Julio César Jr. y un olvido "sospechoso"

viernes, 17 de febrero de 2012 · 12:46
La más reciente pelea del campeón de boxeo Julio César Chávez Jr. está bajo sospecha. Contra todo reglamento, por “un olvido” no se aplicó el examen antidopaje, denunció su rival Marco Antonio El Veneno Rubio. Por si fuera poco, Chávez fue arrestado en Los Ángeles 13 días antes del combate por conducir en estado de ebriedad, según pudo confirmar este semanario con las autoridades policiacas locales. Y el testimonio de El Veneno alimenta la desconfianza. Chávez, contó, “llegó a la báscula como cadáver y a la hora de la pelea estaba grande y muy fuerte”.?? MÉXICO, D.F. (Proceso).- La no realización de controles antidopaje a los boxeadores Julio César Chávez Jr., y Marco Antonio Rubio con el pretexto de que la Comisión de Box de Texas “olvidó contratar al laboratorio” pone otra vez en entredicho la credibilidad del boxeo, deporte en el que las reglas se violan a conveniencia. Pese a que el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) –organismo que sancionó la pelea en la que Chávez defendió por segunda vez su campeonato de los pesos medianos– establece como obligatorios los exámenes antidoping en todas las peleas de título mundial o de eliminatoria y que el reglamento de la Comisión de Box de Texas (Texas Department of Licensing and Regulation) estipula que todos los peleadores deben someterse a controles antidopaje antes o después de un combate, ambos ordenamientos fueron ignorados. Reginaldo Kuchle, dueño de la promotora que maneja la carrera de Rubio, explica que 15 días antes de la pelea el vicepresidente del CMB, Mauricio Sulaimán, fue nombrado supervisor de ese combate. Revela que habló con él para “encargarle mucho” que se realizaran los exámenes antidopaje toda vez que en 2009 Chávez dio positivo por diuréticos –que utilizó para bajar de peso antes de enfrentar a Troy Rowland– en un control que le aplicó la Comisión Atlética de Nevada. El empresario refiere que Sulaimán le dijo que no se preocupara, que tuviera “plena confianza en el CMB”; no obstante, cuatro días antes del pleito le informó que debía cuidar a sus hijos y que no podría viajar a San Antonio, por lo que Alberto León lo reemplazaría. “Cuando se hizo el cambio, hablé con Mauricio y le pedí que me garantizara que se harían los exámenes de doping, que pusiera mucho énfasis en eso, sobre todo por los antecedentes de Chávez. Me dijo que no desconfiáramos del CMB, ya que ahí iba a estar su papá (José Sulaimán, presidente del organismo) y que el supervisor se haría cargo de todo. Yo no conocía a Alberto León, pero Mauricio me aseguró que se harían los exámenes después de la pelea. Ese cambio me pareció extraño, ya que la responsabilidad de que se cumplan las reglas recae en el supervisor y en el CMB”, señala Kuchle. La tarde del viernes 3, cuando se realizó la ceremonia de pesaje, un día antes de la pelea, todo el equipo de Marco Antonio Rubio se sorprendió por el estado físico en el que se presentó Chávez. “Llegó a la báscula como cadáver”, describe Kuchle. “Yo me veía más grande que él. Lo veía chiquito y delgado, y a la hora de la pelea estaba grande y muy fuerte”, detalla Rubio. Chávez pesó 159.5 libras (menos de 72 kilos) y Rubio 159. En el pesaje que se realizó horas antes de la pelea, Chávez registró más de 180 libras; es decir, en menos de un día recuperó 21 libras (9.5 kilos). Después del pesaje, los equipos de ambos pugilistas se presentaron a la lectura de reglas, donde además de acordar detalles técnicos, como los guantes que usarían, Alberto León manifestó que se realizarían los controles antidopaje inmediatamente después de la pelea en los vestidores de los boxeadores. Incluso ahí se encontraba el titular de la Comisión