Vox

Infectado por Vox, el PAN, en terapia intensiva

Los panistas no debieron suscribir la Carta de Madrid. Frena y El Yunque debieron firmarla porque comparten las mismas obsesiones de confuso anticomunismo. Los panistas debieron abstenerse de salir en la foto; correspondía a Gilberto Lozano, tan patético y estridente como Santiago Abascal.
martes, 14 de septiembre de 2021 · 12:15

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La epidemia de la ultraderecha amenaza no sólo al PAN sino amaga con contaminar la cultura política de México.

Hay dos fuentes de contagio. El foco externo es Vox y el interno El Yunque. Simultáneamente actúan para inocular al PAN hacia el fundamentalismo político y religioso. La visita de Santiago Abascal, dirigente del neofranquista Vox, puso de manifiesto la crisis de identidad que padece Acción Nacional y del momento delicado en que se encuentra.

El PAN no debió recibir a Vox. Correspondía a Frena ser su anfitrión en México; son primos hermanos. Los panistas no debieron suscribir la Carta de Madrid. Frena y El Yunque debieron firmarla porque comparten las mismas obsesiones de confuso anticomunismo. Los panistas debieron abstenerse de salir en la foto; correspondía a Gilberto Lozano, tan patético y estridente como el español Santiago Abascal. Sin duda el episodio en la sala de senadores es uno de los mayores errores políticos de Acción Nacional en los últimos lustros.

La ultraderecha se planetariza. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la crisis económica de 2008 dispararon los radicalismos conservadores. No existe una sola ultraderecha. Es un fenómeno heterogéneo cuyo crecimiento ha sido vertiginoso en la última década. El diálogo entre las culturas se ha convertido en el choque de civilizaciones, pronosticado por Samuel Huntington. Las ultraderechas se destacan por un discurso de odio; es decir, la construcción de una narrativa discriminatoria y de menosprecio a lo diferente por razones de raza, sexo, color, ascendencia, origen nacional, edad, discapacidad, lengua, creencias, identidad de género, orientación sexual y condición económica. El ascenso de la ultraderecha es consecuencia de un claro desencanto con la clase política tradicional y su influencia es notoriamente ascendente en el ámbito electoral. En España Vox es tercera fuerza electoral a tan sólo ocho años de haberse conformado. La ultraderechista Marine Le Pen, que con su Agrupación Nacional obtuvo 21% de los votos presidenciales, es considerada una de las mujeres más poderosas en Francia. En Italia es notable el avance vertiginoso de Matteo Salvini, líder de La Liga Norte, organización que cuenta ahora con más de 30% de la intención del voto. En Alemania, el neonazi Alternativa para Alemania, pese a tabús históricos, es un partido que cuenta con 15% en la intención de voto. Pocos países europeos escapan de esta tendencia. A la que se suma el supremacismo blanco norteamericano presente en el Partido Republicano que ha fortalecido el posicionamiento de Donald Trump.

Otras características de las ultraderechas es la referencia bíblica o sustento religioso. En América Latina los movimientos político-religiosos de carácter pentecostal han incidido en las agendas políticas en países como Brasil, Colombia, Perú y en la mayor parte del área centroamericana. Algunos politólogos le llaman teoconservadurismos.

El español Juan José Tamayo, doctor en teología, puntualiza que el reverdecimiento conservador es un “cristofascismo” que manipula lo religioso para fundamentar sus proyectos de poder. Empuña la fe para desplegar sus discursos de odio y exclusión. Es el asalto a una interpretación torcida de la Biblia como falso sustento de plataformas para la obtención del poder. En su libro La Internacional del odio, Tamayo describe las características del fundamentalismo político religioso de las ultraderechas: 1.- Ausencia de hermenéutica y lectura literal de los textos sagrados. 2.- Visión patriarcal de Dios, masculinidad sagrada y justificación de la inhibición del rol de las mujeres. 3.- Absolutización de la tradición como norma de vida. 4.- Violencia contra las personas no creyentes, de otras religiones y aquellos que no piensen como ellos. 5.- Violencia en el nombre de Dios. Fundamentalismo patriarcal que busca someter a las mujeres, homosexuales y matrimonios igualitarios. 6.- Visión antropocéntrica que exalta la supremacía racial y que inhibe el pleno reconocimiento de los derechos y dignidad del conjunto de la humanidad.

Vox, HasteOir y El Yunque son lo peor de las derechas radicales y fundamentalistas en Europa. Con hipocresía manipulan la fe y lo religioso para alcanzar objetivos mundanos: dinero y poder. Han construido una red internacional en más de 50 países. Son una oferta populista como la que tanto critican los panistas a la 4T. Las circunstancias de la visita de Santiago Abascal se presentan en el peor momento. WikiLeaks desnudó con 40 mil registros los vínculos del Yunque, YoInfluyo, Vox, HasteOir y CitizenGo, como organizaciones de extrema derecha, aliadas y conspiradoras.

A pesar de que la dirigencia del PAN ha pretendido deslindarse de los actos con Vox, el daño está hecho. Un error histórico sin precedente. Sectores enquistados en el PAN –infiltrados desde hace décadas por El Yunque– coquetean con transformar al partido azul en una sucursal de la derecha radical española. El PAN pone de manifiesto que atraviesa por una crisis de identidad al no saber emplazar su rol como oposición. Una crisis de rumbo que evoca otros momentos de cruciales definiciones programáticas. La disputa por ser un partido democratacristiano en tiempos de Manuel Gómez Morín; la crisis del neopanismo o la llamada empresarialización del PAN en los años noventa y ahora, las tentaciones del fundamentalismo político.

Recordemos que en su historia política el blanquiazul ha sido una oposición sobria, leal y consistente al sistema político dominado por el PRI en 70 años. Ser oposición, entiendo, es primordial en los sistemas democráticos. Es un contrapeso que limita, exige y presiona a los gobiernos en turno a ser mejores y cumplir sus promesas de campaña. Ser oposición configura transformaciones y alternativas en la formación de nuevos gobiernos. El rol de la oposición permite la emergencia y renovación de nuevos liderazgos.

Sin embargo, la tentación de muchos militantes panistas por acercarse a Vox pone de manifiesto la crisis ideológica del partido. Se juega el albur de identificarse con las reprochables derechas radicales de Europa. La pandemia del fundamentalismo político religioso está asechado al Partido Acción Nacional ¿El PAN debe ser intubado y necesita de un respirador en terapia intensiva?

Este análisis forma parte del número 2341 de la edición impresa de Proceso, publicado el 29 de agosto de 2021, cuya edición digital puede adquirir en este enlace

Comentarios