MÉXICO, D.F. (Proceso).- A pesar de que la liga mexicana de futbol está considerada como “la décima mejor del mundo” por la Federación Internacional de Historia y Estadísticas de Futbol, en los hechos los dirigentes de la Femexfut y de su Comisión de Árbitros actúan como verdaderos capataces. Por ejemplo, a los silbantes, incluso a los que poseen el gafete de FIFA, les regatean sus prestaciones. Los árbitros se encuentran en la indefensión y sujetos a las arbitrariedades y caprichos de los mandarines de este deporte.
Juan Genaro Medrano vivía un momento clave para afianzar su trayectoria como árbitro de la Primera División del futbol mexicano. Sin embargo, por exigencias de la Comisión de Árbitros de la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut) abandonó su casa en Ciudad Juárez, renunció a su trabajo –al igual que su esposa– y junto con su familia se trasladaron a Irapuato, una de las cinco sedes llamadas “delegaciones máster” en las que se agrupan los silbantes profesionales.
Cuando se esforzaba para alcanzar la condición física requerida a base de entrenamiento y dietas rigurosas, varios trastornos truncaron sus planes: primero le diagnosticaron anemia y un segundo estudio indicó que sufría mielodisplasia en etapa dos; es decir, estaba en riesgo de padecer leucemia.
Al respecto, el exárbitro Felipe Ramos Rizo reveló el miércoles 11 que Medrano había bajado 11 kilos a fin de lograr los requerimientos de la Comisión de Árbitros.
“Desgraciadamente no había podido pasar las pruebas físicas. No sabía por qué, hasta que fui a hacerme unos análisis. Me practicaron una biopsia y me encontraron una probable mielodisplasia en etapa dos”, contó Medrano al periódico electrónico diario.com.mx, de Ciudad Juárez, el viernes 13.
Ramos Rizo, árbitro mundialista en Corea /Japón 2002, comentó a la cadena ESPN que Genaro hizo todo lo que le pidió la comisión.
“Ahora que está enfermo –enfatiza– vive situaciones muy difíciles: no tiene para comer ni para pagar la renta. Está en total abandono, como muchos otros árbitros que viven en condiciones lamentables por cambiarse de residencia para acatar las disposiciones de la Comisión de Arbitraje.”
Este caso deja al descubierto las precarias garantías laborales para los árbitros en la liga que apenas en febrero pasado fue considerada “la décima mejor del mundo del siglo XXI”, según el ranking de la Federación Internacional de Historia y Estadísticas de Futbol (IFFHS, por sus siglas en inglés).
Exárbitros de la Primera División denuncian las irregularidades en que suele incurrir esa comisión en complicidad, dicen, con la Femexfut, presidida por Justino Compeán, quien se ha mostrado insensible ante los reclamos.
“Desde que me acuerdo no ha habido seguro de vida, fondo de retiro, pensión, seguro social ni relación laboral que reconozca la Federación Mexicana de Futbol. Únicamente ganábamos por partido que arbitráramos”, comenta Eduardo Brizio, exárbitro FIFA.
Relata que en el tramo final de su carrera deportiva la Femexfut les ofreció a los árbitros internacionales un sueldo de 15 mil pesos mensuales, adicional a lo devengado por juegos pitados. Asegura que los hicieron firmar un contrato cuando el organismo se percató de su interés para que se estableciera una relación laboral entre éste y los árbitros, “situación que no desea por ningún motivo. Por ese motivo los abogados del organismo idearon un sueldo en el contrato, disfrazado como una beca para ayudarnos a capacitar”. Eran los tiempos de Edgardo Codesal al frente de la Comisión de Árbitros.
Prosigue: “En una convención de árbitros realizada en Ajijí, Jalisco, en 1998, nos obligaron a firmar una hoja en la que nos desistíamos de demandar algún día a la federación y se establecía que no teníamos ningún nexo laboral con ésta; 800 árbitros fueron testigos de que firmamos. Nadie se opuso. No sé qué hubiera pasado si alguien dice ‘no firmo’”.
–¿Fueron forzados a firmar esa carta de deslinde?
–No lo sé. Vi la carta y le estampé una firma apócrifa. Dije: “No me voy a pelear ni con la federación ni con la Comisión de Árbitros”.