de Box de Texas, Dicky Cole. “No le hice ningún daño. Nunca pude hacerlo para atrás. Yo pego fuerte, pero con él sentía que le pegaba a una pared. Se me hizo exageradamente fuerte. Me aventaba con su peso. He peleado con Kelly Pavlik (súper mediano), que es más grande, y con otros, y les he hecho daño, pero a él no. Ni lo movía. Durante la pelea pensaba: ‘ahorita se cansa’. Decía: ‘para el (round) ocho o para el nueve va a ser mío, ya va a estar cansado’. Llegó el ocho, el nueve y el 10, y nunca se cansó”, narra El Veneno. “No sé qué decirle” Al finalizar el combate pactado a 12 rounds, los jueces del Alamodome de San Antonio, Texas, decretaron ganador a Chávez por decisión unánime. Con la derrota asumida, Rubio se fue a su vestidor a esperar que llegaran los encargados de recolectar su muestra de orina para el control antidopaje. Transcurridos algunos minutos, Kuchle fue a investigar por qué no llegaba nadie. A un costado del ring encontró a José Sulaimán, a quien le preguntó que en qué momento se realizaría el antidoping. “‘Ahora sí que no sé qué decirle, porque no va a haber’, me dijo Sulaimán. Dicky Cole estaba a unos pasos y Sulaimán lo llamó para que me explicara. Y Cole dijo: ‘se nos pasó y no solicitamos el antidoping al laboratorio’. Empezamos a discutir y don José se exaltó mucho. Me dijo que ya no dijéramos nada, que había sido una muy buena pelea, que no la empañáramos y que guardáramos silencio. ‘pues ya no se hizo, hombre, no pasa nada’, insistió. Por supuesto, no estoy de acuerdo. “Fue una discusión terrible y muy frustrante. Cole como autoridad llamó a los guardias de seguridad para callarme. Luego, en la conferencia de prensa, Jorge Rodríguez, del equipo de Rubio, le preguntó a Chávez de los exámenes antidoping, y dos elementos de seguridad lo sacaron. Chávez no contestó la pregunta ni los periodistas preguntaron sobre eso. Cambiaron de tema. Ellos sólo van a las ruedas de prensa para celebrarlo. De ahí se fueron todos a cenar, a convivir con los de la promotora, que con los periodistas forman una cadena irrompible. Pocos medios nos dieron voz con esta queja, y algunos otros que sí lo consignaron lo pusieron como que no es grave o no importa”, fustiga Kuchle. El empresario cuenta que incluso le pidió a Cole y a Sulaimán que acudieran a un hospital para que les tomaran muestras de orina a los boxeadores y que se resguardaran hasta que pudieran se entregadas a un laboratorio. Ambos se rehusaron con el argumento de que eso “está fuera del reglamento”. “Yo soy el más ofendido. No lo creía cuando me lo dijeron, pero esto no es cosa del CMB. Las comisiones de boxeo se encargan de eso. Nosotros le pedimos a la de Texas por carta, personalmente y durante la lectura de reglas que se hiciera el antidoping. Para nosotros fue una sorpresa que no se haya hecho, pero no fue su intención, tuvieron una enormidad de trabajo. El boxeador que pierde siempre arma un escándalo. Que ya no le carguen a Julio tantas babosadas porque si le hubieran hecho el examen sólo a Rubio, estaría de acuerdo, pero no se le hizo a ninguno. Yo no tengo duda de los boxeadores, son muy limpios, gente decente y buena”, dice Sulaimán en entrevista con Proceso. No en Las Vegas En noviembre de 2009, la Comisión Atlética de Nevada dio a conocer que Julio César Chávez Jr., dio positivo por un diurético (furosemida) en el examen antidoping que se le practicó antes de enfrentar al estadunidense Troy Rowland en una pelea pactada a 10 rounds, que se realizó en el MGM Grand de Las Vegas. El mexicano fue suspendido durante siete meses. Chávez reconoció haber consumido el diurético porque no sabía que es una sustancia prohibida, y alegó que no lo hizo para obtener alguna ventaja, ya que “no es una droga, es algo que te ayuda