Narcoescándalo en la Sedena salpica al subsecretario

sábado, 11 de agosto de 2012 · 19:51
Las indagatorias de la PGR contra los generales Tomás Ángeles, Ricardo Escorcia, Roberto Dawe, Rubén Pérez y otros militares de alto rango por sus presuntos vínculos con el Cártel de los Beltrán Leyva involucran de manera indirecta al subsecretario de la Sedena, general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, quien busca encabezar la institución castrense cuando el general Guillermo Galván cumpla su ciclo. La razón es simple: al mayor Iván Reyna, quien creció bajo su sombra, se le señala como el “eje de la repartición de sobornos” de los capos a los altos mandos del Ejército. El general de división Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, subsecretario de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y uno de los principales aspirantes a suceder al general Guillermo Galván Galván como titular, mantuvo durante años un expediente profesional sin mácula; de ahí su seguridad para promoverse fuera y dentro del instituto castrense.   Sin embargo, en las indagatorias recientes en torno a los generales Tomás Ángeles Dauahare, Ricardo Escorcia Vargas, Roberto Dawe González, Rubén Pérez Ramírez y el teniente coronel Silvio Isidro Hernández, quienes presuntamente recibieron sobornos del Cártel de los Beltrán Leyva a cambio de protección y de permitirles traficar droga en todo el país (expediente SIEDO/UEIDCS/112/2010), salió a relucir el nombre de un subordinado del general Gaytán Ochoa. Y aun cuando la Procuraduría General de la República (PGR) todavía no revela el nombre, en la Sedena algunos mandos comentan que se trata del mayor Iván Reyna Muñoz, ahijado y protegido del general Gaytán, señalado como presunto “eje de la repartición de sobornos” de la organización que lideran los Beltrán Leyva. Reyna Muñoz creció bajo la sombra de su padrino, quien lo nombró subjefe del Estado Mayor de la 24 Zona Militar con sede en Cuernavaca, Morelos, a mediados de 2003, desde donde, según los testigos protegidos interrogados por la PGR, el militar fue el interlocutor entre los capos y la institución castrense. El 15 de mayo último la procuraduría comenzó a girar órdenes de presentación con base en los testimonios de Jennifer, cuyo nombre real es Roberto López Nájera, antiguo abogado de Édgar Valdés Villarreal, La Barbie, y de Mateo, Sergio Villarreal Barragán alias El Grande, uno de los principales operadores de Arturo Beltrán Leyva. Desde 2010 ambos testigos declararon que el cártel de los Beltrán Leyva logró penetrar al más alto nivel a la Sedena a través del mayor Iván Reyna Muñoz y de otro mayor al que sólo identificaron con el nombre de Meme, según los documentos ministeriales a los que tuvo acceso la reportera. En su declaración ministerial del 19 de noviembre de 2010 Mateo afirmó, sin precisar la fecha, que a través del “mayor Meme” conoció a Reyna en el Hotel Río de Cuernavaca, a donde llegó en un Jetta rojo. En esa ocasión, expuso, entregó 200 mil dólares en 20 paquetes de 10 mil a Reyna con la encomienda de que realizara “trabajos para los Beltrán Leyva”, y una cantidad similar al otro mayor. Según el testigo, se comunicaba con Reyna a través de un nextel, pues “su función (la del militar) era quitar, retener e informar (sobre las) denuncias en contra del grupo de los Beltrán Leyva y poner y retener a los (capos) michoacanos”. Sin embargo, en esa declaración Mateo no mencionó que Reyna fuera el responsable de entregar sobornos a los generales Ángeles Dauahare y  Escorcia. Ese dato lo incluyó en su comparecencia del 22 de mayo de este año, horas antes de su extradición a Estados Unidos. La averiguación previa SIEDO/UEIDCS/112/2010 menciona que aun cuando Mateo identificó mediante una foto al mayor Reyna Muñoz en su declaración del 19 de noviembre de 2010, la PGR no hizo nada para detenerlo o someterlo a proceso. La dependencia comenzó a actuar luego de que el 2 de mayo pasado el ahijado del general Gaytán Ochoa fue interrogado por el agente del Ministerio Público José Francisco Rubio Salgado en las indagatorias relacionadas con los generales Ángeles Dauahare y Escorcia (Proceso1860). El miércoles 1 alrededor de las 11 de la noche Reyna fue sacado del Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Juan del Río, Querétaro, donde se encontraba recluido desde principios de año por los delitos de extorsión, para ser reubicado en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en Almoloya, Estado de México, acusado de presuntos vínculos con la delincuencia organizada. El mayor y su protector Los logros del mayor Iván Reyna Muñoz en el Ejército se los debe al general Gaytán Ochoa, quien tiene una vieja amistad con su padre, un general retirado. Como su padrino, Gaytán siempre lo cobijó, incluso supo darle espacio en los puestos que ha ocupado. Incluso ayudó a Reyna cuando éste tuvo dificultades en la 24 Zona Militar para que lo trasladaran a otra sede. Reyna trabajó cuatro años en el Centro de Inteligencia Antinarcóticos (Cian). A principios del sexenio foxista, cuando José Luis Santiago Vasconcelos era titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y Gaytán Ochoa estuvo como coordinador de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Salud (FEADS), Reyna se integró a la SIEDO. En enero de 2003 Gaytán Ochoa salió de la PGR y fue nombrado comandante de la 13 Zona Militar, con sede en Tepic. A mediados de ese año Reyna Muñoz fue nombrado jefe de operaciones del tercer regimiento blindado de la 24 Zona Militar y era el encargado del establecimiento de retenes y puestos de control. El 1 de diciembre de 2006 fue nombrado Jefe del Estado Mayor de la Sedena, el puesto operativo más importante del Ejército, desde el cual se planean las acciones contra el narcotráfico y se decide dónde poner retenes y puestos de control. Al poco tiempo, en enero de 2007, su ahijado Reyna Muñoz fue ascendido y nombrado subjefe de Estado Mayor de la 24 Zona Militar, el tercer puesto más importante de una jurisdicción castrense. De manera simultánea, el general Ricardo Escorcia fue nombrado comandante de esa zona militar. (Extracto del reportaje que se publica esta semana en la revista Proceso 1867, ya en circulación)

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