MÉXICO, D.F. (Proceso).- Los partidos del Movimiento Progresista no acabaron de ponerse de acuerdo antes de las campañas y ahora tienen que resolver sus diferencias sobre la marcha, contra la marea publicitaria a favor de Enrique Peña Nieto y de Josefina Vázquez Mota. Ante la percepción de que el PRD está dejando solo a Andrés Manuel López Obrador, en entrevista con Proceso el presidente de ese partido, Jesús Zambrano, afirma que la unidad es real e incluso forzada, ya que “como le vaya a uno, le irá al otro”.
Las diferencias internas del Movimiento Progresista que postula a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia se notan en las campañas locales: en 17 estados los partidos que conforman esta fuerza política compiten con aspirantes distintos y en Jalisco incluso hubo ruptura.
En los distritos federales la coalición se pactó por decisión de la cúpula del Partido de la Revolución Democrática (PRD), encabezada por su presidente nacional, Jesús Zambrano, y la secretaria general, Dolores Padierna, a quienes los militantes acusan de imponer candidatos de sus respectivas corrientes: Nueva Izquierda (NI) e Izquierda Democrática Nacional (IDN).
La alianza del PRD, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC) es total en el Distrito Federal (incluidos sus distritos electorales federales, locales y delegacionales) para impulsar a Miguel Ángel Mancera a la jefatura de gobierno. También se conformó en el Estado de México, Chiapas, Tabasco, Guerrero y Yucatán para la elección de alcaldes y diputados locales. En Yucatán los partidos acordaron apoyar al perredista Eric Eber Villanueva Mukul para gobernador.
No obstante, a los 12 días de campaña presidencial persisten los desacuerdos y a nivel estatal el PRD sigue “mirándose el ombligo” –como dicen sus militantes cuando se enfrascan en sus diferencias–: según un cuadro que elaboraron, pelean por las candidaturas en distritos locales de Guanajuato, Morelos, Jalisco, San Luis Potosí, Campeche, Querétaro, Nuevo León, Colima y Sonora.
En entrevista con Proceso, Jesús Zambrano, dirigente nacional del PRD, admite que existen diferencias entre su corriente, NI, y los simpatizantes de López Obrador desde 2009, cuando se jalonearon por la jefatura delegacional de Iztapalapa y el exjefe de Gobierno impuso al candidato alterno Rafael Acosta, Juanito, para que después le entregara el cargo a Clara Brugada.
Las actuales, dice Zambrano, “son rivalidades de liderazgos y estructuras”, aunque aclara que ahora existe “un acuerdo de unidad” porque el destino del PRD y de López Obrador está “mancomunado”: y “si le va mal a uno le irá mal al otro”.
Aun cuando es imposible negar las “incuestionables confrontaciones” entre la dirigencia perredista y López Obrador, Zambrano afirma que a diferencia de 2006, ahora deben solucionar las asperezas en el camino:
“No hay que confundir 2006 y 2012. El peso tan grande que (López Obrador) tuvo hace seis años como candidato que lideraba todas las encuestas en el arranque mismo de la campaña y que, por ello, tenía un peso casi incuestionable para el PRD y los partidos coaligados... No debemos confundir eso con el asunto del apoyo y de la unidad interna del PRD con la dirección del partido.”
Si bien ningún integrante del equipo de campaña de López Obrador milita en el PRD (ya que Monreal se pasó al PT para que éste tuviera bancada en el Senado) y el mismo Zambrano rechazó coordinar una de las circunscripciones en que se divide el trabajo de la coalición de izquierda, el sonorense rechaza haberle negado apoyo al candidato presidencial:
“No digo que esto signifique que todo sea color de rosa, pero los eventos principales de Andrés Manuel, desde que arrancó su campaña, han estado sustentados en la movilización de las estructuras del PRD. La propia promoción del voto y de cuidado de las casillas va a recaer en el PRD. De eso estoy seguro.”
Esto no es del todo cierto. Al menos en las primeras semanas de campaña, los actos planeados por los perredistas están desorganizados. El 30 de marzo, en el arranque lopezobradorista, todo iba bien hasta que al candidato se le quebró la voz al ver a sus paisanos reunidos en Macuspana, cabecera municipal de Tepetitán, su tierra natal. Pero ese mitin fue organizado por el PT.
Después el aspirante se trasladó al estadio de beisbol Rafael Flores Ochoa de Coatzacoalcos, Veracruz, que se quedó a 50% de su capacidad por decisiones deficientes de los comités estatal y municipal del PRD, encabezados respectivamente por Juan Vergel y Tilo Vargas.