a orinar, con lo cual yo bajé de peso porque me hidraté mucho. Estuve enfermo y tuve que sacar líquidos de última hora. Me descompensé por el entrenamiento y estuve hospitalizado. Al contrario, me perjudicó, porque me debilitó por sacar los líquidos”, declaró al periódico El Debate de Culiacán. Los diuréticos están prohibidos en el deporte no sólo porque ayudan a perder peso de forma artificial, ya que el cuerpo se deshidrata, sino porque también sirven para enmascarar otras sustancias dopantes. La Comisión de Nevada declaró aquella pelea como no contest (no disputada) y advirtió al boxeador que una vez que regresara a competir estaría obligado a someterse a un control antidoping en cada una de sus peleas programadas en Las Vegas. Desde entonces, Chávez ha peleado tres veces en Texas y no ha tenido otro combate en Las Vegas. Tras cumplir su castigo, en junio de 2010 regresó a los cuadriláteros para enfrentar a John Duddy en el Alamodome de San Antonio. En enero de 2011 se midió con Billy Lyell en Culiacán. El 4 de junio de ese mismo año peleó por el título mundial mediano del CMB ante el alemán Sebastian Zbik en el Stapless Center de Los Ángeles. El 19 de noviembre pasado enfrentó a Peter Manfredo Jr., en el Reliant Arena de Houston. “A este foco amarillo de su dopaje previo le sumamos que el mismo equipo que entrena a Manny Pacquiao es el de Chávez, por eso pusimos mucho énfasis en que las cosas se hicieran como se debe. En repetidas ocasiones ha habido rumores de que Pacquiao usa sustancias indebidas (Floyd Maywather Jr., ha señalado que no enfrentará al filipinio a menos que se someta a controles antidopaje antes y después de la pelea) y además sabemos que en el estado de Texas los exámenes suelen pasarse por alto. Por eso, curiosamente, Chávez ya no pelea en el estado de Nevada. –¿Usted cree que Chávez peleó en Texas para evitar un control antidopaje? –se le pregunta a Kuchle. –Lo sospecho. Lo dejo como algo que pienso. –Después de lo que pasó, ¿confirma usted sus sospechas? –Totalmente. Otros managers me han dicho que en Texas se han quedado esperando el antidoping y nadie llega. Por eso le encomendé tanto a Mauricio Sulaimán que se realizara. En más de 20 años que tengo en el boxeo, que he llevado a muchos boxeadores a pelear en Estados Unidos, nunca, en ningún estado, se les ha olvidado hacerles examen antidoping en cuanto bajan del ring. –Durante su preparación se supo que a Chávez le estaba costando trabajo quitarse kilos de encima, ¿usted sospecha que pudo haber consumido diuréticos para dar el peso? –Esa es la interrogante. Le digo que era un esqueleto cuando se subió a la báscula y luego lo vimos como un león que nunca se cansó. No es justo, Rubio hizo una preparación en Toluca con dieta y entrenó de forma natural. Cuando pasa así se tiene un desgate después de siete u ocho rounds. Julio nunca lo tuvo, por eso se levantan las sospechas y luego no hacen el antidoping. Kuchle confiesa que otra situación que agranda sus sospechas es que Chávez fue arrestado en Los Ángeles 13 días antes de la pelea contra Rubio por conducir bajo los efectos del alcohol cuando se suponía que estaba en plena concentración y batallando para dar el límite de 160 libras de la división. Aunque Chávez ha intentado minimizar el hecho, al que calificó como “un error” e incluso dijo desconocer que tiene una audiencia en la Corte por la falta que cometió, la situación es que un oficial de la California Highway Patrol –la policía que custodia las vías de alta velocidad en dicho estado– lo interceptó el 22 de enero último en la madrugada. El acta de arresto (número 3022758) señala que Chávez fue detenido a las 4.38 de la mañana y liberado a las 10.28 del mismo día. El corresponsal de Proceso en Washington, J. Jesús