El destino de Radio Educación

viernes, 25 de septiembre de 2015 · 21:20
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Los espacios de libre deliberación pública y que honran la diversidad y la pluralidad como Radio Educación deben ser objeto de todo el apoyo institucional y legal para que cumpla su función social en las mejores condiciones sociales. No es sólo una apreciación cargada de empatía gratuita con esa emisora, sino resultado de un análisis de su contribución a la sociedad mexicana. Veamos. Primero. Radio Educación es la primera emisora pública fundada en 1924 por José Vasconcelos con el objetivo de gran calado de que los medios eran (y siguen siendo) un instrumento de primera importancia en la socialización de conocimiento para crear ciudadanía. Hoy ese objetivo sigue vigente como proyecto de nación para contagiar las prácticas democráticas que mucha falta le hacen al país. Con muy poco, Radio Educación ha hecho mucho. A los hechos me remito. Radio Educación tiene en su haber la fonoteca más grande del país y fue la primera que adoptó las mejores prácticas internacionales para la conservación de sus contenidos. Ha dotado de 118 programas a las estaciones de servicio público del país. Ha ganado varios reconocimientos internacionales por sus contenidos, entre ellos el de la Unesco por 35 años de grabaciones de Jaraneros de Tlacotalpan, las cuales han sido incorporadas a las Memorias del Mundo de la propia Unesco. Radio Educación se ha adelantado a sus tiempos políticos y legales para operar como un auténtico medio público que ve en la crítica y en la cabida a los más distintos puntos de vista sin censura alguna. Segundo. En efecto, Radio Educación ha dado acompañamiento a los movimientos sociales de todo tipo escuchando las distintas posturas para enriquecer con contenidos sociales al radioescucha para que norme su criterio sin sesgos ideológicos o informativos. En ese hilo conductor no es ajeno el Comité Técnico de Evaluación que revisa proyectos radiofónicos, una entidad paritaria en donde concurren autoridades, el sindicato de trabajadores y productores independientes. En el 2008, sin tener obligación legal alguna, fue la primera emisora del país en crear la figura del Defensor del Radioescucha que 6 años después fue incluida en la actual Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR). Si lo anterior fuera poco, Radio Educación ha ido mejorando día con día su sistema de transparencia y de rendición de cuentas. En cualquier Estado democrático de derecho lo que hace Radio Educación como medio público sería cotidiano y propio del día a día. Ahí está la National Public Radio de Estados Unidos o los medios públicos de Alemania que funcionan a imagen y semejanza de Radio Educación tan sólo por citar dos ejemplos. El sentido común aconsejaría que la noción de medio público prevista en la LFRT debería abrevar del modelo probado de Radio Educación y tener a su comunidad como asesor de cabecera del Instituto Federal de Telecomunicaciones. Bien se ha dicho que el sentido común es el menos común de los sentidos. Y este caso no es la excepción. Tercero. En el mundo al revés un medio público que es reconocido como tal por la comunidad internacional y que funciona de esa manera internamente ha sido castigado presupuestal e institucionalmente. Las cosas en el país empiezan poco a poco a cambiar. El hartazgo social cada vez encuentra menos cabida en la resignación de un destino fatal que no puede modificarse. Ha sido momento desde tiempo atrás que a Radio Educación se le otorgue no sólo una FM, sino varias, sobre todo en los estados donde se registra un menor desarrollo, como mecanismo de fortalecimiento de la autoestima personal, de transmisión de conciencia crítica y de aliado de la alfabetización mediática inexistente en México. El IFETEL hasta ahora no se ha dado por enterado de esta necesidad social a pesar de ser, formalmente al menos, un organismo autónomo constitucional, que no debería tener una agenda política contraria a los mejores intereses del país. Además, Radio Educación debe adquirir un acta de nacimiento jurídico que refleje lo que realmente es, un medio público al servicio de la comunidad. Para tal efecto, se requiere dotarle de personalidad jurídica propia, autonomía presupuestal e independencia editorial con participación ciudadana. Cada vez que veo lo que pasa en el canal 22 con su iletrado director Raùl Cremoux y sus esfuerzos para restaurar la censura, aprecio más la importancia de que Radio Educación debe hacer la diferencia. El aguerrido sindicato, el inteligente y hábil director, Antonio Tenorio y la comunidad de Radio Educación han hecho un frente común para poder aportar mejor su gran capital acumulado como medio público. El IFETEL, la SEP y el Congreso de la Unión tienen la palabra. @evillanuevamx ernestovillanueva@hushmail.com

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