El único acceso del pequeño estadio fue abarrotado por dos bandos de gente con pancartas del PRD y del PT, que agitaban como si compitieran. Cuando el equipo de campaña preguntó a los perredistas por dónde entraría el candidato, le dijeron: “Ahorita le decimos a la gente que abra el paso”. López Obrador tuvo que subir entre empujones e insultos al templete, que estuvo a punto de colapsar bajo el peso de todas las personas que lograron filtrárseles a los dos hombres que resguardaban el área en plan de cadeneros de antro.
En otro contraste, al otro día se realizó el acto organizado por Movimiento Ciudadano y encabezado por Enrique Alfaro, expresidente municipal de Tlajomulco y candidato de ese partido y del PT a gobernador de Jalisco. El encuentro con simpatizantes abarrotó la Arena VFG, propiedad del cantante Vicente Fernández, que cuenta con 16 mil 800 asientos. La entrada fue con boletos, que distribuyó la compañía de espectáculos Ocesa.
Alfaro era perredista, pero la cúpula de su partido no lo apoyó pese a que era el preferido en las encuestas. En un comunicado del 14 de marzo, Zambrano informó que el candidato del PRD a la Casa Jalisco era Fernando Garza Martínez, quien renunció al PAN después de 24 años de militancia y fue parte del equipo que llevó a Alberto Cárdenas Jiménez a ser el primer gobernador panista del estado.
Al final Alfaro se impuso y López Obrador lo presentó en el centro de espectáculos como su candidato para Jalisco, haciendo patentes las diferencias con el PRD de Zambrano. El dirigente dice que Alfaro “cometió un error”, que no especifica, y lo acusa: “Se alocó y tomó decisiones equivocadas”. No obstante, afirma que los perredistas jaliscienses están llamando a votar por López Obrador para presidente.
Algo parecido sucedió en Guanajuato. En el mitin del 31 de marzo en Irapuato, el tabasqueño anunció el respaldo de Morena al petista Ernesto Prieto como candidato a gobernar el estado, porque no se llegó a un acuerdo con el PRD ni con MC.
Concesiones mutuas
En Cholula, Puebla, López Obrador tuvo que escuchar las manifestaciones de rechazo, rechiflas y abucheos hacia un político priista con el que se alió desde 2006, Manuel Bartlett Díaz, actual candidato plurinominal del PT al Senado. El aspirante de los partidos de izquierda no pudo dejar de observar las grandes pancartas con la imagen de Bartlett junto a Carlos Salinas de Gortari, El Innombrable o Tatamandón, como le ha dicho al expresidente.
Aun así, para que no quedara duda de su apoyo, López Obrador avaló con un apretón de manos y un abrazo la candidatura de Bartlett, señalado como el artífice de la famosa “caída del sistema” en la elección de julio de 1988, cuando resultó triunfador Salinas.
Pero en la entrevista, Zambrano reitera que dentro del PRD “no hay fisuras”, sólo “diferencias”.
Explica los casos de descoordinación: “Entiendo que después de 2006, luego de que Andrés Manuel llamó a la conformación de Morena con compañeros y gente de su absoluta confianza política y personal, tenga mayor confianza para los lineamientos de campaña. Eso yo no se lo cuestiono. Pero de alguna manera eso genera algún tipo de competencia en los estados donde tienen más presencia los cuadros del partido (el PRD)”.
El dirigente de NI –que junto con su antecesor en la presidencia nacional, Jesús Ortega, le da nombre a Los Chuchos– sostiene que está trabajando en la coordinación de los actos de campaña de López Obrador y de los aspirantes a diputados federales y senadores, especialmente en lo que se refiere a la propaganda, así como en la capacitación para el montaje y cuidado de las casillas.
“Reconociendo que hay estas rivalidades de liderazgos y de estructuras, estamos convencidos de que tenemos que cerrar filas porque lo peor que puede pasar es que dejemos descuidadas las casillas, como ocurrió en 2006. Hoy no queremos que eso suceda”, enfatiza.
–¿Hay unión en cuanto al destino de uno y otro?
–Absolutamente. Tenemos destinos mancomunados. Nos estamos jugando la misma suerte política, junto con el país, Andrés Manuel y el PRD. De eso no hay ninguna duda entre nosotros.
