El director cinematográfico Nicolás Echevarría explica en entrevista cómo se hizo la serie de cuatro capítulos La Conquista, que será trasmitida en televisión a partir de hoy jueves 8 a las 24 horas. Producida por Clío, integra a un grupo sólido de historiadores, mediante entrevistas, con guión del escritor Christopher Domínguez. Echevarría defiende la tesis del proyecto como desmitificador. Según el guión, el suceso, similar en importancia al nacimiento de Jesús, fue una guerra de indios contra indios sólo liderada por Hernán Cortés.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La serie de televisión La Conquista, dirigida por el cineasta Nicolás Echeverría, presenta a un Hernán Cortés no como conquistador de México, sino como el líder de una rebelión indígena “en contra del cruel imperio azteca”, y además subraya que al final “defendió a los indígenas” y por ello murió en la miseria.
El proyecto, con el cual la empresa Clío, dirigida por el historiador Enrique Krauze, conmemora su 20 aniversario, también establece que el Capitán General de la Nueva España fue el primero en darle a la mujer un papel “predominante”, al darle a la Malinche un papel preponderante, de manera que los “machistas fueron los aztecas”.
Respecto a los sacrificios humanos, se refiere a que “hubo una industrialización de éstos por parte de los aztecas porque ninguna otra cultura le dio una importancia política, militar y cósmica, al grado de que las guerras floridas tenían como objetivo la captura de prisioneros para el holocausto”.
La serie cuestiona el “aztequismo” nacional, que “ha quedado como una ideología oficial desde la Independencia” y reforzado tras la Revolución.
La Conquista, que será trasmitida a partir del día 8 y cada jueves del mes por Canal 5 de Televisa a las 24 horas, está integrada por cuatro episodios de 45 minutos cada uno: El drama y sus protagonistas, La caída de Tenochtitlán, Los sacrificios humanos y la conquista espiritual, y La Conquista de México. Una nueva mirada.
Se repetirán este mismo mes por Canal 2 y en octubre por canal 4 ForoTV.
El guión es del escritor Christopher Domínguez Michael y el mismo Echevarría. Andrea Martínez Baracs y Domínguez Michael realizaron la investigación histórica y las entrevistas. La voz narrativa está a cargo del actor Daniel Giménez Cacho. Y destaca la música original de Mario Lavista.
Echeverría ofrece opiniones de los historiadores franceses Christian Duverger y Guilhem Olivier, los ingleses David A. Brading, John H. Elliott, Alan Knight y Hugh Thomas, y los mexicanos Miguel León-Portilla, Rodrigo Martínez Baracs y Eduardo Matos Moctezuma.
Cada capítulo resalta en la introducción, y en voz de Giménez Cacho, que “el encuentro entre el conquistador español Hernán Cortés y el emperador azteca Moctezuma sólo se compara con la venida de Cristo”, por lo que ese es un episodio “al cual no le falta ninguna virtud dramática: tenacidad, heroísmo, religiosidad, amor, desesperanza, crueldad…”.
Echevarría, realizador de los documentales María Sabina. Mujer espíritu y Niño Fidencio. El taumaturgo de Espinazo y el largometraje Cabeza de Vaca y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, precisa en entrevista que uno de los objetivos de La Conquista “es reconciliarnos con nuestro pasado”.
Su argumentación de por qué se escogió la Conquista de México, la centra en que “el reparto” de dicha etapa es “impresionante”:
“Cortés, el conquistador conquistado; la Malinche, amante, traductora y madre vilipendiada de una nación; Moctezuma, rey paralizado por los prodigios, aterrado por las profecías y protagonista de decisiones cuyos motivos permanecerán, por los siglos de los siglos, en la sombra.”
La idea
El realizador explica que Enrique Krauze lo llamó para crear una serie televisiva sobre la historia mexicana y los protagonistas de ésta. Entonces le recomendó que leyera su libro La presencia del pasado:
“Lo leí y me llamó la atención el énfasis que hace Enrique de cómo la historia ha tenido un uso ideológico en las distintas etapas de la vida de México y cómo ha sido manipulada para provecho de los políticos y la gente que se encuentra en el poder.”
Concuerda Echevarría con esa conclusión. Por ello, se le ocurrió que la Conquista “era un muy buen ejemplo para abordarla”.
–¿Usted propuso presentar el tema de la Conquista?
–Sí. Me gustó la Conquista porque existen personajes muy polémicos y como ya mencioné siempre han tenido caras diferentes.
Externa una anécdota. Le platicaron que en el desfile del Bicentenario de la Independencia, la persona que representaba a Cortés exigió un chaleco antibalas porque tenía un terror espantoso de que lo fueran a balear:
“Me pareció fantástico que en lugar de armadura, Cortés ahora lleve un chaleco antibalas. Es una idea muy postmoderna del México de hoy. Hasta la fecha existe este rencor tan espeluznante en contra de este personaje, y en la serie no sale tan mal librado.”
