La crisis de Michoacán
MÉXICO, D.F. (apro).- A su llegada a la silla gubernamental Silvano Aureoles anunció que no permitirá que sigan operando las autodefensas en Michoacán y olvidó que el problema en la entidad es el crimen organizado al cual no le dedicó un mensaje tan duro como a estos grupos que protegen sus tierras, negocios y familias principalmente en la zona de la costa.
Aureoles ha enviado varios mensajes contra las autodefensas y desde hace meses ha habido una especie de “campaña de limpieza” contra estos grupos ciudadanos armados que se defienden ante la ineficacia de las autoridades estatales y federales para combatir al crimen organizado, llámese Cartel de Jalisco Nueva Generación, Caballeros, H3, Viagras o Familia Michoacana, que se disputan un territorio estratégico para el negocio de las drogas.
El gobernador perredista ha enfilado sus primeras declaraciones contra las autodefensas y, al mismo tiempo, ha anunciado la llegada de cuatro mil elementos del Ejército y la Policía Federal para “blindar” Michoacán del crimen organizado como lo intentó hace ocho años Felipe Calderón y luego Enrique Peña Nieto en el 2012, con resultados nulos.
“No puede haber ciudadanos armados haciendo tareas que le tocan al gobierno. Le reconozco a muchos que se la jugaron y estuvieron al frente; no vamos a cometer ninguna injusticia, pero también este desorden abre la ventana para que muchos aprovechen haciendo males aduciendo que son autodefensas”, dijo Aureoles durante la firma de Mando Unificado en el municipio de Tuzantla.
En el fondo el gobernador de Michoacán ha lanzado un mensaje de impunidad a todos aquellos funcionarios del gobierno pasado, incluyendo al exmandatario Fausto Vallejo y su hijo Rodrigo, que se ha comprobado tuvieron vínculos con los Caballeros Templarios.
Tampoco toca de manera directa a los nuevos jefes de los grupos criminales que siguen asolando a la población y que ya han sido identificados desde hace tiempo como los hermanos Farías en Tepalcatepec.
Con una deuda financiera que podría acercarse a los 50 mil millones de pesos, la economía totalmente parada, el desempleo boyante y la violencia cabalgando de nuevo por los viejos caminos de Michoacán, el nuevo gobernador parece repetir la historia de los últimos tres gobernadores, dos de ellos de su propio partido –Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy— quienes no tocaron las estructuras del crimen organizado y simplemente se dedicaron a administrar el conflicto.
La llegada de Aureoles parece que no habrá de significar un cambio en Michoacán pues su esperanza radica en sacar beneficio de su cercanía con el presidente Enrique Peña Nieto de quien tuvo el ofrecimiento de apoyarlo para sacar del atolladero al estado.
La mala noticia para Aureoles es que Michoacán no es una prioridad para Peña Nieto un presidente que se encuentra más preocupado por mantener a flote la segunda mitad de su administración y enfrentar la peor crisis de gobernabilidad y de derechos humanos desde el mandato de Carlos Salinas de Gortari.
Twitter: @GilOlmos