Debates y valentía
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Si Ricardo Anaya y José Antonio Meade realmente fueran tan valientes como dicen ser, no estarían buscando desesperadamente un debate con Andrés Manuel López Obrador dentro de un cómodo set televisivo manejado por uno de sus socios, sino que se lanzarían a los municipios más recónditos del país para dialogar y debatir con los millones de víctimas de la carestía, la corrupción y la violencia generadas por las políticas neoliberales impuestas desde hace décadas por los dos partidos que los impulsan: el PRI y el PAN.
Es ahí, con los más marginados, donde los candidatos presidenciales tendrían que demostrar de manera directa su valentía, su apertura y su sensibilidad. Es ahí, con los ciudadanos más vulnerables, donde los aspirantes a Los Pinos deberían evidenciar su capacidad de escuchar, de proponer soluciones y de recibir críticas.
López Obrador tiene casi dos décadas recorriendo al país visitando a todos y cada uno de los municipios de México, desde los más adinerados hasta los más olvidados. En cada parada tiene la oportunidad de escuchar las esperanzas y tomar en cuenta los reclamos de la gente. Y en cada visita expone su vida y su integridad física, ya que camina sin escoltas ni protección especial, confiado en que el mismo pueblo lo protege.
Anaya y Meade, en contraste, sólo participan en reuniones estrictamente controladas, llenos de acarreados y rodeados de escoltas. Y cuando se atreven a participar en eventos con una población más abierta son fuertemente repudiados y abucheados, como cuando Meade tomó el micrófono la semana pasada en el evento de Omnilife en el estadio de las Chivas (véase: http://bit.ly/2FBDDia).
Anaya de plano decidió escaparse del país durante el periodo de intercampañas. Prefirió cómodas reuniones en los despachos de Janet Napolitano, en California, y de Angela Merkel, en Berlín, a enfrentar los reclamos y los cuestionamientos del pueblo mexicano. Llama poderosamente la atención a quienes Anaya haya escogido como sus interlocutoras internacionales. Como secretaria de Seguridad de la patria de Barack Obama, Napolitano fue responsable por la expulsión de cientos de miles de mexicanos del país vecino, uno de los éxodos forzados más grandes en la historia reciente.
Merkel tampoco es un ejemplo a seguir. La eterna canciller alemana tiene 13 años como la principal promotora del recrudecimiento de las políticas neoliberales en Europa. Ella fue responsable, por ejemplo, por la derrota de las innovaciones en materia de política económica originalmente propuestas, en 2015, por el nuevo gobierno de Grecia encabezado por Alex Tsipras y su partido Syriza.
El “cobarde” entonces no es López Obrador, quien todos los días dialoga, debate y comparte el pan con el pueblo mexicano, sino los dos gemelos del PRIAN, quienes tienen las colas tan largas que solamente se sienten a gusto después de una larga sesión de maquillaje y con el correcto ajuste de luces en un set televisivo manejado por un locutor cuya lengua haya sido ajustada previamente por millones de pesos del presupuesto gubernamental.
Por otro lado, es importante señalar que el reciente fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) de ninguna manera “autoriza” la celebración de debates entre los candidatos durante el periodo de precampañas. Aunque los mismos magistrados electorales hayan promovido, de manera sospechosa, la desinformación sobre el tema (véase: http://bit.ly/2IemqsC), lo que en realidad resolvieron el pasado 9 de marzo fue simplemente revocar la validez de una carta que el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) había enviado en respuesta a una consulta realizada por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) con respecto a las reglas del juego durante el periodo de intercampañas.
En esa carta, el INE de ninguna manera “prohibía” la realización de debates, sino que solamente les sugería a los partidos que los candidatos a elección popular no participaran en debates públicos, ya que con ello fácilmente podrían llegar a trastocar la prohibición absoluta contenida en la ley de realizar campañas entre el 11 de febrero y el 30 de marzo.
El hecho de que el TEPJF haya ahora anulado los efectos legales de la carta del INE, utilizando argumentos estrictamente formales con respecto al alcance de las facultades del Consejo General, de ninguna manera implica que los magistrados electorales ahora impulsen o “dan luz verde” a la realización de debates públicos entre los candidatos en el periodo de intercampañas.
La argumentación de fondo de la carta del INE se mantiene totalmente vigente. El candidato que hoy participe en un debate público pone en riesgo la validez tanto de su registro como de su eventual victoria, ya que el contenido y la forma de sus intervenciones durante un debate televisado fácilmente podrían ser calificados posteriormente como actos anticipados de campaña por las autoridades correspondientes.
Insistir hoy en la realización de un debate público televisado durante el periodo de intercampañas, como lo han hecho Meade y Anaya, revela entonces una evidente falta de respeto a la legalidad en materia electoral. Al rehusarse a caer en la provocación de los candidatos del PRIAN, López Obrador una vez más demuestra que él es el candidato que en realidad más defiende la institucionalidad democrática y el Estado de derecho.
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Twitter: @JohnMAckerman
Este análisis se publicó el 18 de marzo de 2018 en la edición 2159 de la revista Proceso.