A Krauze le gustó la idea de abordar la Conquista, “y emprendimos esta aventura de entrevistar a las gentes que él consideró que eran las más autorizadas para charlar del tema”.
–¿Por qué comparar la Conquista con la llegada de Cristo si son hechos muy diferentes?, ¿no se exagera sólo para llamar la atención del público?
–Aquí le paso la pelota de eso a Christopher Domínguez, a él se le ocurrió esa idea.
–¿Usted qué opina de esa comparación con Cristo?
–Estoy de acuerdo. El descubrimiento del nuevo mundo y el contacto de estos dos imperios cambiaron radicalmente la historia de la Tierra.
–Habrá críticas por esa idea de Domínguez, ¿no?, además porque en nombre de Dios se mató y conquistó.
–Sí, estoy de acuerdo, pero hay que tener en cuenta que los episodios de La Conquista acentúan que es muy importante no definir a Cortés como el conquistador de México, sino como el líder de una rebelión indígena en contra de los aztecas, eso es significativo. Eso sí rompe con todo un concepto creado por los cronistas de la Conquista, por el mismo William H. Prescott, quien hace una enorme apología de Cortés como uno de los grandes capitanes de la historia. Eso de que fueron doscientos o trescientos españoles los que llegaron, conquistaron y terminaron con el gran imperio azteca, no es cierto.
“Los mexicanos debemos saber que Cortés reunió a súbditos que dependían de los aztecas, y sin esa ayuda, de todos ellos, hubiera sido imposible realizar la conquista en Tenochtitlán.”
Indios contra indios
Desde el primer capítulo televisivo, El drama y sus protagonistas, se destaca la “guerra de indios contra indios”.
El ejemplo exhibido es la matanza de de Cholula. El narrador cuenta:
“En octubre de 1519, Cortés alistaba su salida de Cholula hacia Tenochtitlán, cuando fue enterado de que los aztecas planeaban una emboscada: Moctezuma había cambiado de parecer y deseaba eliminar a los intrusos.
“Cortés, con el pretexto de una despedida, reunió a los notables de Cholula, les recriminó su traición y llamó a las tropas cempoaltecas y tlaxcaltecas para que dieran muerte a los supuestos traidores.
“Con la matanza de Cholula, la expedición de Cortés se convirtió en una guerra de los indígenas contra los indígenas.”
En la parte de La caída de Tenochtitlán. Giménez Cacho platica, luego de la matanza del Templo Mayor, que “Cortés se recuperó en el reino aliado y vecino de Tlaxcala, desde el cual organizó la toma definitiva de Tenochtitlán.
“Duplicadas sus fuerzas gracias a sus aliados indígenas, planeó reconquistar la ciudad por tierra y agua e hizo construir bergantines para cruzar el lago. Quebrantó a los aliados externos de los aztecas e inició el sitio, que duraría tres meses, hasta la rendición de la urbe el 13 de agosto de 1521, cuando fue capturado Cuauhtémoc, el último de los tlatoanis.”
–¡No le parece muy fuerte decir que se enfrentaron indios contra indios? Y lo del canibalismo parece más bien irse por el lado de lo morboso.
–Hay una frase de Miguel León-Portilla, donde dice que los indios hicieron la Conquista y los españoles la Independencia. Tiene absolutamente la razón. Es importante romper, repito, con este mito de este puñado de españoles que derrumbó el imperio azteca.
“Existe una especie como de deformación, que la critica Octavio Paz mucho en Postdata, donde nosotros identificamos todo el país con el símbolo del águila y la serpiente, y nos identificamos totalmente con los aztecas. En el Museo Nacional de Antropología, por ejemplo, el sitio de los aztecas ocupa el altar, si comparamos al museo con una iglesia. Creo que al principio se planeaba poner en la bandera el símbolo de la Virgen de Guadalupe, finalmente decidieron utilizar el símbolo del águila y la serpiente.”
Echeverría aclara que repite las voces de los entrevistados, “no soy ningún experto en la Conquista”, y vuelve a citar a los especialistas:
“Concuerdan que es un concepto equivocado de que todo México eran los aztecas porque el país era un mosaico de culturas. Sólo hubo una batalla de españoles contra indígenas en Yucatán, donde le regalaron a la Malinche. A partir de allí, Cortés tuvo siempre aliados indígenas y luchó con un ejército enorme de indígenas en contra primero de los tlaxcaltecas, quienes se unieron finalmente en contra de los aztecas.”
