El decálogo del fraude electoral y la elección de Estado en Edomex
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El mayor autoengaño político en México es la creencia de que las elecciones son libres, democráticas y equitativas. El fraude electoral ya no sólo lo aplica un partido: el PRI. Se ha “normalizado” como práctica en el PAN, PRD y otros, ante la certeza de que el voto es una mercancía y no un derecho, y que la “alquimia” es una franquicia exportada por el PRI.
En competencias tan reñidas como en el Estado de México o en Coahuila, el fraude electoral se vuelve más visible e indignante porque ahí observamos con todo su despliegue las artimañas para impedir la equidad y la justicia electoral: compra y coacción del voto, intimidación vía telefónica y redes sociales (el ingrediente nuevo), alteración del padrón electoral, condicionamiento de programas y servicios públicos, y el uso del crimen organizado y del aparato burocrático para aplastar al opositor.
El caso del Estado de México es doblemente grave. El candidato priista Alfredo del Mazo no venció en “final de fotografía” frente a Delfina Gómez, de Morena, porque antes, durante y después del ejercicio del voto fueron claros los ingredientes del fraude.
¿Por qué hablamos de fraude? Aquí damos diez elementos
1. Elección de Estado.- En primer lugar, porque el fraude consistió en una sistemática operación de Estado para evitar el sufragio libre, secreto e informado. El ingrediente más claro y exhibido con toda obscenidad fue la promoción del PRI y de su candidato con los recursos y los programas públicos del gobierno federal, el gobierno estatal y la mayoría de los gobiernos municipales.
Más de 90 visitas de los secretarios del gabinete federal con la clara encomienda de hacerse cargo de una región mexiquense. Desde La Gaviota hasta el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, pasando por la titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Rosario Robles, y el titular de Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda Nava, fueron de matraqueros y operadores de la compra del voto de forma descarada, a favor del PRI.
El caso más escandaloso fue el del secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, quien inauguró obras de la SCT en plena campaña electoral, se montó en una expedición contra el líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, como si se tratara de una elección presidencial.
Ruiz Esparza salió a defender y a “tirar línea” para que la empresa OHL dijera lo necesario para maquillar su expediente lleno de indicios de corrupción. OHL-México es una empresa político-electoral desde la época de Arturo Montiel. Lo dicen todos. Lo saben sus propios funcionarios. No en balde, el lunes 5 OHL registró un incremento de 5% en el valor de sus acciones en la Bolsa Mexicana de Valores.
La elección de Estado incluyó la abierta intervención del gobierno de Eruviel Ávila. La operación incorporó desde el reparto del dinero a través de la tarjeta La Efectiva, hasta el uso y abuso de los medios públicos mexiquenses y de los programas sociales estatales para beneficiar al PRI.
El propio Enrique Peña Nieto dejó la investidura para reunirse en dos ocasiones con los arzobispos del Estado de México en Los Pinos, para ofrecerles “lo que quieran” a cambio del apoyo de los jerarcas católicos a su primo.
La conformación del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) y del tribunal local se alineó a los intereses del PRI-gobierno desde la llegada de Pedro Zamudio como presidente del organismo. El IEEM pasó por alto todas las irregularidades, y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación desestimó castigar al PRI por el reparto de despensas, de 2 mil 750 pesos en cada tarjeta La Efectiva y la realización de las “ferias integrales de servicios” en Huixquilucan y Zinancatepec, con el argumento de que Morena y el PRD no presentaron pruebas suficientes.
2.Turismo electoral.- El mayor número de denuncias presentadas ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) antes de la campaña y del día de la votación fue por la alteración del Registro Federal de Electores para realizar el famoso “turismo electoral” (incluir a electores de otros estados). Fueron 157 de un total de 235.
3. Peculado electoral.- El delito más extendido en el Estado de México fue destinar bienes o servicios para apoyar al candidato del PRI. Por ejemplo, el senador Mario Delgado documentó que Rosario Robles entregó 700 títulos de propiedad mediante el programa “Papelito Habla” a simpatizantes del PRI. El titular de Hacienda, José Antonio Meade, entregó 150 fichas de recuperación de recursos del ahorro para el retiro a personas de 65 años o más. La hija del gobernador mexiquense, María Isis Ávila Muñoz, titular del DIF, afirmó que en 2017 entregarían 25 mil tarjetas La Efectiva, y hasta principios de abril habían entregado 9 mil 800 tarjetas.
4. Compra y coacción del voto.- La entrega de una tarjeta rosa de cartón, con el título Salario Rosa, se convirtió en el operativo más extenso del candidato Del Mazo para comprar el voto. A cambio de las credenciales de elector regalaron 3 mil pesos. Y en muchos casos ni siquiera pidieron la credencial porque ya tenían los datos y las fotos de los beneficiarios. Utilizaron el mismo padrón que desplegaron en 2012, durante la elección presidencial.