Esquivel, confirmó con el oficial Chris Baldonado que el boxeador fue arrestado por un DWI (driving while intoxicated); es decir, por conducir con una cantidad de alcohol en la sangre superior al límite establecido en Los Ángeles, que es de 0.08%. Cuando el reportero le preguntó qué cantidad de alcohol registró Chávez en su prueba de alcoholímetro, el oficial Baldonado dijo que no podía dar esa información, pero aseguró que estaba “muy, muy, por encima del límite”. El policía también confirmó que el pugilista fue multado, pero tampoco reveló el monto que pagó. Negligencia En entrevista con el reportero Alejandro Rodríguez de El Universal (publicada el miércoles 8), Chávez cambió sus primeras declaraciones. Aceptó que fue detenido, pero aclaró que no fue por manejar en estado de ebriedad. “Ponen de más en las cosas que se publican. Tuve un problema porque agarré un coche sin tener licencia, pero al ser yo el involucrado, ponen de más”, explicó. El próximo 16 de marzo, Chávez deberá presentarse a una audiencia en la Corte de Los Ángeles a las 8:30 de la mañana. El Veneno Rubio acusa que tampoco se realizaron los pesajes un mes y siete días antes de la pelea, como también lo estipula el reglamento del CMB. “Sabíamos que lo podían ayudar por muchos lados, pero no tan descaradamente. Tampoco se hicieron los pesajes previos, como dicen las reglas. No me lo pidieron a mí para no pedírselo a él porque no estaba listo. No hay excusas, el muchacho me ganó, pero sí nos quedamos con la espina de que no se hizo el doping. Admito la derrota, fue por apretado margen. He tenido peleas donde sí me han pegado de verdad. En esta, la única diferencia fue el peso y no sé si algo más”, asegura. José Sulaimán dice que no recuerda, pero que cree que el pesaje de un mes antes sí se hizo. En todo caso, apunta, es obligación de los boxeadores enviar al CMB el resultado de su control de peso avalado por un doctor o una comisión local. Explica que a veces el organismo manda a algún médico a pesar a los peleadores al lugar donde están concentrados y lamenta que en muchas ocasiones no cumplan con esta regla, que es para protegerlos. “Muchos no cumplen, especialmente los que están con el promotor Bob Arum (Chávez es uno de sus peleadores), y no les importa. A los dos equipos se les va a multar con mil dólares por no haber hecho esos pesajes”, advierte el titular del CMB. Kuchle adelanta que un equipo de abogados ya está revisando el caso para determinar si se entablará una demanda en contra de la Comisión de Box de Texas y/o el CMB, pero independientemente de eso cree que este asunto sentará un precedente para que los próximos rivales de Chávez soliciten que incluso se someta a varios exámenes antes de una pelea. “Siempre habrá un peleador dispuesto a recoger el dinero e ignorar estas cosas. Y algunos de esos peleadores serán los de la misma empresa de Chávez (Zanfer-Top Rank). Creo que se le va a complicar, pero el dinero mueve montañas. Al que no pudieron convencer fue a Mayweather, quien pidió exámenes de orina y de sangre a Pacquiao y no quiso hacérselos. ¿Por qué dicen que no? ¿Por qué hacen cosas buenas que parecen malas? “La culpa no es de Chávez, es de la autoridad que no siguió el protocolo de una pelea de título mundial. Él hizo su trabajo y si no le aplican el examen, se va a su casa. Le doy el beneficio de la duda. Aún no sabemos qué dirección vamos a tomar. Desde solicitar que se anule la pelea con un no contest para que se repita, que se aplique una multa o interponer una demanda monetaria. Hubo una negligencia en un deporte de contacto donde se suben dos a arriesgar sus vidas y las autoridades que supuestamente cuidan su integridad tuvieron la desfachatez de decir: ‘se me olvidó’”.

Comentarios