Bolivia y evismo de hoz y martillo

viernes, 22 de noviembre de 2019 · 11:58
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Abordo el tema boliviano con motivo de un artículo del diputado Pablo Gómez. Y también de uno muy objetivo de Jean Paul Guzmán, publicado en Proceso. Afirma el diputado que lo de Bolivia es una catástrofe política al haberse dado, según él, un golpe de Estado. No hubo tal golpe a la luz de los hechos. Se ejerció el derecho de todo pueblo a resistir la opresión. El golpe lo dio desde 2016 el régimen evista, e incluso mucho antes como se verá. Y ahora se viven sus consecuencias trágicas. La sistemática política antidemocrática del evismo de hoz y martillo provoca el incendio en Bolivia y lo atiza desde México. Y luego, simula asumir el papel de apagafuegos, rasgándose las vestiduras por las consecuencias de esa su política. Trama esa digna de una farsa de Molière. Trama y urdimbre propagadas taimadamente a través de los medios en un mundo de aduladores, ilusos, individuos y masas amantes del yugo. I Repasemos primero el marco de los hechos relevantes. El régimen evista estuvo 14 años en el poder presidencial a base de malabares. Éstos, muy propios de una izquierda que accede al poder vía democrática y después hace todo para perpetuarse en el mismo, denostando democracia y libertades. Ya lo había dicho Fiodor Dostoyevski, el socialismo dictatorial ofrece al pueblo la "felicidad" del rebaño rumiante a cambio de la derrota de las libertades. Lo civilizado es luchar siempre para que justicia y libertad vayan de la mano no obstante la dificultad que ello entraña. Vayamos pues a los hechos. Un primer periodo fue de 2006 a 2010, bajo una Constitución cuyo artículo 87 decía en su parte conducente: ARTICULO 87.-
  1. "El mandato improrrogable del Presidente de la República es de cinco años. El Presidente puede ser reelecto por una sola vez después de transcurrido cuando menos un periodo Constitucional.........".
Es decir, conforme a tal artículo, al término de los cinco años, el presidente debió dejar el cargo. Sin embargo, al finalizar su mandato alegó que podía postularse otra vez bajo la Nueva Constitución, expedida al poco tiempo de iniciado ese su primer mandato. Adujo el evismo que su primer mandato no contaba para efectos de una nueva postulación. Así se dio fácticamente la primera reelección y segundo mandato presidencial. Pero, según la interpretación evista, no fue ese un segundo mandato sino un primero con posibilidad de reelección. Luego vino el tercer mandato. Según la Nueva Constitución, al terminar ese tercer mandato, debió dejar el cargo. Pero no ocurrió así. Para reelegirse de nuevo contra lo prescrito expresamente en su Nueva Constitución, el régimen evista convocó al pueblo a un referendo. Pero el pueblo dijo NO a la reelección o cuarto mandato. Y entonces, para imponer su voluntad reeleccionista, acudió a un tribunal a modo. Tribunal a modo, pues para el evismo la división de poderes es ¡invención yanki! Lo que vino después fue la extrema saciedad de poder, provocadora de las consecuencias trágicas de hoy. Esos son los hechos que delimitan lógica, jurídica, histórica y políticamente el horizonte del análisis. La argumentación del diputado Pablo Gómez carece de veracidad en lo esencial. Lo digo con respeto y afecto a la persona del diputado a quien aprecio. Desconocer el resultado del referendo contra su cuarto mandato significó meramente, según el diputado, un error, una equivocación del evismo. Cuarto mandato, insisto, prohibido por la Nueva Constitución; pero no obstante ello, se recurrió al referendo y luego, ¡se desconoció su resultado al no ser de su agrado! Se minimiza el que se hayan echado por la borda los principios democráticos consagrados constitucionalmente en Bolivia. No, no fue mero error, significó demoler la democracia para sobre sus escombros, levantar el apetito insaciable de poder que ahora incendia Bolivia. Y, por otro lado, según el señor diputado, desconocer el resultado de una elección viciada, con caída del sistema electoral, por parte de millones de bolivianos que salieron a las calles durante días a resistir la opresión, es obra de golpistas.  La verdad es otra. El drama que se vive hoy, es fruto de la política dictatorial del evismo que viene de años atrás al violentar orden jurídico y voluntad del pueblo expresada en el referendo. Los vicios de la elección fueron constatados por la OEA y otras organizaciones internacionales a petición del mismo gobierno evista. Los militares y policías se pusieron del lado de civiles que ejercieron el derecho a la resistencia. Derecho ese frente a un gobierno con pretensiones de eternidad. La viciada elección fue una etapa más con la que culminó una larga, añosa y sistemática demolición de la democracia. Ello despertó la ira cívica y provocó la caída del régimen. Después surgieron exigencias de renuncia y la sugerencia militar de que el evismo dejara el poder ante las irregularidades de la elección y la insurrección cívica. Renunció y se vino a México, alegando un golpe cívico-policial. ¡Y desde aquí, cómodamente, se atiza la crisis con sus banderas de que no hay arrepentimiento de querer gobernar por 20 años y que la división de poderes es invención norteamericana! ¡Qué insolente resulta el evismo y qué exigente para que otros sí respeten democracia, derechos y ley! Actitud esa del evismo propia del Tartufo de Poquelin. Por cierto, la sistematización de la división de poderes, clave de un régimen republicano, se remonta a Aristóteles, 2400 años atrás. A confesión antidemocrática de parte, relevo de pruebas. A raíz de la renuncia, viene el vacío de poder y su llenado en medio de la convulsión. Pero veamos lo que dice la nueva Constitución de Bolivia para corroborar lo antes dicho, haciendo comentarios al respecto: Artículo 169: "El periodo de mandato de la Presidenta o del Presidente y de la Vicepresidenta o del Vicepresidente del Estado es de cinco años, y pueden ser reelectas o reelectos de manera continua por una sola vez". El régimen evista desconoció el contenido del citado artículo 169 y el resultado del referendo de 2016, convocado éste a pesar de la prohibición constitucional de otra reelección. Y para contender por cuarta ocasión, entonces como se decía, recurrió a tribunal muy a modo. Dicho tribunal desdeñó el contenido del artículo 169 de la Constitución de su país que imposibilitaba al régimen evista contender por cuarta vez. Y entonces, para complacer los deseos reeleccionistas del gobierno, tal tribunal hizo una interpretación burda, descabellada de un artículo de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el 23, aduciendo esencialmente que la reelección es un derecho humano y que, por tanto, el señor Morales ¡podía reelegirse indefinidamente! En otras palabras, un derecho humano a la dictadura. Algo irracional en derecho genuino, pero muy práctico en "derecho" convertido en "aparato ortopédico" del poder político absolutista como dice el jurista Grossi en libro brillante. Se reproduce lo conducente de tal artículo: Artículo 23.  Derechos Políticos
  1. "Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades:
  2. a) de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos;
  3. b) de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores, y..... ".
