Momento crucial

martes, 12 de junio de 2012 · 23:01
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La campaña electoral ha entrado en su momento crucial. Una serie de cambios en la situación del país y en el estado de ánimo de muchos electores han alterado bruscamente el escenario. Los candidatos se ven obligados a tomar resoluciones decisivas. A los cambios en la situación se sumará el cruce de decisiones contrapuestas de los equipos electorales, creándose así una nueva realidad. El principal cambio provino –como lo pronosticábamos en nuestro ensayo Los límites del neoliberalismo publicado en Proceso 1849 y 1850– de la entrada en acción de un sector muy importante del pueblo: los estudiantes universitarios. Las posiciones del movimiento, críticas de los medios televisivos y del candidato que ha sido fabricado por ellos, se despliegan en un abanico cuyo centro es el individuo, respetado y sublimado en la multitud. El centro de esa diversidad es la democratización de los medios de difusión y el “no voto” por el candidato del PRI Enrique Peña Nieto. El movimiento #YoSoy132 es un hermano de otros similares que han surgido en más de 80 ciudades del mundo en los últimos dos años, y crece de día en día, o mejor dicho, de hora en hora. Los movimientos no son homogéneos y, sin embargo, tienen mucho en común. Los indignados del mundo árabe, cuyo símbolo es la toma de la plaza de Al-Tahrir (Liberación) en El Cairo; los indignados españoles que salieron el 15 de mayo de 2011 –con lemas como “Pienso luego estorbo”, “Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir” y “Dormíamos, despertamos”– han dado la vuelta al mundo; los de Islandia, Grecia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Chile y Brasil, que no son menos creativos, tienen algo de inédito y su fuerza como elemento de presión crece. Pero el #YoSoy132 tiene también raíces profundas en la realidad nacional. Desde principios de los años 60 el movimiento universitario mexicano se ha transformado en un sujeto independiente, particular, diferente, capaz de grandes movilizaciones nacionales que han estado presentes, entre otros, en el 68, en movimientos de diferentes tipos de los años 70 y en la gran huelga de 1986-1987. La multitudinaria asamblea de representantes de 50 universidades del país en las “islas” de la ciudad universitaria el 5 de junio nos ha dejado en las relatorías de las mesas un complejo de medidas para defender la legalidad democrática del proceso electoral: –No a la imposición mediática de cualquier candidato a elección popular. –Que el IFE haga público el código fuente y el algoritmo para que puedan ser revisados por una comisión civil. –Que el debate entre candidatos se transmita en vivo y en cadena nacional. –Construir un centro de cómputo ciudadano independiente que tenga observadores en todas las casillas. Que el IFE reconozca a los observadores del movimiento #YoSoy132. –Si se produce un fraude electoral, este movimiento se mantendrá organizado para hacer lo que se tenga que hacer después de la elección. Es decir, existe una nueva fuerza social surgida el viernes 11 de mayo que –a diferencia de Morena– se propone participar en forma organizada en el proceso electoral, no para apoyar a un candidato, sino para asegurar condiciones de igualdad. Pero los integrantes de #YoSoy132 han ido mucho más lejos: han planteado medidas para darle una organización al movimiento que prevén como algo duradero. Se consideran una fuerza autónoma de cualquier partido político, y en el exterior han comenzado a vincularse con los movimientos sociales afines. Utilizan todas las redes para difundir sus decisiones e iniciativas, participando eficazmente en lo que ya es una guerra en el Facebook y Twitter, y convirtiendo al #YoSoy132 en un Trending Tropic mundial. Además, sus críticas a la situación actual del país tienen un fuerte, si bien vago, contenido antisistémico. Hay muchas diferencias, pero también una gran capacidad de diálogo, tolerancia y paciencia para ir de abajo hacia arriba, construyendo una unidad sin estrujar al individuo y, sin embargo, capaz de acción colectiva instantánea. Pero el efecto más importante de #YoSoy132 ha sido desbaratar la jaula de miedo que encerraba a la opinión pública. Una jaula que había construido Felipe Calderón a lo largo de seis años. Si los estudiantes se atreven, ¿por qué no todos? El proceso ha abierto nuevas posibilidades al movimiento social que inevitablemente coincidirá con el discurso, pero, sobre todo, con la posición práctica y la integridad del candidato del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador. Una vez más, el movimiento estudiantil da la señal para la manifestación de estados de ánimo profundos del pueblo. Descartamos decididamente la posibilidad de que el movimiento #YoSoy132 pueda disolverse antes del día de las elecciones. La indignación de los estudiantes ya se está pasando a otros sectores, y la disposición a votar por un gran viraje del país hacia nuevos horizontes está creciendo.

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