Desprecian el acervo de Gurrola
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Ayer jueves 26 renació Juan José Gurrola con La Mazeta, primera muestra de obra anti-kinética de Juan José Gurrola.
Se trata de la exposición de 30 dibujos suyos seleccionados de un total de 120 por el galerista Fernando Mesta, de Gaga Fine Arts (Durango 204, colonia Roma), en colaboración con el investigador Mauricio Macín, quienes catalogan la obra pictórica del actor fallecido en junio de 2007 para la fundación que hace cuatro años iniciara su mujer, Rosa, y la hija de ambos, Edwarda Gurrola.
“El destino me tocó hacerme responsable de la Fundación Gurrola, A. C. Si no, imagínate… Guardar todo este universo en un buró sería asesinar a mi ser más amado, al que más admiré y sigo admirando, ¡sería injusto! Soy yo la portadora natural de esta memoria. Soy viuda, pero sigo casada con Gurrola”, dice a Proceso Rosa María Vivanco, escultora nacida el 30 de agosto de 1947.
En emotivo recorrido con el reportero y el fotógrafo de este semanario por su “depa”, donde recién mudó en la colonia San Rafael, ella desvela los secretos de aquel colorido mundo de estampas y letras con franca emotividad.
“No todos merecen una fundación, y Juan José fue una persona tan creativa… Tenía una capacidad de trabajo que todos los documentos aquí en las gavetas de su cuarto nos hablan de su experiencia en el teatro, en el cine y la televisión como productor, actor, director; como músico, como artista plástico, traductor, articulista, fotógrafo. Y Gurrola porno, claro. O el terrorista cultural.”
–Juan José Gurrola, ¿el terrorista cultural de México?
–Se ponía iracundo ante acciones injustas. Cuando la invasión de Estados Unidos a Nicaragua se llevó a las seis de la mañana un equipal para sentarse, un bastón, un palo de golf y pelotas y se puso a darle al edificio de la embajada norteamericana, sin compinches. Casualmente pasó un fotógrafo de La Jornada y le tomó una foto allí. Quizás Juan José fue uno de los causantes de que la embajada reforzara su actual defensa física en el edificio de Reforma.
“Gurrola fue un hombre avant garde, siempre estaba 30 años adelantado a su tiempo. Ahora más o menos se empiezan a entender muchas de sus acciones, su pensamiento, y sería fantástico compartirlo ya digitalizado.”
Se le pregunta si el acervo de la Fundación Gurrola “para el rescate del archivo y del legado cultural de Juan José” tiene precio o está a la venta.
–No tengo idea, no lo hemos cotizado. El propósito de la fundación no es vender el archivo. Es recopilar y ponerlo al alcance de todo individuo en el planeta a través de internet. Es la difusión de lo que hizo Juan José, de sus ideas, su quehacer vital.
Gurrola por internet
Refiere Rosa Gurrola que a medio año del fallecimiento del artista debido a cirrosis alcohólica, con su hija la actriz Edwarda “nos informamos que el mejor camino era constituirse en Fundación para avenirnos apoyos económicos”. El primero, de un millón y medio de pesos, lo otorgó Sergio Vela, al frente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
“Le presentamos un proyecto de cuatro etapas y nos apoyó para cubrir la primera; pero dimos grandes pasos porque iniciamos la página web que correspondía a la segunda, por ejemplo. El material era tan vasto que nos pidió cuatro fases, con una cantidad de documentación inaudita que ya puedes verlo en nuestro sitio internet.”
Suman 250 mil los documentos entre textos, fotografías, videos, audio, planos, bocetos, dibujos e imágenes; 326 piezas de audio y 418 en movimiento, 18 mil 413 fotos, y 2 mil 604 piezas de obra plástica, más 50 cuadernos poéticos escritos a mano (página fundaciongurrola.org). Sin embargo, a la salida de Vela del Conaculta en marzo de 2009, su actual presidenta no renovó el compromiso de dotar el millón y medio de pesos anuales a las demás etapas del archivo, el cual se halla en un stand by.
“La persona que dirige hoy Conaculta o no sabe o le cae mal Juan José, o simplemente tiene otras miras y apoya otros proyectos. Una no puede hacer que las personas hagan lo que uno decida”, dice.
–¿Y la Universidad Nacional Autónoma de México?
–Solicitamos apoyos de la UNAM. Yo tuve una entrevista con el doctor José Narro y todo quedó en pendiente. No ha habido respuesta. Hemos tocado puertas, varias. Y seguiremos...
–¿Ha recibido ofertas de universidades extranjeras para comprarlo?
