En la tierra de Morelos...

sábado, 11 de septiembre de 2010 · 01:00

A la oprobiosa miseria en que sobreviven los pueblos de Carácuaro y Nocupétaro, en Michoacán, sus orgullosos habitantes, herederos de los chichimecas que se unieron al ejército de José María Morelos hace 200 años, suman los agravios de los militares durante la administración calderonista. Y en lo que respecta a las fiestas del Bicentenario, el gobierno federal y el estatal, así como la Iglesia católica, los han ninguneado.

NOCUPÉTARO, MICH., 11 de septiembre (Proceso).- De entre las boscosas montañas del sur de Michoacán, un arco de cemento identifica a este pueblo fundado antes de la llegada de los españoles: “Nocupétaro, origen del Ejército Mexicano”.

Sus habitantes se enorgullecen porque, dicen, descienden de los 16 indígenas chichimecas con los que José María Morelos y Pavón inició la formación de su ejército para emprender la guerra de Independencia desde el sur del territorio.

Pero hoy, a 200 años del movimiento libertador, prevalece el miedo y el rencor de esa comunidad hacia el Ejército por los agravios cometidos en los últimos años, sobre todo durante la presente administración que se apresta a conmemorar el Bicentenario de la Independencia.

El 2 de mayo de 2007, a los seis meses del inicio del gobierno de Felipe Calderón, efectivos militares arremetieron contra la población y torturaron a varios de sus habitantes, en represalia por el asesinato, a manos de la delincuencia organizada, de una partida de efectivos del 12 Batallón de Infantería de la XXI Zona Militar en el municipio vecino de Carácuaro, a sólo cinco kilómetros de distancia.

Los tormentos y agravios los sufrieron también hombres y mujeres de la población prehispánica vecina, que entre 1799 y 1810 fue asiento de uno de los curatos de Morelos, cuando se levantó en armas.

Aunque históricamente Carácuaro y Nocupétaro se han disputado el punto de partida de las campañas militares de Morelos, en la actualidad las hermana una característica: la alta marginación, que se traduce en una imparable emigración hacia Estados Unidos.

La expresión más reciente del abandono ocurre de cara a la conmemoración del Bicentenario. Carácuaro y Nocupétaro no recibieron ni un peso de los 15 millones que entregó el gobierno federal a Michoacán; tampoco les tocó nada de los otros 25 millones que las autoridades estatales destinaron este año a los festejos.

 

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