Sometimiento
Después de casi dos años de encabezar su frustrado movimiento al frente de la Asociación Nacional de Árbitros Profesionales de México (ANAPM), que pretendía destituir al titular de la Comisión de Árbitros, Aarón Padilla, el exsilbante Hugo León Guajardo denuncia que la práctica para deslindar de toda responsabilidad legal a la federación con ellos se repitió en 2010, debido a la demanda laboral presentada en 2008 por los exárbitros y hermanos Fabián y Alfonso Delgado Horcasitas contra el organismo, y los equipos profesionales del país, incluidas todas las divisiones.
Los Horcasitas ganaron el juicio que promovieron ante la Junta de Conciliación y Arbitraje de Morelos, en Cuernavaca. La Femexfut tuvo que indemnizar a los silbantes, quienes al igual que Hugo León Guajardo fueron despedidos por la Comisión de Árbitros.
“Me dieron de baja con los argumentos más inverosímiles”, contó Hugo León a Proceso (1809) en julio pasado. Desde entonces promovió una querella contra esa comisión. Aún espera que el caso se resuelva, pero señala que tras su malogrado plan para destituir a Padilla en 2010, los responsables del arbitraje hicieron lo posible por bloquear cualquier intento de reunión de los silbantes con la ANAPM, al grado de que hoy esta asociación se encuentra prácticamente desarticulada.
“En la convención de Acapulco –afirma– todos fuimos ‘invitados obligatoriamente’ a firmar. Hubo compañeros que se negaron, entre ellos Luis García, quien también los tiene demandados. Es abogado y lo cortaron el año pasado de la misma forma que a mí. Le advirtieron que para continuar en el medio era necesario estampar su rúbrica. No lo hizo y el año pasado fue separado del arbitraje.”
–¿Cuántos más se negaron a firmar?
–Al parecer, un par de muchachos representantes de la delegación Jalisco. A Paul Delgadillo, que estaba a mi lado, le sugerí que al menos leyera las directrices. Me respondió: “¿Qué hacemos? Ya ves cómo son estos cabrones”. Cuando volteé todos mis compañeros estaban agachados en posición de estar firmando. Esa imagen la tengo muy grabada de cómo han sometido al grupo de silbantes, de una manera arbitraria, irresponsable y autoritaria. Por lo que percibí en el ambiente, dudo que se hayan opuesto más de cinco compañeros. Algunos no lo hicieron por temor a ser despedidos.
Guajardo, quien llegó a ostentar el gafete de la FIFA y con 20 años de experiencia, aporta un elemento más: “La Comisión de Árbitros nos dice que existe un seguro de gastos médicos mayores, pero la realidad es que nunca firmamos la póliza y tampoco nos mostraron el oficio”.
Además, señala que en la actual gestión de Padilla entregó documentos a la Comisión de Árbitros para recuperar los gastos que hizo en Médica Sur, tras sufrir una lesión. “No recibí el rembolso, pese a que ingresé los papeles en tiempo y forma”.
Gilberto Alcalá, otro exárbitro internacional, revela a Proceso la existencia de un seguro de gastos médicos muy singular. Esta prestación sólo tiene validez por un corto periodo: aplica al momento que el silbante sale de su hogar, dirige el partido y termina cuando vuelve a casa.
“Por agachones”
En abril de 2007, el árbitro Édgar Ulises Rangel, de 38 años, murió en un accidente automovilístico en la carretera México-Acapulco cuando se trasladaba a ese puerto a la Convención Nacional de Árbitros Profesionales, cuya comisión encabezaba Codesal. Los exsilbantes Gilberto Alcalá, Eduardo Brizio y Hugo León Guajardo no saben si los familiares recibieron alguna indemnización por tratarse de un accidente laboral, pero dicen que entre los compañeros se cooperaron para ayudar a los deudos.
“En plena convención le solicité a Justino Compeán apoyo para el compañero fallecido, y hasta octubre del siguiente año, que volvimos a tener una reunión con ellos, no había respuesta. Nunca supe que le hayan dado un apoyo a la familia de Rangel”, refiere León Guajardo.
