Opinión

El complejo dilema de las redes sociales

A través de la historia podemos constatar que de todas las tecnologías se desprenden efectos positivos como negativos en las sociedades. Sin embargo, en no pocas ocasiones las negativas repercusiones de algunas tecnologías pueden anular los posibles beneficios. Es el caso de las redes sociodigitales
viernes, 23 de octubre de 2020 · 09:38

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Entre los méritos de la docuficción El dilema de las redes sociales, dirigida por Jeff Orlowski y escrita por Orlowski, Davis Coombe, y Vickie Curtis (Netflix, 2020), destaca el haber recuperado algunos de los agudos cuestionamientos que ha expresado Tim Berners-Lee, el credor de la web, quien en no pocas ocasiones se ha lamentado del adverso panorama que ofrecen la web e Internet en nuestros días.

A partir del 12 de marzo de 2019, fecha en la que fue celebrado el XXX aniversario de la web, Berners-Lee ha venido denunciado el grave deterioro de la web, a consecuencia de la proliferación de noticias falsas, y del objetable comportamiento de “una conocida red sociodigital”.

Berners Lee considera que aún es posible remediar la web. Para ello, resulta indispensable devolver al usuario el efectivo control sobre sus datos en las plataformas digitales.

A través de la historia podemos constatar que de todas las tecnologías se desprenden efectos positivos como negativos en las sociedades. Sin embargo, en no pocas ocasiones las negativas repercusiones de algunas tecnologías pueden anular los posibles beneficios. Tal es el caso de las redes sociodigitales en nuestros días. A pesar de los incuestionables beneficios que nos han reportado las redes sociodigitales, sus negativos efectos las han transformado en un delicado problema.

En la cuarta revolución industrial (4RI), los datos admiten ser considerados como el nuevo petróleo. A partir del inmenso volumen de datos que depositamos voluntariamente en las redes sociodigitales (Big Data), los algoritmos que fundamentan su lógica operativa pueden desarrollar ambientes digitales agradables.

La gratificante experiencia que nos producen los nuevos ambientes digitales introducidos, propiciará que dejemos mayor cantidad de información sobre nosotros, más datos. Los nuevos datos serán analizados por algoritmos aún más complejos, los cuales permitirán conformar ambientes aún más agradables.  

Mientras que las viejas formas de publicidad y propaganda resultan costosas e imprecisas, las nuevas formas de persuasión, sustentadas en la microfocalización, resultan mucho más baratas y mucho más efectivas. No se parte de supuestos. El fundamento operativo de la microfocalización está sustentado en toda la información que nosotros hemos dejado voluntariamente en las plataformas sociodigitales.

De acuerdo con lo asentado en el estudio Digital 2020 (julio), We are Social Hootsuite, el total de usuarios de Internet en el mundo asciende a 4,570,000,000 de personas. El total de usuarios de las redes sociodigitales fue estimado en 3,960,000,000 personas, quienes representan 51% de la población mundial.

En promedio, los usuarios de Internet dedican 6 horas y 42 minutos diarios a la red de redes, y 2 horas con 22 minutos a las redes sociodigitales. Si bien los usuarios de Internet aún dedican mayor tiempo a la televisión (3 horas y 22 minutos), es posible afirmar que en materia noticiosa, la llamada “ventana electrónica” ha sido relegada a un plano secundario.

El estudio “El proyecto de interrupción del coronavirus”, realizado por el Centro para el Estudio del Futuro Digital de la Universidad del Sur de California, en Annenberg, y la Interactive Adverising Bureau (IAB), destaca que durante la prolongada cuarentena que propició la furiosa propagación de la covid 19, los estadounidenses han empleado a los medios digitales para consumo de información noticiosa, y los medios convencionales para su entretenimiento.

El referido estudio de We are Social Hootsuite destaca que la mayoría de los usuarios de Internet se informa a través de las redes sociodigitales y, principalmente mediante Facebook. 

Facebook, la red sociodigital más popular en el mundo, cuenta con 2 mil 603 millones de usuarios. WhatsApp, propiedad de Facebook, tiene 2,000 millones de usuarios, y Facebook Messenger 1,300 millones. Instagram, otra red sociodigital, también propiedad de Facebook, es utilizada por 1,023 millones de personas.

En los primeros días del mes de agosto, algunos medios informativos dieron a conocer que la fortuna de Mark Zuckerberg, fundador y principal dueño de Facebook, había superado los 100,000 millones de dólares. Solo las fortunas de Jeff Bezos, dueño de Amazon, y Bill Gates, quien fundó Microsoft, rebasaban la frontera de los 100,000 millones de dólares.

La docuficción El dilema de las redes sociales fue liberada por Netflix el 9 de septiembre de 2020. A partir de los testimonios y revelaciones de algunos de los artícifices y desarrolladores de las principales redes sociodigitales, relata los lamentables efectos polarizadores de Facebook en no pocas de las sociedades contemporáneas.

Tanto Edward Snowden como Tim Berners-Lee evocan un Edén digital perdido que deberíamos reconocer y recuperar.

En el libro Vigilancia Permanente (2019), Snowden refiere: “cuando lo conocí, internet era algo muy distinto, Era un amigo, y un padre. Era una comunidad sin barreras ni límites, una voz y millones de voces, una frontera común que habían colonizado -pero no explotado- tribus que vivían amistosamente unas junto a otras, y cuyos miembros, todos, eran libres de elegir su nombre, su historia y sus costumbres”.

Berners Lee evoca los días de la blogósfera y nos invita a luchar por restablecer la independencia y libertad en la web.  Si alguna persona tiene toda la autoridad moral para objetar la economía de la web, es precisamente Berners-Lee, hombre sencillo y dueño de un fino sentido del humor, atributos generalmente presentes en los grandes genios.

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