La educación en tiempos electorales

jueves, 17 de mayo de 2012 · 23:11
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Apenas como instantes, frases de segundos en los spots que buscan el glamur de la pose y el gesto, remembranzas de logros efímeros y atisbos de viejas frases hechas, el tema educativo parece menos que importante para la mayoría de los candidatos a la Presidencia de la República. En el primer debate entre los candidatos, y en lo que está ocurriendo días después del mismo, la potencialidad que podría ser un motivo de apoyo y desarrollo para los ciudadanos de este país y lo que se sabe respecto de los efectos positivos que tiene la educación en las personas o, por el contrario, la angustiosa condición de precariedad que existe en millones de ellas alejadas de toda posibilidad de aprender o de mantenerse en la escuela, fue y ha sido tan sólo sugerido como importante por parte de una exsecretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota; de un exgobernador, Enrique Peña Nieto, y del representante del brazo político del SNTE, Gabriel Quadri, quienes por esas condiciones deberían, por lo menos, haber puesto el acento en lo que constituye el futuro del país: la educación de los jóvenes y la producción de aprendizajes y conocimientos. Sin embargo, no fue así porque para la exsecretaria de la SEP lo crucial fue proponer hacer ley (!) la Alianza para la Calidad Educativa (ACE) –que no ha alcanzado ningún resultado relevante ni ha podido concretar ninguno de los objetivos que hubieran implicado una reforma en la educación y el magisterio–, que los estudiantes tengan cuentas bancarias y un programa de niños talento (que por cierto tiene años en marcha en el Distrito Federal). Asimismo, para el representante de la otra SEP, del sector que obligó a la exsecretaria a aceptar todas sus condiciones, funcionarios-parientes y hasta una millonada de recursos líquidos (recientemente se ha dado a conocer la cifra de 6.5 millones tan sólo por concepto de cuotas que maneja la cúpula cerrada del SNTE) para apropiárselos de la peor manera corporativa, Gabriel Quadri, el tema educativo fue tocado en temas por demás trillados y abstractos, como el de la obligatoriedad del bachillerato, la calidad de la educación o la creación de una Secretaría de Ciencia y Tecnología, pero nunca eludió su condición de ser parte del engranaje pernicioso que ha causado los peores desastres en materia educativa en los últimos años. El que sí repitió su falta de interés por los asuntos de la educación y de la lectura fue, ni más ni menos, que el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, quien no pasó de recomendar computadoras e internet, y más cobertura en la educación media superior. En general, como puede constatarse, el enfoque que está detrás de estas minúsculas referencias a un tema tan importante es el de una educación para el mercado, para capacitar empleados y trabajadores en competencias que puedan elevar la productividad y la competitividad del país, como si la educación per se pudiera hacer eso, y como si ésta sólo tuviera fines económicos. Para estos candidatos a la Presidencia, la educación debe remitirse al empleo (con todo y que los egresados no lo obtengan de forma satisfactoria) y mantenerse como un mecanismo de manipulación política y sindical, o bien como un instrumento de beneficio para una minoría de privilegiados. El único candidato que ha propuesto algo coherente y con sustento es Andrés Manuel López Obrador, quien está confiando en los grupos de expertos, en el trabajo de investigadores y en estudios y propuestas que se han realizado desde hace muchos años, para definir un programa alternativo en el sistema nacional de educación, de ciencia y tecnología, y por ello ha decidido que este programa y los trabajos de construcción de una nueva política de Estado en estas materias estén bajo la conducción de reconocidos personajes en el sector, como Juan Ramón de la Fuente y René Drucker. Y es que la realidad que se vive en la educación y en la ciencia del país no da para improvisaciones ni ocurrencias, como se sigue presentando después del debate, ahora con las idas y venidas de la prueba universal para el magisterio o con las negociaciones en lo oscurito entre el nuevo secretario del ramo, José Ángel Córdoba, y la cúpula del SNTE. El nivel que ha alcanzado la crisis educativa en el país, el abandono de millones de niños y jóvenes, los recortes a la investigación, a las plazas de maestros y académicos universitarios, la profundización en los niveles de desigualdad cognitiva y de aprendizajes que está ocurriendo por efecto de la ACE, de una política pública errática y equivocada, por la falta de autoridad intelectual y moral de los secretarios del ramo que se han sucedido, hoy abrazados a candidatos de poca monta y escasa proyección, no ha sido motivo de análisis, ni de mención siquiera, por parte de los candidatos del “orden y el progreso”. Y esto, por la trascendencia que tiene, y por el peligro que representa seguir con lo mismo, debe pararse en seco. Volver a tener seis años más de demagogia y de incertidumbre para maestros, universidades, investigadores e instituciones escolares nos puede llevar al borde del abismo. Espero que los ciudadanos no permitan con su voto que ocurra un paso hacia adelante en este sentido.

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