–Pensé en la UNAM pues es la máxima casa de estudios y cuna de Juan José; ahí estudió arquitectura, inició teatro, hizo muchas producciones escénicas, de cine, en TV UNAM, en Radio UNAM, su cuna cultural, su alma mater. Son legados culturales, y sin embargo en México no hay esa vocación, esa cultura del rescate y preservación de archivos, no hay esa conciencia de que es nuestro legado de las artes y del pensamiento.
“Tenemos poca memoria y ese desinterés del rescate de los archivos lo demuestra. Nosotros ahí vamos avanzando para las otras tres etapas de la Fundación Gurrola. El universo no se construyó en media hora.”
Afortunadamente, varios “ángeles” acompañan a Rosa y Flor Edwarda rumbo a la digitalización total (“yo sólo tengo seis óleos de Gurrola, otros están en colecciones privadas y nuestro objetivo tanto de Gaga Fine Arts, Edwarda, yo y todos estos ángeles buscamos crear un catálogo razonado y amplio de su creación pictórica”).
También obtuvieron aportaciones del Gobierno del Distrito Federal para la edición de un libro compilatorio “de los aproximadamente 140 artículos periodísticos escritos por él en su columna de Milenio Diario de los miércoles, Doodle Take, que no logró aparecer (y vamos por los recursos para sacarla)”. Asimismo, “tuvimos un apoyo en material, folders y cajas libres de ácido para preservar el archivo físico por parte de Adabi, que es Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas” (20 mil pesos). Todo lo concerniente al audio está en Casa Alvarado de la Fonoteca Nacional, bastante bien preservado.
“Nos avenimos otra excelente colaboradora con la maestra y doctora Julieta Rivas, quien nos ha dado las pautas a seguir en organización; la conocimos a través de Angélica García, brillante investigadora del CITRU (Centro de Investigación Teatral Rodolfo Usigli (quien nos ha ayudado siempre en el proyecto y con el acervo teatral.”
En el “depa” de Rosa en la San Rafael, el fantasma Gurrola deambula presente por doquier: en el baño hay dibujos suyos enmarcados; en el estudio de Rosa cuelga una foto de ambos durante el ensayo de Hamlet; por las paredes sobresalen un Gironella, otro de Aceves Navarro (de Flor Edwarda niña) y varios más de Gurrola (uno dedicado al “teporocho poeta de Santa Catarina en Coyoacán apodado El Positos, que yo conocí”).
Desde luego, aparece en la habitación que ocupa el medio centenar de cajas y gavetas con papelería, rollos de cine con sus películas apiladas junto a cintas en caset o en formato VHS y discos 33 1/3, proyectores de diapositivas o Súper 8, una computadora y el fax Panasonic KX-FHD351 –desde el cual enviaba poemas a granel para sus amigos y a la prensa (como hizo una noche entera, molesto con la sección cultural de Proceso durante su controversia con el dramaturgo y crítico teatral Víctor Hugo Rascón Banda). Saca un álbum fotográfico, y en la sala flanqueada de libros ofrece un café para “echarle un ojo” en media hora a múltiples rostros del arte a través el tiempo:
Gurrola con: Salvador Novo, Juan García Ponce, Colombia Moya, Manuel Felguérez, Salvador Elizondo, Lydia Romero, Carmen Salinas, Jesusa, Arnold Belkin, Arnaldo Coen, Felipe Ehrenberg, Fiona Alexander, Tito Monterroso, Juan Soriano, José Luis Cuevas, Raúl Falcó, Luis Spota, Alejandro Aura, Hilario y Miki… Enseña la portada de su experimental LP En busca del silencio (que rescatara Manuel Rocha en internet, sitio http://www.artesonoro.net/GALERIA/Gurrola/Gurrola.html).
Encima de los 50 cuadernos poéticos de la biblioteca, sobre un madero a la altura de la mirada, el reportero descubre una bella urna en cerámica y pregunta a Rosa sonriente, nada formal, por su procedencia. Ella avizora:
“Es Juan José. Sus cenizas. Tenía 71 años. Nada dejó pendiente por hacer. Algún día iremos juntos al Río Papaloapan, otra vez y para siempre…” De una vieja radiocasetera suena un sax con la melodía Dream a Little Dream of Me (“Sueña un pequeño sueño conmigo”).
–El tiempo pasa y…
–Pero lo importante es que uno pase por el tiempo. Que uno viva su tiempo, sus momentos. Sin aferrarnos a nuestros gloriosos pasados sino hacer de cada día un glorioso presente.
“Que el tiempo sea fructífero para nosotros. Nosotros lo hacemos o no fructífero. Ya que estamos vivos, hay que hacerlo fructífero, ponerle un pretexto de vida y hacerlo de lo más interesante y divertido como sea posible.”