Análisis

El papable Pietro Parolin en México

La presencia de Parolin en México tiene como objetivo enderezar las relaciones entre el gobierno de la 4T de AMLO y el Vaticano. A lo largo de estos últimos tres años se han presentado malentendidos y ciertos roces.
martes, 22 de junio de 2021 · 14:03

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Se dice que en política no existen las coincidencias, como tampoco brota la predestinación en la práctica eclesiástica. La visita a México del secretario de Estado Pietro Parolin a unos días de realizadas las elecciones no es casualidad. El número dos del Vaticano, uno de los hombres de mayor confianza del Papa Francisco, está en nuestro país. ¿Cuál es su misión? Formalmente viene a realizar una ordenación episcopal a un futuro nuncio, pero en realidad se dice que viene a despresurizar ciertos roces que han surgido entre el gobierno de la 4T de AMLO y el Vaticano.

En la geopolítica de la Santa Sede contar a México como un aliado es crucial en el nuevo diseño de relaciones con Estados Unidos. Joe Biden, presidente católico, no sólo guarda simpatías por el pontífice argentino, sino que convergen en materia social y en política internacional. Pero divergen en materia moral y en temas feministas, como aborto y sexualidad. Estados Unidos es el eje de la nueva relación entre México y el Vaticano.

El cardenal Parolin es un diplomático de carrera. Tiene 66 años y su experiencia es larga. Se formó en la Academia Pontificia Eclesiástica, institución de la Santa Sede encargada de formar a los diplomáticos y embajadores que trabajarán en las nunciaturas, en la Secretaría de Estado y dicasterios vinculados a cuestiones internacionales. En los últimos años su trabajo internacional se ha centrado en Asia, en particular en Vietnam y en la difícil República Popular China. Ahí ha llegado a importantes acuerdos y entendimientos.

Parolin vivió y conoce el México de finales de la década de los ochenta. Asistió de 1989 a 1992 al entonces representante del Papa Girolamo Prigione. Colaboró con intensidad para el reconocimiento jurídico de las Iglesias y el restablecimiento de las relaciones entre México y la Santa Sede. En suma, Parolin es un experto en diplomacia internacional y conoce bien nuestro país.

El cardenal Pietro Parolin es papable para muchos observadores vaticanistas. Según Sandro Magister, John Allen y Edward Pentin, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, el asiático más bergogliano, puede ser el candidato evidente del actual Papa. Sin embargo, en la lucha sorda contra los conservadores de la curia, el cardenal Pietro Parolin alcanzaría consensos. Tendría el inconveniente de una estrecha vinculación con el papa Francisco. Pero Parolin ha guardado bajo perfil, es italiano y es condescendiente con la beligerante ala conservadora. Gozaría de acuerdos o pactos entre los bandos encontrados. Hombre de aparato, diplomático, aunque nunca ha sido obispo diocesano.

También figuran los cardenales Christoph Schönborn, de Viena; y Marc Ouellet, de Canadá, prefecto de la Congregación para los Obispos. Ambos fueron considerados en la lista de papables antes del último cónclave de 2013. La edad los está alcanzando. Los dos están jubilados. Aunque no hay impedimento formal hasta los 80, Ouellet y Schönborn tienen 76 años. Por el lado conservador, tenemos al polémico cardenal Robert Sarah, candidato custodio del más puro y rancio clericalismo. Originario de Guinea, de 64 años, tiene mucha experiencia en la curia y podría convertirse en el primer pontífice africano en siglos.

La presencia de Parolin en México tiene como objetivo enderezar las relaciones entre el gobierno de la 4T de AMLO y el Vaticano. A lo largo de estos últimos tres años se han presentado malentendidos y ciertos roces. Para la Iglesia de Roma, México es un país estratégico. Después de Brasil es el que tiene el mayor número de católicos y el que en Latinoamérica ha presentado una caída de católicos más suave: cinco puntos porcentuales por década.

Sin embargo, la irrupción evangélica en el continente no sólo es religiosa, sino política. Inquietó el giro que dio el gobierno de AMLO al no ofrecer el trato preferencial que el Estado había dado tradicionalmente a la Iglesia católica. Y sorprendió la apertura que tuvo AMLO hacia los evangélicos pentecostales. Primero como aliados políticos con el Partido Encuentro Social, partido confesional, durante la campaña de 2018, y después con la asociación Confraternice, de Arturo Farela, quien se ofreció a repartir la cartilla moral de Alfonso Reyes y se ha beneficiado de programas sociales. ¿Cuáles han sido los malentendidos entre AMLO y el Vaticano? Han sido varios; para empezar, antes de asumir la Presidencia, el equipo de campaña anunció un Foro por la Paz en octubre del 2018 con la supuesta participación virtual del Papa Francisco con un mensaje desde Roma. De inmediato la oficina de prensa de la Santa Sede se desmarcó y aclaró que el Sumo Pontífice no tenía planeada ninguna actividad relacionada, y de manera lacónica dijo: “La noticia de que el Santo Padre participará en esta conferencia no tiene fundamento”.

El segundo desencuentro se produjo ante la insistente demanda de AMLO para que el Rey de España y el Papa pidan perdón por los excesos en la Conquista en México. Lo solicitó en 2019 y en 2020. A diferencia de España, con la que se produjo una crisis diplomática, el Vaticano fue más cauto. El director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Alessandro Gisotti, dijo: “Por el momento el Vaticano no tiene un pronunciamiento adicional pero, como es sabido, el Santo Padre ya se ha expresado con claridad sobre esa cuestión”. Se refería a un pronunciamiento que realizó ante indígenas en Bolivia en julio de 2015.

El tercer flanco de discrepancias se centra en la política migratoria que asumió México ante el flujo centroamericano. Mientras el papa Francisco confrontó a Donald Trump e incluso le recriminó que construir muros no era de cristianos, sintió decepción por las concesiones que hizo AMLO ante las presiones norteamericanas.

No es casualidad que el cardenal Pietro Parolin esté en México. El funcionario tomará el pulso del país. Habrá encuentros y diálogos que no figuran en la agenda. Internamente hay dos grandes preocupaciones. El estancamiento pastoral y las divisiones que prevalecen entre los obispos. Y en segundo lugar, un notorio malestar de un buen grupo de prelados por el rumbo que está tomando el país bajo la presidencia de López Obrador.

La Providencia, supuesta protección de Dios, otorga a la Iglesia la sagacidad como el partido más ventajoso en asuntos terrenales, porque la Providencia, siguiendo a Santo Tomás, ha sido su compañera en la historia.

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