Familiares de internos en un penal de Veracruz acusaron hace dos años al exgobernador Fidel Herrera Beltrán prácticamente de haber vaciado esa prisión para permitirle al actor Mel Gibson filmar con toda libertad Atrapen al gringo, película que se estrena esta semana en salas de nuestro país. El cineasta Adrian Grünberg rechaza que haya sido así, toda vez que dicho traslado era una medida política puesta en marcha por Herrera con antelación al rodaje.
MÉXICO, D.F. (apro).- Atrapen al gringo, protagonizada, escrita y producida por el neoyorquino Mel Gibson, causó polémica a principios de 2010 durante su filmación en el penal Ignacio Allende del puerto de Veracruz, porque trasladaron a cerca de mil encarcelados a otras prisiones del estado “por culpa de esta película”, aseguraban los familiares de los afectados.
El director del filme, a estrenarse el viernes 22 en México con 350 copias, es Adrian Grünberg quien a más de dos años del rodaje en el que intervienen los actores mexicanos Daniel Giménez Cacho, Dolores Heredia, Tenoch Huerta, Jesús Ochoa, Gustavo Sánchez Parra y Roberto Sosa, entre otros, niega que hayan vaciado esa cárcel por la producción cinematográfica.
Grünberg recuerda que en 2005, Gibson, quien había estado leyendo sobre las cárceles mexicanas y de otros países, le contó que se le había ocurrido una historia de un gringo que cae en una prisión de México, “y me ofreció dirigirla”.
Después, Grünberg se reunió con Stacy Perskie a platicar esa idea y durante un año y medio investigaron sobre las penitenciarías del mundo:
“Escribimos un guión y nos juntamos con Gibson y trabajamos los tres en ese texto durante un año y medio más hasta que estuvimos lo suficientemente contentos con lo que había para comenzar a filmar.”
En entrevista, el realizador y Perskie, quien también es productor de Atrapen al gringo, rememoran que cuando comenzaron a averiguar locaciones es todos los estados de la República, buscaban cascos de prisiones o cárceles evacuadas con las secretarías de turismo, incluso, con las oficinas que tenían que ver con los penales, “y el gobierno de Veracruz nos contó que el presidio Ignacio Allende lo iban a desocupar porque Derechos Humanos lo había declarado inhumano”.
Justifican que era un edificio muy viejo, construido hace más de 105 años, y no contaba con agua. “Nos informaron que estaban a punto de sacar a los reos y enviarlos a otras prisiones de ese estado”.
Perskie declara que ellos (el gobierno de Veracruz) “aceleraron el proceso porque existía la oportunidad de la derrama económica que iba a ofrecer el largometraje”. Por la película aceleraron el desalojo de los reos, “pero fue con base a un plan que ya estaba establecido desde antes” y “las críticas y las denuncias de los familiares de los presos de que por este filme fueron trasladaron a otros reclusorios, fueron equivocadas”. Levanta la voz:
“No nos vaciaron una cárcel para nosotros. No fue así. Lo que hicimos fue contratar a exreos de este penal como extras para Atrapen al gringo y a sus familiares, en ese sentido fue un rodaje muy apacible, muy padre.”
Relaciones peligrosas
La producción del filme informa que en enero de 2010 fueron reubicados los últimos 300 presos, pero la reportera Rosario Manzanos reveló en este semanario, del 4 de julio de 2010, que sacaron ilegalmente a cerca de mil internos porque según el gobernador de entonces, el priista Fidel Herrera, declaró a los medios que Los Zetas entrarían al penal para degollar a varios reos (Proceso, 1757).
–¿La idea de contratar a exconvictos y sus familiares fue de Gibson?
Responde Grünberg:
“Fue nuestra. Tampoco fue por los familiares que según denunciaban. Es lógico tener como extra a gente que estuvo en el penal, es más real la historia.”
–¿Por qué hubo esas denuncias? ¿Fueron de gente que no pudieron contratar?
–No, cuando movieron a los presos de esta cárcel los familiares que radican en el puerto se molestaron porque ya no acudirían con facilidad a las otras cárceles donde ubicaron los reclusos. El penal se ubicaba dentro de la parte urbana de Veracruz, y es otra de las razones por la cual lo cerraron. Legalmente no se pueden construir cárceles dentro del casco urbano.
Otra vez Perskie:
“Dentro de la manzana donde estaba el penal, en Canal y Cortés, había dos kinders, uno pegado con la pared de la prisión y otro a una cuadra. Los guardias armados estaban a la vista de los prisioneros y los niños.”
También el actor Jesús Ochoa confirma lo anterior. Perskie señala que nunca dijo nada Gibson de la polémica:
“¿Qué iba a manifestar? Nada de eso fue cierto.”
Años atrás, Gibson (protagonista de Arma mortal) filmó Apocalypto (aquí fue el director) en Catemaco, Veracruz, por noviembre de 2005 (Proceso, 1515). Una muy severa crítica de los especialistas de la cultura maya se suscitó hacia Apocalypto porque alteró la historia de esa civilización mesoamericana. Grünberg y Perskie trabajaron en aquel largometraje de época. Se les comenta que al rodar Apocalypto también era gobernador Fidel Herrera, quien ha sido exhibido, a través de una foto, montado a caballo con el empresario Francisco Colorado Cessa, acusado por Estados Unidos de lavar dinero de Los Zetas (http://www.proceso.com.mx/?p=310783).