La tarjeta rosa violó abiertamente el artículo 209 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales que prohíbe “la entrega de cualquier tipo, en el que se oferte o entregue algún beneficio directo, indirecto, mediato o inmediato, en especie o efectivo, a través de cualquier sistema que implique la entrega de un bien o servicio”.
5. Uso parcial de los medios: la guerra sucia.- La medición cuantitativa de spots y de entrevistas y participación de los candidatos en los medios electrónicos e impresos no distinguió la clara alineación de noticieros radiofónicos y televisivos para sobredimensionar la “guerra sucia” contra Morena.
Por ejemplo, el tema de Eva Cadena, “la recaudadora”, y los descuentos por nómina en Texcoco, durante el gobierno de Delfina Gómez, fue mencionado hasta el cansancio. El tema de la “desaparición” de 8 mil millones de pesos del erario de Eruviel Ávila casi nadie lo conoció.
6. Guerra sucia, desinformación en redes.- En el Estado de México se especializó la estrategia del “acarreo digital” a través de cuentas automatizadas (bots) para atacar a Delfina Gómez y a Josefina Vázquez (principalmente), y para sobrevender a Alfredo del Mazo. Fue tan obvia la estrategia que tuvo poco impacto electoral. Sin embargo, lo más perverso fue la guerra de rumores sobre una supuesta “declinación” de Juan Zepeda a favor de Delfina o inventos de supuestas amenazas de la candidata de Morena.
7. Narcomantas y llamadas telefónicas para inhibir el voto.-En la última parte de la campaña proliferaron en el Estado de México las llamadas anónimas vía telefónica para amenazar al electorado: que no acudieran a votar porque iban a realizarse secuestros y asaltos; que ya tenían sus datos por si votaban por Delfina Gómez, y otras llamadas falsas atribuyéndolas a la candidata de Morena. Frente a este operativo tan intenso, ni la FEPADE ni el IEEM hicieron nada.
Junto con esto “sembraron” coronas fúnebres, narcomantas y hasta cabezas de cerdo ensangrentadas frente a los centros de votación y oficinas de Morena. Ninguna de las miles de cámaras de seguridad del gobierno del Estado de México sirvió para que los policías investigaran quién fue, cómo fue, cuándo sembraron el pánico.
Nadie ha hecho la investigación de los call center desde donde salieron las llamadas telefónicas y la contratación de bots para inflar trending topics a favor de Del Mazo y en contra de Delfina.
8. Acarreo de votantes y retiro de credenciales de elector.- El día de la elección, el domingo 4, lo más documentado en redes sociales fueron los operativos para acarrear votantes a las casillas. La FEPADE detuvo dos camiones Pullman de Morelos que formarían parte de un operativo de más de 70 unidades para acarrear más de 3 mil votantes.
Otro sistema de “acarreo” se generó en las casillas especiales, a donde acudieron a votar masivamente elementos de la policía mexiquense, dejando sin boletas.
A través de un sofisticado sistema de “halconeo” en varios municipios se ejerció presión sobre los electores a través del sentido de su voto. Al menos en Ecatepec se documentaron varios casos.
9. Conteo rápido.- El IEEM decidió adelantar los resultados del “conteo rápido” que favorecieron a Alfredo del Mazo tomando una muestra de sólo mil 347 casillas de un total de más de 18 mil. José Blanco, en su artículo “Cártel Menguante” de La Jornada, afirmó que una muestra representativa debió incluir mil 818 casillas (casi 500 más) de los 125 municipios seleccionados.
10. Conteo alterado del PREP.- Cientos de fotografías se han reproducido en las redes sociales con cifras contradictorias entre las actas de las casillas (las “sábanas” a las puertas de las casillas) y las computadas en el sistema del IEEM. El representante de Morena, Ricardo Moreno, adelantó que impugnarán al menos ocho de los 45 distritos donde hubo subregistro de votos a favor de Delfina, se inflaron los votos a favor de Del Mazo, o simplemente no validaron los sufragios de Morena alegando que las actas “eran ilegibles”.
En estos distritos el número de votos nulos superó la diferencia entre los dos candidatos punteros. Además, se inflaron los votos a favor de Del Mazo, contando de manera doble los sufragios de su coalición con el Partido Verde y Nueva Alianza.
La fase más delicada es la que iniciará con el conteo en los 45 distritos electorales. Si la elección no se “limpia” con la apertura de al menos los paquetes electorales de ocho distritos, estaremos en una fase más del conflicto poselectoral.
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