Opinión

Sexo y poder

Todos deberíamos saber de su existencia, conocer su historia y su trabajo. Sentirnos orgullosos, porque: la mayor contribución de la ciencia mexicana de todos los tiempos –y en liberación sexual– se la debemos a Luis Ernesto Miramontes Cárdenas.
viernes, 9 de abril de 2021 · 19:33

El mejor presagio es la intención andante

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Transitábamos Bárbara y yo por Canal de Miramontes, en el sur de la Ciudad de México, y nos cuestionamos sobre el porqué del ‘Miramontes’ a la avenida…

No estamos acostumbradas a quedarnos con preguntas, así que buscamos respuestas. Descubrimos entonces que los ríos y canales fueron nombrados como les ‘nombraron’ (por ocurrencia); además de que, a mediados del siglo XX, con una idea higienista y para evitar inundaciones, los comenzaron a entubar. Miramontes es sólo el nombre que dieron en tiempos de Adolfo López Mateos, corría el 1963, al Gran Canal ubicado hacia el Sur de la ciudad, aunque...

¿Se imaginan que algún día llamáramos a una calle con el apellido de un científico, y que aquél, varón o mujer, hubiese creado algo para no preocuparse por los placeres carnales?

Pues sí, tanto a Bárbara como a mí se nos ocurrió al principio de nuestra búsqueda, que Miramontes podría ser por el Nayarita, Luis Ernesto Miramontes Cárdenas. Luego se nos vino abajo el mundo. ¡Claro que no! ¿Cómo podría haber sido que se pusiera en nuestro país tan machín y de moral judeocristiana, a una avenida, el nombre de aquél al que le debemos el primer anticonceptivo oral? Así como lo leyeron, a él debemos la síntesis del primer componente, del que se elaboró la píldora anticonceptiva años después. Algo que deberíamos saber todas las mujeres. Algo por lo que al menos podríamos hacer un reconocimiento una a una y recordarlo, y desde luego también los varones... tan beneficiados.

¿No habría de merecer una calle o un monumento, y destacarlo constantemente en las charlas escolares o aun reuniones virtuales de café o de copa? Porque de entre todas las contribuciones mexicanas a la ciencia mundial, es quien se encuentra en primer lugar, por el impacto social, con su trabajo realizado sobre la síntesis y producción de esteroides en la década de los 50 del siglo pasado. Aunque, a pesar de todo, tuvo 10 querubines.

Cuando nosotras supimos de su labor, nos sentimos orgullosas y mal a la vez, porque todos deberíamos saber esto, ¿no creen?, que un gran mexicano realizó el trabajo pionero para la empresa Syntex, cuando tan sólo tenía 26 años. No solo eso. Este mexicano ganó solo 10 dólares por la patente, y pudo haberse hecho rico.

Miramontes forma parte del Salón de la Fama de los Inventores en Estados Unidos (US Inventor’s Hall of Fame); es más, en la encuesta realizada por la Junta de Ingeniería y Tecnología (Engineering and Technology Board) en Gran Bretaña, se considera a la píldora anticonceptiva como el invento número 20 de todos los inventos más importantes, jamás ideados por la humanidad. La única aportación en toda la historia de la ciencia mexicana que haya obtenido reconocimiento similar.

Y, créanme, estoy convencida de que no es menor poder llegar al clímax sin preocupación ni consecuencias. Placer sin agobio. Deseo sin complicaciones. Final feliz, pues… Luego haría su aparición el preservativo.

Final feliz también, porque a partir de aquí cambiaron cantidad de cosas. ¿Podría siquiera tener este varón, un poquito qué ver en la revolución sexual? ¿Le podríamos dar, mujeres, hombres, un mínimo de crédito?

Y en estos tiempos de caza, ¿no resulta propio rendir tributo a quien honor merece? Porque entre todo el machismo existente, un varón dio pie a esta transformación. Así que mucha es nuestra deuda, y pensamos que tenemos que portarnos a la altura, no sólo las mujeres, sino también los hombres mexicanos. No estaría mal agradecer.

Todos deberíamos saber de su existencia, conocer su historia y su trabajo. Sentirnos orgullosos, porque: la mayor contribución de la ciencia mexicana de todos los tiempos –y en liberación sexual– se la debemos a Luis Ernesto Miramontes Cárdenas. Mexicano. ¡Ni más ni menos! Y eso significa que tenemos adelante más caminos.

Comentarios: celiatgramos@gmail.com

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