Opinión

En política: impedir es una forma de ejercer el poder

La Cámara de Diputados, a pesar de que algunos legisladores fueron reelectos, tiene una composición nueva y hasta diferente: Morena y sus aliados cuentan con 278; la oposición le arrebató 222.
miércoles, 1 de septiembre de 2021 · 12:19

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El día primero de septiembre, como cada año, el Congreso de la Unión, dio inicio a su primer periodo ordinario de sesiones. El Senado, salvo uno que otro cambio, será el mismo.

La Cámara de Diputados, a pesar de que algunos legisladores fueron reelectos, tiene una composición nueva y hasta diferente: Morena y sus aliados cuentan con 278; la oposición le arrebató 222.En esto estuvo el gane para México y para sus habitantes. El beneficio dependerá del uso que hagan del gran poder que el electorado les confió: el de impedir.

El valor agregado que tiene la nueva integración del Congreso de la Unión no está tanto en su posibilidad de hacer, sino en su poder de no dejar hacer, no dejar pasar. Éste, referido a reformas a la Carta Magna y a la integración del INE (Art. 41) será determinante. De inicio formulo una petición y hago una declaración: no más reformas a la Constitución Política; la segunda: no hay problema, sin importar su naturaleza, que no encuentre su solución en el texto que ella tiene actualmente. Aquí debería terminar esta colaboración.

Para que no existan dudas paso, no a explicarme, sino a abundar en mi argumentación. De estar presente todos los diputados en una sesión, para aprobar una reforma a la Carta Magna, se requiere del voto de cuando menos 333 de ellos. A Morena le harán falta 55 votos para sacarla adelante.

Hay un hecho: en los tiempos que corren, cualquier iniciativa de reformas a la Constitución que Morena presente al Congreso de la Unión estará encaminada a consolidarse en el poder o a evitar que sus adversarios políticos le arrebaten el ejercicio del presupuesto público del que, hasta ahora, ha usado y abusado.

En las actuales circunstancias, para el caso no importa el tipo de iniciativas de reformas que presente Morena, la más inocua, invariablemente, tendrá una doble intención. Esa es la regla general que no admite excepciones ni para confirmar la regla. Cualquier reforma que provenga de la actual administración pública federal, de los legisladores de Morena o de sus cómplices los Verdes o del Trabajo, será, por naturaleza, perversa y, por ello, debe ser vista y tratada con desconfianza; nunca lo harán por el bien de México, por la salud de los mexicanos o por conseguir una plena y auténtica democracia.

El bloque opositor en el Congreso de la Unión haría mucho si decidiera pintar su raya respecto de nuevas reformas a la Constitución Política. Ello implicaría dos aspectos: uno, que ese bloque adopte el compromiso de no presentar ninguna iniciativa de reformas a ella; y dos, no aportar sus votos para adoptar una nueva. Insisto: no es necesario ningún cambio.

Los morenos nunca emprenderán una acción desinteresada., patriótica y sin doble intención. En las actuales circunstancias, se debe desconfiar del color morado aun tratándose del inofensivo betabel.

Vistos los hechos, cualquier acción u omisión de la actual administración debe considerarse como una manzana envenenada o un regalo de Zeus. Es aplicable el consejo que Prometeo (El que prevé a distancia) dio a su hermano Epimeteo (El que se entera pasados los hechos): “Nunca aceptes los regalos que provenga de Zeus.” Epimeteo no hizo caso, recibió del Dios a Pandora, la primera mujer; ella, a decir de los griegos, fue el inicio de las desgracias de los hombres.

Aludo a un tema relacionado. Desde hace algunos años, algunos actores políticos de buena fe o con afanes de protagonismo político, han propuesto y hasta insistido en que es necesario hacer y expedir una nueva Constitución Política; yo, que desde hace más de sesenta y tres años he sido aficionado al derecho constitucional y que desde hace cincuenta y tres años he dedicado mis esfuerzos a la enseñanza de esa ciencia, les he preguntado: ¿qué problema social o político que afecte a México o a sus habitantes no encuentra solución en el texto fundamental vigente? Los interrogados comienzan con generalidades y, finalmente, para cada problema que me señalan les indico que su solución se encuentra en tal o cual texto.

El problema, en el caso particular, se halla en un hecho: el afán de notoriedad que hay en algunos que se dicen políticos. Éstos, a falta de acciones o de conocimientos, buscan notoriedad a base de destruir o mal hacer lo que está bien hecho.

En el fondo la cuestión se reduce a lo siguiente: ignorancia, por desconocer el texto constitucional; o afán de destruir, con el propósito de prolongarse en el poder. No conocen el texto constitucional y a pesar de ello pretenden reformarlo.

En el ámbito legal, de alguna forma para las leyes fue una tragedia la llegada de la imprenta. En la antigüedad, como ellas se esculpían en piedra o, en el mejor de los casos, en madera o pergaminos, eran breves y casi irreformables.

En Esparta de la antigüedad existía una norma que disponía que quien presentara una reforma a una ley, lo hiciera con una soga al cuello. Si la iniciativa era aprobada, su autor salía indemne; en cambio, si era rechazada, era colgado en la plaza pública.  Hasta ese grado se veneraban las leyes.

Ahora, con las facilidades que da la cibernética, se pretende llevar el afán reformador a todos los ámbitos, no se deja que las leyes reposen, se vuelvan añosas y, por ello, respetables.

La Constitución Política, con sus asegunes, es buena; las leyes, con sus altas y bajas, adecuadas. No requieren de cambios y muchos menos, precipitados e irresponsables. Las instituciones son perfectibles; pero pueden seguir funcionando tal como están sin que se tengan que cambiar al gusto o al capricho del gobernante en turno o de sus cómplices. En ese contexto, el de impedir, es un poder más importante que el de hacer.

A nadie debe preocupar los calificativos de conservadores, salinistas, neo tecnócratas, aspiracionistas y otros. “Toquen madera y digan: tú lo serás”. Los que sean creyentes ,saquen su imagen del Sagrado Corazón y digan: “Aléjate de mí, Diablo panzón”. No tomen en serio a quien habla sólo por hablar.

Señores legisladores: por el bien de México usen ese gran poder que la ciudadanía les ha confiado: el de impedir.

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