También asegura que no tiene problemas con el equipo lopezobradorista coordinado por Ricardo Monreal. Dice que tienen una magnífica comunicación, que se reúnen dos o tres veces por semana y cuando surge un asunto importante, además de llamarse continuamente por teléfono.
A diferencia de 2006, cuando entraron a la competencia unidos, ahora la estructura del candidato y el PRD tratan de resolver sus desacuerdos sobre la marcha.
El martes 3, en Jiutepec, Morelos, López Obrador le levantó la mano a Graco Ramírez, candidato a gobernador de Morelos y militante de NI que durante cinco años atacó verbalmente al tabasqueño y, con Jesús Ortega en la dirigencia nacional, le negó recursos para armar el movimiento que se transformó de la Convención Nacional Democrática de 2006 a la asociación civil Morena en octubre de 2011. Hasta llamó a sus simpatizantes a votar por Ramírez.
Otra más de esas forzadas “muestras de unidad” fue el mitin del jueves 12 en Fresnillo de González Echeverría, Zacatecas. “¡Si hubiéramos hecho esto en 2010 no hubiéramos perdido la gubernatura de Zacatecas!”, lamentó Abelardo Morales Rivas, secretario de Desarrollo Partidario del Comité Ejecutivo Estatal del PRD después de que López Obrador afirmó que las diferencias entre perredistas estaban resueltas.
“Tenía mucho que no se juntaban las fuerzas de izquierda. ¡Vamos juntos ahora! Aquí están Amalia García, David Monreal y mi coordinador de campaña, que es oriundo de esta tierra. Me acompaña el coordinador nacional del PT, Alberto Anaya”, señaló López Obrador frente al templete, donde también estaba el diputado perredista, antes del PT, José Narro Céspedes. “Hoy hay unidad; antes cada quien jalaba por su lado”, exclamó.
En este periodo electoral López Obrador nunca se había referido con tanto ahínco a la unidad del PRD, en el cual milita desde su fundación en 1989.
De todas formas se notó la ausencia de su coordinador de campaña, Ricardo Monreal, quien nació en ese municipio. La versión del partido fue que estaba en reuniones, y sus colaboradores tampoco asistieron con el argumento de que no había vuelos disponibles desde la Ciudad de México.
La insistente versión extraoficial es que Monreal Ávila decidió evitar un encuentro directo con la exgobernadora Amalia García Medina, con quien tiene diferencias políticas desde 2007 y personales desde 2009, cuando la entonces mandataria vinculó a la familia Monreal con el narcotráfico, a partir del decomiso de varias toneladas de mariguana supuestamente almacenada en una bodega de Río Florido, propiedad de David Monreal.
No obstante, para Zambrano, una prueba de que su partido y López Obrador van “ hombro con hombro” es que el PRD le destinó a la campaña presidencial la mitad de sus prerrogativas:
“Subrayo, no estamos regateando apoyos a Andrés Manuel. Estamos cumpliendo estrictamente con destinarle 50% de los recursos de campaña que el IFE nos ha otorgado como partido: son 112.5 millones de pesos de los 225 millones que en total nos otorgaron para todas las candidaturas del PRD. Ese 50% está siendo depositado a la cuenta del candidato para que sea utilizado conforme a las prioridades que ha establecido el comité de campaña.”
Cuando se le planeta que no se ven espectaculares del PRD apoyando a López Obrador como los del PRI para Enrique Peña Nieto, responde:
“No tenemos los 9 mil espectaculares del PRI. Quien hizo ese comentario fue Luis Videgaray (coordinador de campaña de Peña Nieto), queriéndose curar en salud, para quitarse de encima la cantidad insultante que tiene Peña Nieto. No nos vamos a igualar al PRI, pero en lo que a nosotros nos corresponde, con esa otra mitad de los recursos oficiales para el conjunto de las campañas hemos contratado una cantidad de espectaculares en los que indefectiblemente aparece Andrés Manuel junto con las otras candidaturas del partido o él solo, desde luego que con el logotipo del PRD.”
Informa que con el otro 50% de los recursos oficiales del PRD apuntalarán las campañas del resto de sus candidatos.
–¿Entonces no va solo Andrés Manuel?
–No, de ninguna manera. Al contrario, el PRD claramente cierra filas con él. Tenemos no solamente objetivos compartidos, sino también un futuro inmediato, destinos mancomunados. De la suerte de uno, va la suerte del otro. Tenemos la confianza de que nos va a ir bien y que vamos a ganar la Presidencia.