AMLO-López Dóriga: cuando el amor se acaba
Aun sin dejar de tender la mano a Joaquín López Dóriga, Andrés Manuel López Obrador soltó sus invectivas contra Televisa, a la que acusó de montar la guerra sucia contra él durante la campaña de 2006 y, ahora, de proteger al priista Enrique Peña Nieto. El conductor lo llamó mentiroso e intentó defender al consorcio de Emilio Azcárraga Jean, pero el tabasqueño insistió y pidió derecho de réplica. Concedido el espacio en Radio Fórmula, el candidato de la izquierda insistió: la televisora quiere imponer al “muy limitado” Peña Nieto en la Presidencia.
La reconciliación duró poco, cinco meses apenas. El encuentro de Andrés Manuel López Obrador con Joaquín López Dóriga, conductor estelar de Televisa, el 16 de noviembre de 2011 ante las cámaras de El Noticiero, terminó con un insólito apretón de manos. Ya en periodo de campaña, las cosas han cambiado entre el candidato de la izquierda y el conductor.
La tarde del jueves 26 ambos volvieron a conversar, esta vez por teléfono. La despedida fue fría. Habían regresado los enfrentamientos.
Mientras el candidato del Movimiento Progresista acusa a Televisa de ser la principal promotora y protectora de su contendiente priista Enrique Peña Nieto, López Dóriga acusa al tabasqueño de mentiroso por afirmar que, junto con empresarios, el presidente Vicente Fox y Felipe Calderón, el consorcio televisivo actuó en la guerra sucia de 2006 para hacerlo ver como “un peligro para México” y de ser cómplice de una celada que se le preparaba para después del primer debate de ese año, al que López Obrador no asistió precisamente porque, dijo, lo querían exhibir como perdedor.
El martes 24 muy temprano, López Obrador salió al patio de su casa de campaña para dar su mensaje. Los reporteros le cuestionaron por qué ahora insistía en el debate, a diferencia de hace seis años, cuando se negó. Y él contestó que no lo hizo porque tenía información de que en los medios, incluida Televisa, tenían preparado un programa para decir que había perdido el debate.
“Sí –respondió López Obrador–. Ya estaba la guerra sucia a todo lo que daba… En todos los medios, pero fundamentalmente en Televisa, estaban pasando imágenes de (Hugo) Chávez conmigo diciendo ‘Chávez. Patria o Muerte’ y el bombardeo: ‘López Obrador, un peligro para México’; decían que no convenía el cambio. Se caían las bardas, se caían las bicicletas, se cerraban las cortinas. Estaba al 100% la guerra sucia.”
Un reportero desinformado le preguntó por qué no había asistido al segundo debate de ese año, y él lo corrigió. Le recordó incluso que en esa ocasión aludió a los contratos entregados a Hildebrando Zavala, cuñado de Felipe Calderón, y evocó la forma en que las autoridades cortaron toda posibilidad de que prosperara la demanda penal que interpuso ante el Ministerio Público.
“Si ustedes no lo sabían, ¡imagínense si lo va a saber la gente!”, dijo López Obrador. Y añadió: “Pues así sucedió. Entonces, yo no quiero anclarme en el pasado. Estoy viendo hacia delante; pero el tiempo y la realidad nos han dado la razón”.
Luego habló del presente que, expuso, es distinto. Comentó que esos medios, como Televisa, están protegiendo a Peña Nieto. “El debate tiene que ver ahora con la intención de los que no quieren el cambio, de sentar en la silla presidencial a alguien (como él) que no tiene capacidad, para decir lo menos. Están queriendo dar gato por liebre con el manejo de los medios. No quieren que vaya al debate porque no tiene argumentos. Esa es la verdad”.
(Extracto del reportaje que se publica esta semana en la revista Proceso 1852, ya en circulación)