero también es cierto que hay momento y lugar para cada tema.
El asunto de los femenicidios, que el pasado jueves 15 se pretendió imponer en la Cámara de Diputados, no es nuevo. Legisladores y legisladoras tuvieron tres años para abordarlo y presentar propuestas de solución, subirlo a tribuna y concretar acciones para cerrar el paso a estos constantes y deleznables asesinatos, pero no lo hicieron.
Ahora, como el tema electoral lo amerita, y como se trató de un suculento dulce para los panistas y la gran oportunidad de utilizarlo contra el PRI, lo sacaron a relucir. Y pareciera que, ahora sí, las panistas son grandes defensoras de las mujeres, pero ¿qué hicieron en los dos años y medio que llevan como diputadas para acabar con esto? ¿Qué hicieron las priistas, que tan ofendidas están por un comentario misógino de su compañero de bancada? Nada. ¿Y el PVEM, que en luchar de luchar por la dignidad lucha a favor de la muerte?
Aparte se ubican los partidos de izquierda, que han tenido el tema de las mujeres como parte de su plataforma política y asunto de lucha.
Lo ocurrido el pasado jueves en San Lázaro no fue más que una simulación de diputados y diputadas, ciertamente con una consecuencia: al agresor lo tumbaron de su candidatura al Senado, pero… ¿y lo realmente urgente? Son casi tres años de legislatura perdidos, mientras el país se vuelve cada minuto más sangriento, insensible, ingobernable, terrible para todos.
Diputadas y diputados como esos, la verdad, no han servido de mucho en esta crisis de gobernabilidad que se vive en el país. ¿Qué es peor: ser un político simulador, arribista, busca chambas, tapadera de gobernadores, de los abusos del gobierno federal y sus robos, o ser un diputado misogino? Es igual de condenable, pero el punto no es sólo la expresión de un diputado, es la inacción y falta de ética de los políticos, quienes sentados en sus curules ven la muerte instalada en México sin hacer nada.
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