Qatar 2022

Qatar, futbol y dilema ético

Qatar está en la mira por ser la sede del Campeonato Mundial de Futbol. Será la primera vez que se llevará a cabo en un país del Medio Oriente y de mayoría musulmana. Un país tan singular encierra grandes paradojas.
sábado, 19 de noviembre de 2022 · 10:02

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Qatar está en la mira por ser la sede del Campeonato Mundial de Futbol. Será la primera vez que se llevará a cabo en un país del Medio Oriente y de mayoría musulmana. Su territorio se encuentra entre los más pequeños: 11 mil 500 kilómetros cuadrados donde viven 2 millones 500 mil habitantes, de los cuales sólo 250 mil son qataríes. El porcentaje más alto de la población es de inmigrantes procedentes principalmente de India, Pakistán y Sri Lanka.

Un país tan singular encierra grandes paradojas:

1. Ser tan pequeño y tener grandes reservas de hidrocarburos, la primera de gas natural en el mundo, lo convierte en la nación que cuenta con el mayor ingreso per cápita de sus ciudadanos, que ni siquiera están obligados a pagar impuestos. Tiene fuertes presiones para derivar esos recursos a Europa debido a la guerra entre Rusia y Ucrania; sin embargo, sus compromisos con los países asiáticos se lo impiden.

2. Su historia de larga duración del territorio, que no el país, es el de una joven nación. En el siglo II de la era común, Ptolomeo realizó un mapa en el cual llamó Cátara a la actual península, en los confines del imperio romano. Los cananeos estuvieron entre sus habitantes más antiguos y, con la islamización a partir del siglo VII, sus habitantes formaron parte de los califatos Omeya y Abasida. Después de más de un siglo de influencia persa, fueron dominados tardíamente por el imperio otomano en 1871, quedando subordinados al gobernador de Basora. Al concluirse el reparto del Medio Oriente por los imperios triunfadores después de la Gran Guerra, quedó bajo el Protectorado Británico. Y algo insólito, permaneció así hasta que alcanzó su independencia en 1971. Lo cual hace de Qatar una de las naciones más jóvenes del planeta.

3. Su gobierno es el de una monarquía absoluta, con formas coincidentes con un sistema tribal y algo semejante a un Parlamento. Ha sido gobernado por la familia Al-Thani desde mediados del siglo XIX. El 27 de junio de 1995 Hamad Bin Khalifa Al-Thani depuso a su padre sin violencia. En 1999 se celebraron las primeras elecciones de un concejo local, en las que participaron todos los adultos, incluso las mujeres. En 2003 aprobó una Constitución que permite el establecimiento de un Consejo Consultivo en el que 30 de los 45 miembros son elegidos por sufragio universal y los 15 restantes nombrados por el emir. Y desde 2013 Tamim bin Hamad Al-Thani se hizo del cargo por decisión de su padre, convirtiéndose a sus 33 años en el jefe de Estado más joven del mundo árabe. El matrimonio de su padre con Moza, de la tribu Al Missned, garantizó la paz en el país al unirse las dos tribus más poderosas, acabando con fuertes rivalidades en su historia.

Su proceso de modernización se dio a la par del éxito económico al descubrirse sus reservas de gas natural que superan los 380 billones de pies cúbicos, de los que diariamente se producen 18 mil millones, junto a su producción de petróleo, que suma 850 mil barriles diarios. Esos productos representan 92% de la exportación y generan 62% de los ingresos del gobierno.

Como muestra de ese éxito surgió la idea de la cadena televisiva y noticiosa Al Jazeera, fundada en 2011 por el jeque Hamad bin Kalifa Al-Thani, primo de quien se convirtió en el emir Tamim bin Hamad Al-Thani. Fue el primer canal que introdujo periodismo de investigación entre los países árabes, cuyos eventos hasta entonces sólo eran reportados internacionalmente por las cadenas occidentales, con los sesgos conocidos.

Otro de sus rasgos es su libertad de cultos sin restringirse a las religiones monoteístas y se tiene noticia de algunas Iglesias católicas y de sitios para los hinduistas frecuentados por el gran número de inmigrantes. La poligamia está muy reducida, aunque con altibajos que no parecen marcar una tendencia. En 2020 el número de los qataríes casados con más de una esposa fue menor que el de años previos, pero mayor que 2010. Se frecuentan también los matrimonios consanguíneos en 36%. Y su tasa de natalidad ya es menor de 2%.

Los conflictos no escasean, como en el resto de la región, y en 2017 Arabia Saudita, Baréin, Egipto y Emiratos Árabes cortaron relaciones acusando a Qatar de financiar el terrorismo. La realidad es que no aceptaban su apoyo a los hutíes de Yemen, fuertemente combatidos por Arabia Saudita, provocando una crisis humanitaria sin precedente. Sin embargo, en 2021, con la mediación de Kuwait y Estados Unidos, se reanudaron las relaciones con esas naciones, lo cual se entiende porque el país había apoyado al gobierno estadunidense en su guerra contra Irak en 2003 y en 2011 permitió que los aviones Mirage de aquel país salieran de Qatar a luchar contra Muamar Gadafi en Libia.

En el lapso transcurrido entre la designación del país como sede de la Copa Mundial de Futbol en 2011 y su realización en 2022, su tendencia a albergar emigrantes se incrementó, quizás por la necesidad de realizar los trabajos más pesados. Debieron construirse siete estadios, hoteles, carreteras, tren ligero y otras muchas obras que emplearon a los emigrantes indios, nepaleses, bengalíes y otros, sometidos a trabajar en temperaturas de entre 40 y 50 grados centígrados. Esas condiciones provocaron la muerte de 6 mil 500 emigrantes, según reportó The Guardian en una investigación ordenada por la OIT y basada en datos de los países de procedencia de los trabajadores migrantes. La mayoría de las muertes (48%) son oficialmente reportadas como “decesos por causas naturales”, lo que es cuestionado por organizaciones de derechos humanos. Otras causas de muerte significativas son accidentes de tránsito (12%), laborales (7%) y, por si fuera poco, suicidios (7%). Y hay fuentes que elevan esa cifra a 15 mil fallecimientos.

Natasha Frost, en The New York Times del 7 de noviembre, afirma que Qatar ofrece boletos gratuitos de avión y boletos para los partidos con la condición de no criticar al país y reportar inmediatamente a quien lo haga. Me quedaré sin asistir por no aceptar el ofrecimiento y por negarme a celebrar el éxito económico de ese país y del partido de mi preferencia en estadios, olvidándome de las víctimas que los construyeron. 

Análisis publicado el 13 de noviembre en la edición 2402 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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