Putin, delirio por el lujo

jueves, 4 de octubre de 2012 · 11:58
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Durante una conferencia de prensa realizada en el Kremlin el 14 de febrero de 2008, el presidente Vladimir Putin dijo que trabajaba tanto como un “esclavo en las galeras”. Palacios, yates, costosos automóviles y finas motocicletas son algunos de los bienes de los que disfruta este “esclavo”, según denunció el dirigente opositor Boris Nemtsov, quien publicó en el sitio web putin.itogi una lista de las propiedades y bienes que, asegura, están a disposición del mandatario. Aunque éstos son propiedad del Estado, parecen lujos más cercanos a los de un rey o un zar que a los de un dirigente democrático. “Rusia se muere. La mortalidad en los 12 años de gobierno de Putin es mayor a la natalidad, y el país perdió más de 5 millones de personas”, denuncia Nemtsov, mientras que Putin tiene a su disposición 20 palacios, villas y residencias. “En comparación, el presidente de Estados Unidos tiene dos residencias, lo mismo que los jefes de Estado de Alemania y de Italia. Durante el mandato de Putin aparecieron nueve palacios. De esta manera, durante su gobierno se duplicaron las residencias oficiales”, consigna el informe de Nemtsov. Además, dispone de una flotilla de 43 aviones, 15 helicópteros y cuatro yates, uno de los cuales, el Olimpia, figura en la lista de los 100 mejores del mundo, y una valiosa colección de automóviles. El documento destaca un detalle que no corresponde a las atribuciones de un jefe de Estado y que se relaciona con una particular debilidad de los nuevos ricos rusos: el coleccionismo de relojes. Putin tiene un A. Lange & Sohne Tourbograph Pour le Merite, que cuesta 500 mil dólares; también posee un Patek Philippe Perpetual Calendar 3974, de 60 mil dólares, y un A. Lange & Sohne 1815, de 25 mil dólares. “En la declaración de ingresos de Putin presentada en 2012 se asienta que sus ingresos fueron de 3 millones 661 mil 765 rublos (unos 122 mil dólares). Para adquirir legítimamente su colección de relojes valuada en 22 millones de rublos (733 mil dólares), Putin debió no alimentarse durante seis años. Y si fueron regalos, debió declararlos”, apuntó su crítico.   En familia   En 2010 el empresario de San Petersburgo Serguei Kolesnikov huyó de Rusia y envió una carta al presidente Dmitri Medvedev en la que denunciaba el desvío de fondos de donaciones hospitalarias para la construcción, en el mar Negro, de un palacio estilo italiano. Tendría un costo de mil millones de dólares y se destinaría al uso de Putin. La denuncia fue publicada por los principales diarios del mundo, como el Washington Post (23 de diciembre de 2010) y el Financial Times (30 de noviembre de 2011). Kolesnikov era propietario de la empresa Petromed, junto con Dmitri Gorelov, excoronel de la extinta KGB, y trabajaba en estrecha conexión con el Banco Rossia. En 1992, el Comité de Relaciones Económicas Internacionales de la alcaldía de San Petersburgo presidido por Putin tomó, junto con Kolesnikov y Gorelov, el control de la mayoría de acciones de Petromed, con el propósito de conseguir donaciones para equipar los hospitales de la ciudad. Nikolai Shamalov, representante de la empresa alemana Siemens (uno de los miembros de la cooperativa Ozero), se encargaba de proporcionar el equipamiento. Uno de los aportantes fue Roman Abramovich, dueño del club inglés de futbol Chelsea, cuya fundación donó 180 millones de dólares. Según los documentos presentados por Kolesnikov a los periodistas del Financial Times, Shamalov y Gorelov habrían comprado cerca de 10% de las acciones del banco, cada uno, con fondos provenientes de las donaciones recibidas por Petromed, que también habrían servido para financiar varias de las compras que convirtieron al Banco Rossia en uno de los más importantes del país. Según Kolesnikov, después de la crisis financiera de 2008, Shamalov le pidió derivar fondos hacia una compañía llamada Rosinvest, la cual le pagaría a la firma Lirus. Ésta, junto con el Departamento de Propiedades del Kremlin, invirtió en la construcción del palacio en el mar Negro mediante una operación realizada a través de Lichtenstein y Suiza. El vocero de Putin, Dmitri Peskov, rechazó cualquier vinculación del presidente con ese palacio. Después de que las denuncias se hicieron públicas, Shamalov vendió la propiedad del mar Negro a Alexandr Ponomarienko, socio de los hermanos Rotemberg, viejos amigos de Putin, según publicó el periódico ruso Novaya Gazeta el 4 de marzo de 2011. Así, todo quedó en familia.

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