En el programa La Conquista. Una nueva mirada, hay un subtítulo: El aztequismo, que explica:
“El patriotismo de la Independencia y el nacionalismo de la Revolución mexicana hicieron del aztequismo una ideología oficial que olvidaba la pluralidad del mundo mesoamericano, lo mismo que el más incómodo de los hechos de la Conquista: que ésta hubiera sido imposible sin la alianza militar de Cortés con los pueblos sojuzgados por los aztecas.”
Recuerda que Olivier menciona en la serie que los aztecas no eran ningunos santos, pues varias veces intentaron un complot en contra de los españoles cuando éstos estaban en situaciones de debilidad.
Los sacrificios y el canibalismo
Así el también guionista y fotógrafo justifica el capítulo Los sacrificios humanos y la conquista espiritual:
“El sacrificio es otro tema al que los mexicanos le hemos dado la vuelta y fue el pretexto perfecto de los conquistadores para declararnos súbditos del demonio. Ese horror que fue para ellos presenciar los sacrificios, no sólo de los indios mismos en las festividades o las guerras floridas donde tomaban a sus presos y los sacrificaban, también de los propios españoles y los caballos. El mito del canibalismo no es mito. Todos sabemos que la receta original del pozole era con carne humana. Era con los muslos de los sacrificados. El corazón era ofrecido a los dioses, pero lo más cotizado eran los muslos, uno era para los sacerdotes del templo y el otro para el que había capturado al prisionero. Se paseaba con el muslo orgullosamente por las calles y llegaba a su casa y se preparaba el pozole y lo disfrutaba toda la familia.”
–La explicación del canibalismo en la serie causará discusión, ¿verdad?
–Pero como uno de los propósitos de esta serie es un poco reconciliarnos con nuestro pasado, tampoco hay que tenerle miedo a incursionar en lo pasado y conocer un poco la realidad de las cosas. Eso nos va a ayudar a ser mejores mexicanos.
“León-Portilla, y Krauze en su libro, insisten sobre la reconciliación con nuestro pasado. Jorge Luis Borges dijo que México vive obsesionado en el conflicto, en esta polarización que tenemos con nuestro pasado. Y León-Portilla, quien lleva esta bandera de la visión de los vencidos, insiste más que nadie en la serie que debemos entender a Cortés, a Moctezuma, a estos protagonistas y reconciliarnos con este acontecimiento que finalmente nos marcó, nos hizo mexicanos.”
–¿Cómo no vivir en conflicto con esta historia? Los estadunidenses no lo tienen porque mataron a los indios y se acabó. Llegaron los españoles a Argentina y no hay conflicto porque no hay historia conflictiva. El propósito, si es el de no ideologizar esta historia, ¿cómo contribuye a una nueva mirada?
–Espero que sí. Es un énfasis de cada uno de los entrevistados. Duverger expresa que Cortés se convirtió en un defensor de los indígenas, incluso cuando llegaron los burócratas, los virreyes, a éste lo echaron fuera y tuvo un final tristísimo.
El programa IV, en el área de Conclusiones sobre Cortés, existe una explicación rotunda:
“Sin ocultar su crueldad, los historiadores tienden a ver a Cortés como el genio militar y político que fundó en la Nueva España una nueva nación de la que fue dirigente, tomando el poder que de grado o de fuerza le entregó Moctezuma. Cortés no fue el primer virrey, pero quizá sí haya sido una suerte de último tlatoani.”
Echeverría acepta que el formato de La Conquista es conservador y tradicional, pero desde el inicio “estuve consciente que lo más interesante de la serie era la opinión de los historiadores y su nueva visión sobre la Conquista”.
–¿Nueva visión?
–Sí, realmente es nueva, porque es una visión muy diferente a la de Prescott, incluso a la que nos enseñaron en la escuela. Además, es una visión muy relajada, en momentos Olivier dice cosas que podrían escandalizar de repente a la idea que tenemos los mexicanos de los aztecas o los mismos españoles.
“Sobre todo nos cuesta más trabajo entender lo que fue la industrialización de los sacrificios humanos, de cómo algo que a la mejor en un principio era un acontecimiento no muy frecuente, se convirtió en una especie de industria en tiempo de los aztecas. El hacer muchísimos prisioneros y matar mucha gente para celebrar la inauguración de un templo, lo que sea.”
Echeverría invirtió dos años de su vida en la serie y trabajó “con total libertad”, y admira la labor de Krauze.
–A Krauze varios especialistas lo ubican como el historiador oficial de estos dos últimos sexenios, ¿es verdad?
–No sé si Enrique está catalogado como una especie de historiador oficial. Por ejemplo, con él he hecho tres series de televisión, La Cristiada, Maximiliano y Carlota y La Conquista, no sé si alguien más me hubiera llamado para hacer algo así. Lo alabo como historiador y promotor de la historia. No estoy de acuerdo con la visión de que es el historiador oficial, él tiene su propio criterio como historiador y ha escrito sus libros y los otros historiadores han hecho lo mismo.”