Tres años después Jaime Herrera se desmayó mientras realizaba una de las pruebas físicas exigidas por la Comisión de Árbitros. Estaban presentes el titular de este organismo, Aarón Padilla, y el actual director de Selecciones Nacionales, Héctor González Iñárritu, quien a la sazón se desempeñaba como director administrativo. Herrera fue trasladado en ambulancia a una clínica privada.
Según Guajardo, la comisión aplicó el test en un horario inusual: al mediodía con altos porcentajes de humedad y elevada temperatura, cuando por lo general se realiza entre seis y nueve de la mañana.
“Eso y más merecen por agachones. Es que les han socavado la autoridad. A lo mejor se comen eso y más por estar en el ámbito profesional, por ir a unos Juegos Olímpicos, a una Copa Libertadores, a un Mundial, por salir en la televisión. Son logros personales y a lo mejor les vale que sean menospreciados, menoscabados”, afirma el exárbitro Bonifacio Núñez.
–¿Pero a costa de la salud? –se le pregunta.
–Ahí sí ya no, sino a costa de su dignidad. Deben ser dignos en todos lados para ver de frente a sus hijos. Pero allá ellos, y si siguen así que se jodan. Lo de Medrano fue la gota que derramó el vaso. Es triste lo que ha pasado con los árbitros, pero es culpa de ellos. Esos son los silbantes que quieren, los que les conviene tener a la federación. Ya dijimos: se han perdido autoestima y muchos valores.
Núñez y Alcalá coinciden en que los árbitros desaprovecharon la oportunidad histórica para “darle cuartelazo” a Padilla. El primero recuerda que esa vez se presentó Compeán a la agitada reunión, escuchó a los presentes y enseguida sentenció: “Mientras sea presidente de la federación el señor Padilla estará al frente de esta comisión. ¿Quiere usted arbitrar? ¡Siéntese!
“Así fue acallando las voces disidentes. Ese era el momento en que ellos debían de tomar fuerza como seres humanos, ya olvídese como grupo”, apunta Núñez.
Alcalá, quien tras su paso por el futbol incursionó algún tiempo en la política, reflexiona: “Tuvieron la posibilidad de ser diferentes, pero se rajaron. Y ahora reciben las consecuencias de echarse para atrás”. Reconoce que los árbitros nunca han recibido el trato de un trabajador común: “Nos pagan cuando arbitramos y nos rascamos con nuestras propias uñas, como en el caso de Medrano, que no pita y no puede recibir ningún sueldo.
“No me dieron ni cinco centavos por haber sido árbitro profesional y dar servicio a la federación durante casi 20 años. Tu carrera termina hoy y mañana eres nadie para la federación, ni te buscan. Pero así está entendido desde que estás adentro. Cuando estamos ahí soportamos y aguantamos todo porque estamos dentro del panel de árbitros. Pero después, ahora sí que como dice el dicho: ‘no somos nadie’”, añade.
En entrevista con Proceso, Aarón Padilla niega que el organismo que encabeza haya abandonado a Medrano. Por el contrario, dice, gracias al apoyo que se le brindó estuvo en tratamiento en el Distrito Federal el miércoles 18. Asegura que a partir del jueves 19 se someterá a una serie de estudios que se prolongarán durante 10 días.
Con un futuro incierto al frente de la comisión –dice que su continuidad dependerá del rumbo que tome el proyecto de la nueva liga de futbol–, Padilla insiste: “Apoyamos con dinero a Medrano y a su familia desde el momento que se le detectó el padecimiento”. Pero titubea cuando se le pregunta si los árbitros cuentan con seguro de vida. “No lo sé… es que yo no me encargo de eso, pero el otro seguro (de gastos médicos) sí lo tienen”.
Niega que el árbitro Marco Antonio Rodríguez haya sufrido un desmayo el martes pasado, como lo asegura Ramos Rizo.
“¡Son puras mentiras, Marco está entero!”, afirma, y dice que ignora la razón por la cual los árbitros no firman la póliza del seguro de gastos médicos mayores.
–¿Es necesario firmarla? ¿Su comisión puede ofrecer otro tipo de incentivos?
–De trabajo, de entrega, de capacitación, y todo eso…
–¿Entonces cada árbitro se las arregla como puede?
–Ajá… ¿Por qué mejor no hablas con el abogado de la federación? No tengo mucho conocimiento de lo que me preguntas.