Este artículo 23 de tal Convención establece con claridad meridiana, que los ciudadanos tienen el derecho de ser elegidos, no el derecho a eternizarse en el poder. No a reelegirse indefinidamente al gusto del régimen en turno como en el caso de tantas dictaduras de triste y trágica memoria. Racionalmente no cabe una interpretación tan alucinante como la de dicho tribunal que postula lo contrario a la democracia auténtica. NO EXISTE TAL DERECHO HUMANO A LA REELECCIÓN INDEFINIDA O DICTATORIAL. ESO ES UN ABSURDO JURÍDICO. UNA PATRAÑA LEGALOIDE. II Por último, esgrimir, como algunos lo hacen, que se trataba de un gobierno exitoso en materia económica, no legitima la política dictatorial y jacobina del evismo. Política blasfema cuando la hoz y el martillo en forma de cruz adulterada fue dada a un Papa en visita a Bolivia. Escarnio descarado el regalo ese, pues tal símbolo representa un ateísmo furibundo enemigo de la Cruz, de la Cruz vencedora. Olvida ese evismo que temprano o tarde, soberbia e iniquidad terminan humilladas por el Altísimo como dice el Magníficat. Pasa por alto que en el Libro de los Reyes se reseña: "Quebrose el arco de los fuertes". Recuérdese que Arabia Saudita es exitosa en materia económica y bien sabemos cómo anula derechos y libertades. China, por ejemplo, es también exitosa en dicha materia, pero tiene un régimen totalitario, represor de católicos. Represor de jóvenes en la Plaza de Tiananmen que recuerda la del 68 en México. No se olvide que, por la libertad y la honra, vale la pena aventurar la vida como aconseja Cervantes en el Quijote. En conclusión, en Bolivia hubo una insurrección democrática, un ejercicio del derecho a resistir la opresión. No hay nada que pueda estar por encima de ese derecho soberano. El pueblo boliviano ejerció ese derecho diciendo NO a la insolencia del poder, NO a eternas reelecciones, caída del sistema y fraude electoral que culminan en un incendio de dolor y muertes. En catástrofes generadas por grotesco maniobrar político. ¡Provocado el incendio, los incendiarios se lavan las manos a lo lejos, atizan el fuego y rasgan sus vestiduras por las consecuencias trágicas del mismo! Se desea que Bolivia logre la paz y la vuelta de la democracia real, ausente por años, a través de mediaciones y fecha de nueva elección con motivo de la convocatoria. Deseamos para ellos el retorno del pluralismo tolerante con los que piensan distinto, de la sensatez y concordia nacionales. Y no obstante el estado de emergencia y crispación, deseamos que se evite toda represión y todo atizamiento de la crisis para lograr esa paz y esa democracia. Democracia del solidarismo que defiende libertad y justicia. Se anhela que prevalezca la prudencia política por parte de autoridades, oposición y ciudadanía para que se sofoque el incendio. Duele lo que sucede en Bolivia. Ojalá pronto impere el solidarismo frente a políticas neoliberales depredadoras y frente a las de la hoz y martillo negadoras de libertades. El bien de las naciones no puede ni debe subordinarse nunca al apetito faccioso e insaciable de poder. Esa es la lección política para todos. Yugo o libertad con justicia, ser o no ser, son esas las cuestiones de hoy. Dedico este artículo a los padres y madres de niños con cáncer, humillados e injuriados hace unos días, por senadores y senadoras de Morena en el recinto del Senado, diciendo falsamente que no eran padres de niños enfermos, que eran padres chillones. Ese tipo de izquierda analfabeta y vulgar en cuanto llega al poder, se hace fanática, altanera, amenazante, taimada en adulteración de votos senatoriales, comodina, adversaria de los humildes en la práctica dándoles electoreros mendrugos que adormecen, enemiga del pluralismo, clasista pues qué bien trata a los magnates amigos y qué mal a los refugiados pobres. Sepan esos padres y madres que hay personas de buena voluntad que los admiran por su valentía, coraje y determinación. Hago votos porque sus hijos e hijas se mejoren, pidiendo a Dios y a la ciudadanía que los ampare.  

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