La detención de Elba Esther no cambia nada
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El cambio educativo no pasará por el SNTE, pero tampoco ocurrirá sólo a partir de la escandalosa detención de Elba Esther Gordillo. No pasará por esa organización porque ese sindicato multimillonario andará como apestado, a partir de ahora y durante un buen tiempo, al igual que sus líderes, los familiares y principales aliados de la ahora exdirigente, quienes deberían dar la cara a pesar de estar viviendo uno de sus peores momentos políticos.
En este contexto la detención de Gordillo no significa nada ni debe ser vista así como para “detonar” la denominada reforma educativa, que fue aprobada e incluida en una modificación al artículo tercero constitucional apenas hace unos días.
Dicho cambio, como puede apreciarse, ha servido más bien para ahondar un conflicto político, que ya lleva bastante tiempo, entre el PRI, la cúpula del SNTE y grupos de maestros dependientes de ésta, y apunta a un cambio en el patrón de control sobre el magisterio, antes en manos de un grupúsculo mafioso enquistado en un sindicato y auspiciado por distintos gobiernos, federal y estatales, y ahora concentrado en el aparato político burocrático de la SEP.
Confiar en que con el encarcelamiento de uno de los personajes más siniestros de la vida política entraremos a la fase histórica de la gran reforma educativa dista mucho de apegarse a la verdad. Faltarían muchas cosas por hacer, pero sobre todo que discutir y precisar, para que esto fuera una realidad en la deteriorada condición en la que se encuentra la educación nacional.
Esto pasa, entre otras cosas, porque con la propuesta del actual gobierno que se orienta a reproducir (ya se ha hecho años antes) un examen de oposición para la obtención de una plaza de profesor, y otras tantas pruebas de evaluación al magisterio en ejercicio, la calidad de la enseñanza no podrá mejorarse, ni tampoco con ello ocurrirá, como en un acto milagroso, la tan ansiada y necesaria reforma educativa.
Si no se forma antes a los maestros desde bases y plataformas integrales de nuevos conocimientos, de sus capacidades para el desarrollo del aprendizaje del alumno, y no se modifica la actual y burocrática, onerosa y dispendiosa gestión escolar; si no se altera de forma estructural el actual funcionamiento de la SEP, tanto a nivel federal como estatal, y no ocurre una verdadera participación de los actores del proceso educativo, entre otras cuestiones de verdadera importancia y urgencia, con Elba Esther Gordillo en la cárcel se tiene un impacto mediático (tan a tono con la práctica de lograr imagen y apariencia) para el actual gobierno del PRI, pero no más que eso. Vaya, tampoco es lo de menos.
Fragmento del análisis que se publica en la edición 1896 de la revista Proceso, ya en circulación.