Las represalias de una secta
MÉXICO, D.F. (apro).- — Sigfrido, acompáñeme, quiero hablar con usted.
— ¿Y de qué quiere hablar?
— Le quería decir que si puede venir el lunes por su finiquito, ya no venga el sábado ni el domingo a trabajar.
Con estas palabras María del Carmen Quezada, jefa de Recursos Humanos del Club de Golf Chapultepec, le avisó a Sigfrido García Durán, jefe de seguridad de la institución, que estaba despedido. Esto ocurrió el pasado viernes cuatro de mayo, el mismo día en que Proceso publicó el artículo “Una secta secuestró mi trabajo”.
El texto en mención reproducía los testimonios de Sigfrido García Durán y Rosa Laura Espinoza Velázquez, exrecepcionista del Club de Golf Chapultepec. Ambos denunciaron cómo el gerente de la asociación, Vicente Villa San Martín, obligaba a los empleados del centro deportivo a asistir en horas de trabajo a cursos de Cienciología, una secta denunciada internacionalmente por prácticas delictivas, que incluyen extorsión, trata de personas, explotación a menores de edad y fraude.
De acuerdo con el testimonio de Sigfrido García Durán y Rosa Laura Espinoza Velázquez, el gerente del Club de Golf Chapultepec, un prominente miembro del culto, desvía recursos de los socios del centro de recreación para pagar cursos de la Dianética, además de que compró cámaras de video y grabadoras de voz para extorsionar a los socios.
Como consecuencia de su denuncia, Sigfrido García Durán perdió su trabajo. Y Rosa Laura Espinoza Velázquez ha sufrido amenazas de intimidación que la han puesto en un estado de alerta. Incluso me pidió retratar su miedo con esta frase: “Cualquier cosa que pase hago responsable a la Cienciología y a Vicente Villa San Martin.
Ambos extrabajadores denuncian que sus actuales y antiguos compañeros de trabajo del Club de Golf Chapultepec escucharon de voz del gerente que debían permanecer callados, o, de lo contrario, correrían la misma suerte de Sigfrido y Laura. Les prohibieron cualquier tipo de comunicación con ellos.
Como consecuencia de la publicación del artículo, Vicente Villa San Martín ordenó retirar las cámaras y micrófonos provisionalmente mientras empleados incondicionales extraen documentación oficial y contable escondiendo evidencia. Esta orden la dio el responsable de las cámaras de seguridad del Club de Golf Chapultepec, Juan Horacio Morales Aguilar, comprobaron Sigfrido y Laura.
Para dimensionar la importancia de la denuncia de los dos extrabajadores hace falta destacar qué es el Club de Golf Chapultepec. Se trata de uno de los puntos de reunión más exclusivos de México. Es una sociedad anónima integrada por los empresarios con más poder e influencia en el país. Los socios se limitan a pagar sus cuotas, pero el manejo operativo lo dejaron en manos de Villa San Martín, un destacado miembro de la Cienciología.
La Dianética, como pasa con la mayoría de las sectas, utiliza estrategias de engaño e infiltración para ganar nuevos adeptos. En el caso de la Cienciología –otro de los nombres utilizados por este culto— ofrecen cursos de capacitación y de superación personal como gancho inicial. Poco a poco, la secta logra que sus seguidores le den sumas cada vez más grandes de dinero, además de separarlos de antiguos amigos y familiares para dedicar la mayoría de su tiempo a las actividades del credo.
Revistas, periódicos, documentalistas y académicos han revelado decenas de investigaciones sobre los abusos de esta secta, que ha sufrido problemas legales en Francia, Rusia y Alemania. Proceso en su edición 1846 publicó testimonios de cuatro exmiembros del credo, todos con distintos casos de abuso, que incluyen desde violación a menores de edad, hasta trabajos forzados y trata de personas.
La Dianética, además, se vale de rostros “laicos” para ganar más adeptos, como el caso de Narconon, una supuesta asociación civil para combatir el abuso de drogas, o Entiende Más Logra Más, una organización que difunde libros de texto del fundador de la secta, Ronald Hubbard, con el presunto fin de ayudar en el proceso de aprendizaje de los estudiantes.
Esta secta ha logrado infiltrarse en La Lotería Nacional y la Administración Federal de Servicios Educativos (Proceso 1822). Lo más alarmante, es que actualmente busca su registro como religión ante la Secretaría de Gobernación.
Vale la pena aclarar que la intención de Villa de convertir a los empleados del Club de Golf Chapultepec al credo no es una iniciativa individual. Ronald Hubbard escribió en “Lo que esperamos de un Cienciólogo”, su plan de diseminar “lugares claves, por cualquier medio, la jefa del club de damas, el director de personal de una compañía, el secretario del presidente, el consejero del sindicato, cualquier punto clave”.
Esta estrategia no es exclusiva de la Cienciología. Es bien sabido que, sobre todo en los espacios gubernamentales, los trabajadores son obligados a afiliarse al partido en el poder para no perder su empleo. Lo mismo ocurre en la iniciativa privada. Un empleado de la bolsa de trabajo Manpower me contó que existen empresas que exigen como requisito que sus nuevos prospectos pertenezcan a un culto en particular. Es el caso del Banco Compartamos, que acepta únicamente a católicos en activo.
El acoso ideológico y de credo a los trabajadores mexicanos es una estampa más de cómo son violados sistemáticamente los derechos de los empleados en un país que permite el trabajo infantil, la subcontratación sin goce de prestaciones, la explotación recurrente y la aniquilación de la antigüedad.
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