Excepto la diputada Alejandra Barrales, los precandidatos de la izquierda al gobierno del Distrito Federal reconocieron con su mejor sonrisa el triunfo de Miguel Ángel Mancera en las encuestas que se dieron a conocer el 19 de enero. Sin embargo, una grabación realizada el día 16, en la evaluación del desarrollo de dichas encuestas, revela cómo Manuel Camacho Solís y los partidos del Movimiento Progresista negociaron que los contendientes aceptaran los resultados a cambio de prebendas políticas
En la plancha del Zócalo capitalino, con el Antiguo Palacio del Ayuntamiento de fondo, la fría mañana del 28 de enero un sonriente Miguel Ángel Mancera posó ante las cámaras con su equipo de campaña.
Con él estaban cuatro de sus excompetidores por la candidatura de la izquierda para la jefatura de gobierno del Distrito Federal: Joel Ortega, Martí Batres, Carlos Navarrete y Laura Velázquez. Ante los periodistas, todos llamaron a la unidad y dieron por concluida la contienda.
El triunfo de Mancera aún debe validarse en el Consejo Estatal Electivo del PRD. Pero esos rostros de satisfacción en nada se parecían ya al gesto duro que por lo menos Ortega, Batres y Mancera tenían el 16 de enero, cuando se reunieron en las oficinas del DIA (Diálogo para la Reconstrucción de México) con el resto de los aspirantes y con los dirigentes de los partidos que apoyan a Andrés Manuel López Obrador para la elección presidencial.
Ortega, Batres, Mancera, Alejandra Barrales y Gerardo Fernández Noroña se reunieron, entre otros, con Manuel Camacho Solís, coordinador del DIA, y con los dirigentes partidistas Adolfo Orive (PT), Jesús Zambrano, Dolores Padierna (PRD), Manuel Oropeza (PRD) y Luis Walton (Movimiento Ciudadano). También estuvieron presentes el senador del PT Ricardo Monreal, coordinador de la campaña de López Obrador, y René Cervera, presidente de la Fundación Equidad y Progreso, leal a Ebrard.
A partir de una grabación de audio a la que tuvo acceso este semanario, se logró reconstruir la mayor parte de esta reunión, cuyo propósito fue evaluar el desarrollo de las 9 mil encuestas encargadas a las empresas Nodo, Covarrubias y Asociados y Buendía y Loredo, que se realizaron del 14 al 16 de enero.
Desde el principio los aspirantes se quejaron del despojo de su propaganda, del excesivo despliegue de mantas, pendones y volantes por sus rivales, la transmisión de un reportaje biográfico de Mancera en TV Azteca el 14 de enero, la difusión de una declaración de René Bejarano (líder de Izquierda Democrática Nacional, IDN) a favor del exprocurador, y el uso de call center a favor de Mancera y de Barrales.
“Dimos una imagen de unos contra otros, de otros contra el gobierno, y del gobierno contra mí, porque me quitaron prácticamente toda mi propaganda”, lamentaba por ejemplo Joel Ortega, a quien Mancera nombró ya coordinador general para su campaña.
Quien fuera secretario de Seguridad Pública, destituido por el caso New’s Divine, estimó que el call center realizó “cerca de un millón de llamadas” en las que se escuchaba la voz de López Obrador elogiando a Mancera, lo que alteraría el resultado de las encuestas sin que el partido hiciera algo para evitarlo.
Ortega calculó que ese recurso, sumado a la propaganda en “espectaculares, valet parking y transporte urbano”, superaba el tope de gastos de precampaña fijados por el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), de poco más de 7 millones de pesos: “Creo que se rebasaron y tengo la certeza que tanto el PRI como el PAN lo han tomado en cuenta”, advirtió.
Un informe de la Comisión de Asociaciones Políticas del IEDF reportaba que, hasta el viernes 3, de 100 denuncias formuladas contra perredistas en el proceso electoral que arrancó en octubre pasado, cuatro fueron contra Mancera por actos anticipados de campaña (El Universal, 3 de febrero). (Extracto del reportaje que se publica esta semana en Proceso 1840, ya en circulación)