El costoso 'poder de la cultura”
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El Complejo Cultural de Los Pinos parece estar destinado a convertirse en el proyecto del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, como en su momento lo fueron la Biblioteca Vasconcelos de Vicente Fox o la Estela de Luz con Felipe Calderón. Así se proyecta, al menos, en el presupuesto que se le ha solicitado para el 2020.
Según información dada por el coordinador de la Unidad de Administración y Finanzas de la Secretaría de Cultura (SC), Omar Monroy al diario El Universal, la rehabilitación del Bosque de Chapultepec y el conjunto de Los Pinos contará con mil 668 millones de pesos (mdp) para el próximo año, lo cual representa el 12.4% del presupuesto total para la SC cuyo monto son 13 mil 356 millones 480 mil 531 pesos.
Pero los gastos que los anteriores presidentes de la República han hecho en la que fuera residencia oficial de Los Pinos, no han sido modestos. Vicente Fox y Enrique Peña Nieto, particularmente, hicieron polémicas y hasta “vergonzantes” remodelaciones y ampliaciones. Baste decir que Fox gastó 61 mdp para transformar dos cabañas como habitación, y la Casa Miguel Alemán en sus oficinas. Luego Peña Nieto pagó una cantidad no aclarada para que la casa volviera a ser habitación, consignó en su momento la revista Proceso.
La reportera Anabel Hernández reportó en el semanario del 30 de mayo de 2015, la construcción de un costoso y enorme edificio de cristal de 5 mil 270 metros cuadrados, con un costo al erario de 78.37 mdp, donde despachó el entonces jefe de Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño Mayer, a la postre secretario de Educación Pública de ese sexenio.
Destacó que, en 2013, año de construcción del inmueble, la Presidencia tuvo un sobregiro en el presupuesto: se le habían autorizado 2 mil 104 mdp y gastó 3 mil 273 mdp. Igualmente, la Secretaría de la Defensa Nacional (que estuvo a cargo de la obra), tuvo un presupuesto de 60 mil millones y gastó 63 mil 46 millones.
En el número 2238 de dicho semanario, el reportero Arturo Rodríguez dio cuenta también de que dentro del conjunto de Los Pinos la entonces esposa de Peña Nieto, Angélica Rivera, tuvo su propia “Casa Blanca”, edificada también con recursos del erario, unos mil 200 metros cuadrados de construcción. Ahí menciona el autor que, en su sexenio, Felipe Calderón mandó construir un campo de futbol rápido con todo y graderío.
Sacrificados
No por todo lo anterior deja de ser cuestionable o por lo menos sorprendente el monto presupuestal asignado al proyecto de Los Pinos. Y es que significa más del 10% del presupuesto total de Cultura. Cuando se construyó la Biblioteca Vasconcelos, el entonces diputado Inti Muñoz, miembro de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, informó que el proyecto había rebasado en más del doble su presupuesto original. Estuvo por encima de los 2 mil mdp.
Y más aún, dijo que, para dotarla de los recursos necesarios para su terminación, se recortó el presupuesto a otras instancias como los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH) y de Bellas Artes (INBA), el Mexicano de Cinematografía (Imcine), Estudios Churubusco, Canal 22 y Radio Educación, “y la única explicación que encontramos es que todo ese dinero se está dando a la megabiblioteca”.
Desde su campaña López Obrador dio a conocer que abriría Los Pinos al público como un espacio cultural. Enseguida, la actual secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, le puso slogan: “cambiar la cultura del poder por el poder de la cultura”. Y desde el 1º de diciembre de 2018, día de la toma de posesión, la exresidencia oficial se llenó de actividades culturales. Fue, por ejemplo, una de las sedes para exhibir la película Roma.
Pero especialistas en política cultural han señalado que no basta con llenar de actividades culturales y festivales el sitio, si no se tiene claro a qué necesidades y líneas de la política pública en materia de cultura responden, cuáles son los propósitos, metas y presupuestos. El actual gobierno debe dejar en claro cuál es la diferencia entre su propuesta cultural y la que encabezó en el gobierno de Peña Nieto, Rafael Tovar y de Teresa, quien hasta antes de la creación de la SC defendió a capa y espada los eventos por encima de un proyecto cultural de Estado.
Se deben fijar también las prioridades para no desproveer de los recursos que otras instancias requieren para sus funciones sustantivas. Una de ellas es, desde luego el INAH, que desde 2017 arrastra el pendiente de recuperar en su totalidad el patrimonio histórico dañado por los sismos que resulta tan simbólico y fundamental para la identidad y hasta el sustento de muchas comunidades en el país. El diario El Economista consignó que al Programa Nacional de Reconstrucción se le recortaron 466.7 mdp, esto es 333.3 menos de los 800 millones que tuvo en 2019.
Hay otros rubros con recortes, según el reportero Vicente Gutiérrez, como el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC), el de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados (PAICE), y el de Ciudades Mexicanas Patrimonio Mundial, por lo cual la Cámara de Diputados pretende restar 650 mdp a Los Pinos para destinarlos a estos programas.
El pasado lunes 4 de noviembre, el Movimiento Colectivo por la Cultura y el Arte de México (Moccam), lanzó la iniciativa #México sin artistas para exigir que se otorgue al sector cultural el 1% del Producto Interno Bruto como presupuesto para 2020 (como lo establece la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y las Cultura), y anunciaron la posibilidad de llevar a cabo un paro nacional de artistas y trabajadores, así como manifestaciones en las conferencias mañaneras del presidente de la República.
La cuestión es que, de lograrse un incremento en la Cámara, se tenga claro para qué debe utilizarse: Becas para artistas, rescate del patrimonio cultural, producción de películas, difusión de la cultura, educación artística, investigación, recuperación de infraestructura cultural, regularización de la situación laboral de los trabajadores del sector, seguridad social para los artistas…
Las urgencias de un país como México son muchas y el riesgo es que, si se obtienen más recursos, no se disminuya el monto para el proyecto de Los Pinos y Chapultepec, a cargo del artista plástico y visual Gabriel Orozco.