Las "estadísticas chatarra" de Osorio

lunes, 15 de abril de 2013 · 21:47
MÉXICO, D.F. (apro).- El gobierno del priista Enrique Peña Nieto asegura que la violencia y los asesinatos han disminuido en México (se apilan ya 4 mil 451 cadáveres en lo que va del sexenio, 34 diarios), pero el solo dicho oficial y la promesa de no mentir no implica que la información sea verdadera. Tres elementos fundamentan esta desconfianza: El primero es que el supuesto decremento de 17.1% en ejecuciones es con respecto a los últimos cuatro meses del sexenio de Felipe Calderón, pero éste ordenó, desde septiembre de 2011, ocultar la información y el gobierno de Peña no ha dicho si la tiene y, menos, la ha dado a conocer. El segundo elemento de incredulidad es que la Secretaría de Gobernación, que encabeza Miguel Angel Osorio Chong, manipula sus propias cifras, como se demostrará más adelante, y en tercer lugar hay evidencias de una política de ocultamiento de asuntos relevantes, como el número de desaparecidos en el sexenio y el estado que guardan los casinos. Por si esto no es suficiente para generar reservas sobre la información oficial sobre la violencia, la convocatoria de Osorio Chong a periodistas, académicos y legisladores a participar como testigos en la evolución criminal quedó en demagogia al día siguiente, cuando el subsecretario Eduardo Sánchez, improvisado vocero en la materia, declaró simplemente cerrada esa opción. En este mismo espacio se analizó, el lunes 8, la evolución de las cifras oficiales de asesinatos en lo que va del gobierno de Peña y cómo hasta algunos medios –Milenio, Reforma y La Jornada-- las han dado a la baja, algo que Osorio Chong celebró para sustentar sus cuentas alegres que no lo son tanto. Y no lo son porque, como dice el especialista Edgardo Buscaglia, la baja en los homicidios no significa debilidad del crimen, porque la delincuencia organizada no es sólo homicidios, sino lavado de dinero, extorsiones masivas, trata de personas, secuestros… “La estadística de homicidios ligados a grupos criminales dada a conocer por Osorio Chong es simplemente estadística chatarra, pues además de que el sistema judicial mexicano no procesa ni esclarece la mayoría de los homicidios, muchos cuerpos que aparecen baleados pueden estar o no ligados a grupos criminales, pero nunca se conoce la evidencia al respecto como para poder contabilizar homicidios mafiosos o no mafiosos.” El consultor de la ONU declaró al diario El Financiero: “Ya tuvimos 12 años de disparates mediáticos y de cortinas de humo, y si el PRI se quiere diferenciar de su historia de décadas, tiene que comenzar a hablar con un poco de verdad". Y sí: Osorio y Sánchez informaron, el martes 9, que de diciembre a marzo se registraron 4 mil 249 “homicidios presuntamente relacionados con la delincuencia organizada” que, sumados a los 202 de la primera semana de abril, suman 4 mil 451. “El mismo indicador en el último cuatrimestre de la administración anterior alcanzó 5 mil 127; ello significa una disminución de 918 homicidios, lo que representa un decremento de 17.1%”, puntualizaron y también hubo otra caída, sólo que de 14%, con respecto de los primeros tres meses del año pasado: De 4 mil 934 pasó a 4 mil 249, 685 menos. El punto es que los mexicanos no sabemos si esta comparación a la baja es cierta, porque –insisto-- Calderón ordenó ocultar esta información desde septiembre de 2011, el año más violento de su sangrienta gestión, y desde entonces no hubo ningún dato oficial. Y como el gobierno de Peña tampoco ha difundido la base de datos sobre los homicidios dolosos de septiembre de 2001 a noviembre de 2012, que toma como base para su comparación, entonces sus cifras no son de fiar y pueden estar maquilladas a su conveniencia. Este no es un aserto gratuito: En las propias cifras que presentó Osorio Chong hay evidencias de manipulación a la baja que ya habían sido dadas a conocer como oficiales. En los comunicados 26 y 40, de febrero y marzo, respectivamente, la Secretaría de Gobernación informó que en diciembre se cometieron mil 139 asesinatos, mil 104 en enero y 914 en febrero, “el número más bajo reportado en los últimos 40 meses”, para un total de 3 mil 157. Sin embargo, el martes Osorio Chong aseguró que en diciembre hubo mil 129 asesinatos --diez menos de lo informado-- y en enero mil 105 --uno más--, lo que representa que se restaron 9 homicidios dolosos, para un toral de 3 mil 249. Esta cifra, a la que se le añaden los mil 101 asesinatos cometidos en marzo y los 202 de la primera semana de abril, sumarían 4 mil 460 y no 4 mil 451. A esta manipulación se añade el ocultamiento de Osorio en el número de desapariciones de personas en lo que van del actual gobierno y que contrasta con la “transparencia” que se le ha dado a las del sexenio pasado, que superan las 26 mil. Osorio también sigue guardando silencio en el escándalo de los centros de apuestas que operan en México y que, en los 12 años de gobiernos panistas, se volvieron un caos: El 14 de enero, prometió que en “un par de días más” daría información al respecto. Han pasado ya tres meses y nada. Osorio ofreció, también, invitar a periodistas, representantes de medios, académicos y legisladores a “transparentar la metodología” sobre las cifras de la violencia para que realmente generen certeza, pero el mismo día siguiente de la convocatoria el propio Sánchez la declaró cerrada para quien quiera participar. ¿Es creíble, entonces, la baja en la violencia como dice el gobierno de Peña? Así no… Apuntes Las 4 mil 451 personas asesinadas en lo que van del sexenio no son “los muertos de Peña”, respondió el secretario de Gobernación, porque “no son muertos que le correspondan a una persona”. Nadie dice que Peña es culpable de haberlos matado (como a Calderón tampoco con los cerca de 100 mil en su sangrienta gestión), pero es inobjetable su responsabilidad como autoridad máxima del país: nada menos que jefe de Estado. ¿Cuántos homicidios se compromete que habrá al final del gobierno?, se le preguntó a Osorio. “Sería irresponsable totalmente comprometerse a cifras”. Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado

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