La visita de Parolin a México

lunes, 21 de julio de 2014 · 12:33
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La desmesurada y melosa acogida del gobierno al secretario de Estado y número dos del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, refleja el interés de Enrique Peña Nieto por guardar una excelente relación con la Iglesia mexicana y con la Sede Apostólica. Porque existe una creciente preocupación por la inesperada actitud crítica del episcopado ante las reformas y el rumbo que está tomando el país. Recordemos que en abril los prelados mexicanos presentaron un conjunto de preguntas críticas sobre los contenidos de las reformas fiscal, educativa, política, energética y mediática. Los cuestionamientos están posicionados en un documento titulado “Por México ¡ACTUEMOS!”. En dicho pronunciamiento, los obispos, en cinco bloques de preguntas, expresan inquietudes sobre la orientación del país. Es decir, no son interpelaciones que buscaban sólo la aclaración, sino que constituyen verdaderas objeciones a los asuntos que abordan las grandes reformas que han venido siendo votadas por las cámaras. Por ejemplo, en relación con la hacendaria, los obispos inquieren en el texto sobre el destino de la renta para que sea utilizada con honestidad y transparencia en la construcción de una nación con menos desigualdades, que favorezca el empleo digno. Por lo que concierne a la reforma electoral, los prelados piden que se superen las artimañas de los políticos más habilidosos que lucran con el poder. Sobre la reforma energética, los obispos se preguntan sobre su orientación social; advierten del aprovechamiento de unos pocos, sentenciando que si la persona humana no está por encima del dinero, el dinero le pondrá precio a cada persona. En ese sentido abordan sus cuestionamientos a las reformas en telecomunicaciones observando: ¡Sin verdad y sin justicia los monopolios sólo cambiarán de manos, la manipulación de la opinión pública y de los contenidos la definirán los intereses dominantes! Los obispos objetan la indiferencia con que asumimos nuestra circunstancia, al banalizar la pobreza de más de 50 millones de mexicanos, muchos en una miseria que los condena a morir sin atención médica... *Exconsejero del Instituto Electoral del Estado de México y especialista en el estudio de las religiones. Fragmento del análisis que se publica en la edición 1968 de la revista Proceso, actualmente en circulación.

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