Venezuela: el diálogo se abre paso

lunes, 31 de octubre de 2016 · 12:50
BOGOTÁ (apro).- La reunión exploratoria que tuvieron el domingo en Venezuela el gobierno y la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) arrojó resultados sorpresivos para quienes se muestran escépticos frente a las posibilidades de que una negociación política pueda abrir un camino de solución a la crisis que vive ese país. De entrada, las partes se comprometieron a instalar cuatro mesas temáticas que se ocuparán de discutir asuntos de fondo: paz y respeto al estado de derecho; verdad, justicia, derechos humanos, reparación a víctimas y reconciliación; situación económica y social; y generación de confianza y cronograma electoral. El esquema de la negociación que se abre paso en Venezuela parece un proceso de paz en toda forma. Y lo más importante es que tiene un carácter preventivo. Esto, porque sin un diálogo nacional el país corre un riesgo muy alto de que la confrontación política se traduzca en una escalada de violencia entre una mayoría de la sociedad que se siente avasallada por un régimen autoritario y las Fuerzas Armadas, cuya cúpula está alineada con el gobierno del presidente Nicolás Maduro, acompañadas de los grupos de choque chavistas conocidos como “colectivos”. El gobierno sabe que uno de cada tres venezolanos está dispuesto a participar en las jornadas de protesta que ha convocado la opositora MUD para repudiar la decisión de los tribunales de justicia y el Consejo Nacional Electoral (CNE) –que en ambos casos responden a las directrices del Ejecutivo—de suspender el proceso de recolección de firmas para convocar a un referendo revocatorio contra Maduro. Por eso es fundamental que entre los temas que van discutir delegados del gobierno y de la MUD figure el de “respeto al estado de derecho”. Seguramente los representantes de Maduro van a argumentar en la mesa de negociaciones que deben respetarse las decisiones “soberanas” de los tribunales de justicia y del CNE, mientras que los voceros de la MUD partirán de que en Venezuela no existe una separación real de poderes. Aunque no será una negociación fácil, por las muestras de inflexibilidad que ha dado en forma reiterada el gobierno de Maduro, es mejor que exista el diálogo a que las partes mantengan la confrontación en las calles. Las multitudinarias manifestaciones de la semana pasada, en las que participaron más de un millón de personas en las principales ciudades del país, dejaron en claro que los ánimos se pueden desbordar en cualquier momento. Los “colectivos” chavistas atacaron el miércoles a manifestantes y un policía del estado Miranda –cuyo gobernador es el líder opositor Henrique Capriles— resultó muerto por una herida de bala. Un rasgo notable de esas movilizaciones fue que la mayor parte de los escuadrones de la militarizada Guardia Nacional se abstuvieron de reprimir con violencia a los ciudadanos que protestaron en las calles y que dejaron esa tarea en los “colectivos”, que son grupos numerosos de civiles armados que suelen movilizarse en motocicletas. Y es que hasta ahora no parece claro si las Fuerzas Armadas, que han dado muchas muestras de lealtad a Maduro, están dispuestas a reprimir a los manifestantes y a abrir fuego contra ellos en un escenario de sublevación popular. Muchos venezolanos lo dudan, entre ellos algunos militares retirados que tienen posturas críticas frente al actual gobierno. Lo que sí es claro es que la cúpula militar no sólo respalda el diálogo con la oposición, sino que prefiere una salida negociada a esta crisis a verse frente a la disyuntiva de reprimir o desacatar órdenes en ese sentido. Divisiones Pero así como se habla de divisiones en seno del gobierno –donde por ahora lleva la batuta la línea dura del chavismo— y de las Fuerzas Armadas, en la MUD, que es una alianza de partidos políticos opositores, también hay sectores renuentes al diálogo. Uno de ellos es el partido Voluntad Popular, del encarcelado dirigente Leopoldo López, que no acudió al diálogo exploratorio con el gobierno el domingo por considerar que no existen las condiciones para entablar una negociación política con un gobierno que ha decidido suspender, de manera ilegal y arbitraria, el proceso para realizar un referendo revocatorio. El mismo Henrique Capriles, excandidato presidencial de la MUD y líder del partido Primero Justicia, había criticado en un principio la convocatoria al diálogo, pero acabó convencido de que la intermediación del Vaticano le daba garantías a la oposición. Incluso el papa Francisco designó a un enviado especial para mediar en el diálogo. Se trata del nuncio en Argentina, el sacerdote suizo Emil Paul Tscherrig, quien tiene una larga experiencia como diplomático. Al enviado papal lo acompañan los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana), quienes actúan como facilitadores del diálogo por encargo de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). “A Maduro no le creo ni los buenos días, son unos diablos capaces de todo, pero sí confío en el papa Francisco y creo en la Iglesia”, escribió Capriles en su cuenta de Twitter. La oposición teme que el diálogo sea una estrategia del gobierno para ganar tiempo y reducir la tensión política en el país tras la suspensión del referendo revocatorio. Por eso mantendrá las movilizaciones en la calle y por eso, también, la Asamblea Nacional, que está dominada por la MUD, seguirá el procedimiento de un juicio político contra Maduro, a quien busca acusar de abandono de funciones. Es decir, la polarización y el enfrentamiento continúan y pueden incluso crecer, pero el hecho de que se haya abierto la puerta del diálogo es una buena noticia para Venezuela en momento en que el país parecía dirigirse a un escenario de violencia.

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