Desde el poder, una Reforma Laboral a la medida del poder

sábado, 3 de noviembre de 2012 · 19:33
Todos entraron en arreglos. Los presidentes, saliente y electo; los líderes parlamentarios; las dirigencias de los partidos; los representantes de organismos empresariales… Todos aquellos que, sintetizados por los nombres de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, representan al poder. La Reforma Laboral, cualquiera que finalmente sea, va a pasar.  Los únicos que no estuvieron representados en los arreglos fueron precisamente aquellos a quienes afecta, los trabajadores. MÉXICO, D.F. (Proceso).- En medio de la disputa entre las dos cámaras del Congreso de la Unión por las modificaciones a la Reforma Laboral y las diferencias que afloraron entre los coordinadores de las bancadas priistas, el diputado Manlio Fabio Beltrones y el senador Emilio Gamboa Patrón, los equipos de transición de Enrique Peña Nieto y del presidente saliente Felipe Calderón llegaron a un arreglo para evitar que la iniciativa se “enfriara” en San Lázaro y a fin de que se apruebe y promulgue antes de que termine el sexenio. Los equipos de Peña Nieto y de Calderón se reunieron para aclarar que más de 90% de la reforma se había aprobado y debía ser promulgada, al tiempo que el responsable del equipo de transición para la Reforma Laboral, Alfonso Navarrete Prida, negoció y operó con los coordinadores Beltrones y Gamboa Patrón para aclarar que Peña Nieto “no tiene pensado presentar una iniciativa distinta” al asumir la Presidencia de la República. Entrevistado por Proceso, Navarrete Prida confirma que se reunió con ambos coordinadores el 30 de octubre y que desde el equipo peñista la posición es que “lo aprobado en ambas cámaras satisface las prioridades” de una reforma laboral. “Esta reforma contribuirá al crecimiento económico del país, generará mayores empleos formales y plantea un equilibrio entre los distintos factores de la producción: empresarios, autoridades y trabajadores”, señala Navarrete al enumerar las “prioridades y expectativas” de la reforma. –¿ Peña Nieto va a enviar otra iniciativa de reforma laboral? –se le pregunta. –El presidente electo no tiene pensado enviar una iniciativa distinta. Peña Nieto tiene interés en que se concrete la reforma laboral, que se discuta en ambas cámaras bajo el principio de respeto al artículo 123 constitucional y que no se haga una reforma por lucro, vanidad o cálculo político. –¿Aunque haya perdido su carácter de iniciativa preferente? –Para el presidente electo ese no es un tema a discusión. La parte que está aprobada en ambas cámaras es más del 90% de la iniciativa. Lo importante es que se publique, al margen de que se llame preferente o no. Procurador del Estado de México en el gobierno de Arturo Montiel y al inicio de la administración peñista, Navarrete Prida insiste: “Hay una iniciativa que ya pasó por ambas cámaras, que está en pleno tránsito legislativo conforme a la Constitución, el artículo 71 y 72 de la Constitución, que ya tiene una aprobación de más del 90%, y legalmente ya no se puede volver a discutir”. Bloque opositor Frente a los arreglos del calderonismo con el peñismo y de éste con los coordinadores de las bancadas del PRI en el Congreso, los hubo también entre el PRD y el PAN cuyas cúpulas anunciaron que formarán un “bloque legislativo” no sólo para el tema de la reforma laboral sino “para todo el sexenio” entrante, como afirmó el presidente panista Gustavo A. Madero. Alentados por el resultado de la alianza que concretaron en el Senado para incorporar cuatro cambios a la minuta proveniente de la Cámara de Diputados (lo consiguieron por 66 votos contra 62 del bloque PRI-PVEM), los panistas y los perredistas comunicaron que ahora “no hay una fuerza dueña del país, de modo que los acuerdos tendrán que ser asumidos por las distintas organizaciones políticas, no una sola”. A la reunión opositora del 31 de octubre, cuando se dio el anuncio en un restaurante de la Ciudad de México, asistieron los panistas Ernesto Cordero, Luis Alberto Villarreal y Gustavo Madero así como los perredistas Jesús Zambrano, Silvano Aureoles, Miguel Barbosa, Dolores Padierna y Alejandra Barrales, y el exregente capitalino Manuel Camacho Solís, actual senador por el Movimiento Ciudadano. De última hora los cinco senadores del PT decidieron no acudir al encuentro. Ambas fuerzas acordaron que el bloque legislativo tendrá como objetivo “ser un contrapeso contra excesos de autoritarismo que pretendan una regresión a prácticas absolutistas” y que no sólo será para el tema de la reforma laboral sino “para todo el siguiente sexenio”, según Gustavo Madero, dirigente nacional panista. Entrevistados por Proceso, algunos de los asistentes consideraron que es importante la formación de esta alianza porque “al PAN ya no lo condenan como partido a estar adherido a Peña Nieto, a pesar de los acuerdos con Calderón”, mientras que “el PRD ya no se limitará a ser una oposición testimonial y podrá incidir en las iniciativas legislativas”. Al PAN le interesa especialmente la alianza en materia de anticorrupción, mientras que el PRD buscará incidir para frenar una reforma energética, tal como la ha planteado el equipo de Peña Nieto. La formación de ese bloque se gestó en el Senado cuando la exasambleísta capitalina Alejandra Barrales y el exsecretario del Trabajo calderonista Javier Lozano, ambos secretarios en la Comisión del Trabajo presidida por el priista Ernesto Gándara Camou, comenzaron una serie de negociaciones para cambiar la minuta de la reforma laboral proveniente de la Cámara de Diputados. Al PAN le interesaba incorporar los temas de transparencia y democracia sindical que fueron eliminados en la votación de San Lázaro, mientras el bloque de legisladores de izquierda, si bien votaron en contra de la reforma, en lo general acordaron impulsar los temas de Acción Nacional, a cambio de que se aprobara el artículo 388 bis. El bloque opositor provocó que fracasara la operación política planeada por Emilio Gamboa Patrón, coordinador de los senadores del PRI, para que la minuta se aprobara “en sus términos”, sin ninguna modificación. Distintos legisladores y testigos de la negociación confirmaron a Proceso que Gamboa se concentró en convencer, mediante dinero y prebendas como el reparto de comisiones, a los senadores del PT y a otros legisladores para que no se unieran al bloque PAN-PRD. Fueron cuatro votos clave que modificaron la correlación de fuerzas en el Senado. La alianza también generó inconformidad entre los representantes empresariales. Una semana antes de que se votara en el Senado, el dirigente del CCE, Gerardo Gutiérrez Candiani, y el abogado empresarial Tomás Natividad, presionaron a los legisladores del PRD y del PAN para que aprobaran la minuta proveniente de la Cámara de Diputados “sin modificar una sola coma”. (Extracto del reportaje que se publica esta semana en la revista Proceso 1879, en circulación)

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