–Si Gibson es amigo de Herrera, ¿no perjudica a Atrapen al gringo o a la figura del actor estadunidense?
Perskie responde que Herrera tuvo interés por la derrama económica que significaban las dos películas “como industria” y sólo se acercó a actos que tenían que ver con los filmes, “no diría que Gibson tiene una amistad con Herrera, fue entonces sólo una relación laboral, cada vez que se filma una película, en todas partes, se acercan los gobernantes del lugar, incluso dan el tlaquetazo inicial”. Grünberg se escuda:
“Se filmó en Veracruz también Casas de cartón, de Luis Mandoki, tuvieron el apoyo del gobierno de Veracruz, y eso no lo hace cómplice del narcotráfico. Uno va a realizar su trabajo y ya. Si no pudiéramos trabajar en los estados supuestamente por corruptos, no trabajaría nadie, ni en cine ni en nada.”
Gibson, siempre en la disputa, fue buscado para una entrevista sobre Atrapen al gringo, a través de Prensa Danna, quienes comunicaron que “el actor de Mad Max no daría ninguna porque se encontraba ya en otro proyecto”.
El ganador del Oscar como mejor director por Braveheart (1995) ridiculizó a finales de 1991 en el diario español El País a los gays, y el 21 de enero de 1992 en la cadena ABC-TV se negó a pedirles disculpas. Ha sido tachado de antisemita por afirmar que “los judíos son responsables de todas las guerras del mundo”, cuando chocó por conducir ebrio y fue arrestado. A mediados de julio de 2010, su exnovia Oskana Grigorieva presentó grabaciones en las que el actor agredía a la cantante rusa y admitía implícitamente golpearla.
Universidad del crimen
Atrapen al gringo narra la corrupción de El Pueblito, cárcel que existió en Tijuana, llamada así porque albergaba carracas y celdas de lujo, tiendas, bares, restaurantes y vivían allí las familias los prisioneros, las cuales podían salir a la calle y entrar al penal. Además, se distribuía droga y se permitían peleas de box de Julio César Chávez; pero desapareció en 2002. Ahora es el Penal de La Mesa de Tijuana.
Grünberg dice que la historia de su largometraje, acción-drama, está inspirada en El Pueblito, cárcel creada en 1956, también conocida como “La universidad del crimen”: una pesadilla que simboliza la violencia y la corrupción que inunda muchas prisiones en México. El Pueblito fue una correccional experimental, pero no tuvo los resultados esperados. El director de la película recuerda que durante la investigación se encontraron con El Pueblito “y se convirtió en el personaje principal del largometraje” por lo que significó, “nos daba ideas para todo, lo que ocurrió allí era una fuente de información visual”.
Atrapen al gringo es sobre Driver (Gibson), ladrón veterano estadunidense quien acaba de efectuar un negocio de millones para obtener unas merecidas vacaciones; empero es aprehendido por las autoridades mexicanas y lo encarcelan en El Pueblito, donde aprende a sobrevivir con la ayuda de un niño de 10 años. Grünberg niega que pretenda denunciar nada:
“Es una película de ficción y su principal razón de ser es entretener; pero como suele pasar en estas situaciones la realidad sobrepasa la ficción. Crear las escenas alrededor de estos mundos reales que investigamos ayuda a que visualmente la película sea distinta de lo que hubiera sido si nada más hubiéramos inventado una cárcel. Existe mucha gente en el extranjero que no cree que existan estas prisiones, incluso en México. Nos interesó crear el mayor número de realidades dentro de esta ficción y entonces, casi todo lo que ocurre en la película está basado en México, Colombia, Tailandia, en fin.”
–En una cárcel mexicana donde sucede el filme, de nuevo es un estadunidense el salvador que todo lo soluciona…
Grünberg arguye de nuevo que es ficción y hace una analogía:
“Me imagino que los mexicanos no se quejan cuando una historia ocurre en Vietnam; y en Vietnam, cuando vean este filme no se quejarán de que suceda en México. Somos mexicanos, este es el mundo que conocemos, además, se habla de la corrupción que hay en Estados Unidos. Y en el relato todos los gringos son malos.”
Finalmente, según el actor Jesús Ochoa Atrapen al gringo no tiene importancia como proyecto hollywoodense. Cinta hablada en inglés y español, Ochoa destaca que el director Grünberg “es un mexicano muy amigo” suyo “y logró una película muy completa, bien realizada, consiguiendo la oportunidad de rodar de una manera diferente; es su ópera prima, pero no con dinero mexicano”. El tópico, la corrupción en una cárcel mexicana, le parece esencial:
“Es una realidad que no podemos ocultar. No sólo es el problema del control por parte del crimen, desde luego coludido por las autoridades, sino la poca oportunidad que tiene el preso de rehabilitarse, sólo se vuelve un caldo de cultivo para aquellos grupos. Son una bomba de tiempo este tipo de prisiones.”
Por ello, al final, el célebre histrión incita:
“Urge una reverificación del sistema penitenciario.”