El calvario de Margarita López, una indígena tzotzil

viernes, 10 de febrero de 2012 · 19:11
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis. (apro).- La presión de grupos civiles y activistas de redes sociales lograron que esta tarde obtuviera su libertad la indígena tzotzil Margarita López Gómez, quien estuvo siete años en prisión sentenciada por la muerte de su esposo. Sin embargo, el caso de Margarita es emblemático por las irregularidades denunciadas durante su proceso. Madre de siete hijos, la indígena fue sentenciada en 2005 por la muerte de su esposo Juan Velasco López; primero estuvo cuatro años en una solitaria cárcel de Venustiano Carranza, donde fue víctima de violación, y luego, en 2008, estuvo en el penal 5 de San Cristóbal de las Casas, de donde esta tarde fue puesta en libertad. Indígena monolingüe al entrar a prisión, el caso de Margarita es uno de los más trágicos documentados por el Centro de Derechos Humanos de la Mujer de Chiapas (CDMCH), un organismo no gubernamental con sede en San Cristóbal de las Casas. Margarita fue víctima de la venta de mujeres, una costumbre muy común en muchos pueblos indígenas de Chiapas; fue violada, golpeada y llevada al alcoholismo por su pareja. Además, padeció la poligamia y la violación de una hija, entre otras vejaciones. Originaria del paraje de Tojchuctik, municipio de Mitontic, uno de los más pobres y marginados de Chiapas, Margarita fue llevada por su pareja al rancho Chincuyal, en la colonia Montecristo del municipio de Venustiano Carranza, donde empezó su calvario. Además de procrear con Margarita seis hijos, Juan Velasco se hizo de otra esposa y a ambas las hizo compartir el mismo hogar; su segunda mujer fue Juana Santiz Méndez, originaria de Betania, municipio de Teopisca, con quien procreó otros seis hijos. Víctima del alcoholismo, Juan arrastró al vicio a sus dos esposas y a la mayor de las hijas que tuvo con Margarita, Sonia, a la que violó desde los ocho años hasta que tuvo un hijo con ella, a los escasos 12 años. Sin embargo, ahí no paró todo: al año y medio de que Sonia tuvo la primera hija de su padre, volvió a parir de nuevo. Juan Velasco era un alcohólico desobligado que golpeaba a sus tres mujeres, quienes a pesar de haber buscado justicia nunca pudieron obtenerla. Sonia, a sus 15 años, decidió acabar con la vida de su padre y violador; entonces tomó un garrote del fogón y acabó con él. Mientras se investigaba el homicidio, las tres mujeres, Margarita, Sonia y Juana, dejaron el hogar junto con sus 14 niños; Juana se fue a la cabecera municipal de Carranza con sus seis hijos, y Margarita y Sonia regresaron a Mitontic. Sin embargo, las tres mujeres fueron apresadas y empezó el proceso penal contra ellas. Juana fue encarcelada por encubrimiento y Sonia fue trasladada al Centro de Readaptación para Menores Villa Crisol; la menor pasa dos años y medio de su vida en este lugar y luego queda libre. En cambio, Margarita fue enviada a la cárcel preventiva de Carranza con una sentencia de 15 años, de donde en el 2008 se fue a San Cristóbal de las Casas, donde sufrió una violación y tuvo otro hijo. Tras darse a conocer su caso en las redes sociales y por la periodista Patricia Chandomí, de la agencia de noticias de la mujer Cimac, el tema fue retomado por la Secretaría para el Desarrollo y el Empoderamiento de la Mujer (Sedem) de Chiapas, que pidió al Poder Judicial estatal intervenir y decretar la liberación de Margarita. Finalmente, hoy quedó libre la indígena tzotzil, quien fue recibida a las afueras del penal por activistas y representantes del CDMCH. Mientras, el gobierno de Chiapas dijo hoy que le ha ofrecido a Margarita atención psicológica y apoyo económico para que pueda reiniciar su vida en libertad. En lo que va del sexenio, unas 80 mujeres –destacó el gobierno estatal– han sido puestas en libertad y al menos 17 de ellas son indígenas.

Comentarios