Los negros en tiempos de Obama

miércoles, 8 de agosto de 2012 · 18:24
En la administración de Barack Obama –primer presidente negro de Estados Unidos– los afroestadunidenses padecieron el mayor índice de desempleo desde que en 2008 estalló la crisis económica en ese país y su riqueza familiar se redujo más de la mitad en el último lustro. Si bien hay factores históricos y estructurales que explican el fenómeno –especialmente el racismo–, los analistas especulan sobre los efectos que ello tendrá en las elecciones presidenciales de noviembre próximo… WASHINGTON (Proceso).- En silencio, como muchas de las noticias que la afectan, la población negra de Estados Unidos padeció durante el mandato de Barack Obama el máximo índice de desempleo en la historia contemporánea. Pero según las encuestas volverá a votar por él en las próximas elecciones. No la une tanto la simpatía por Obama como el horror de que el republicano Mitt Romney llegue a la Casa Blanca y aplique más recortes a los servicios sociales y de salud. Por eso no sorprende que pese al desempleo, la violencia y las frustraciones políticas, la mayoría de las encuestas señalen que por lo menos 80% de los estadunidenses negros votarán por Obama, quien alcanzó un abrumador 95% de esos sufragios en noviembre de 2008, cuando ganó la presidencia. “Estoy preocupado por las elecciones, por la posibilidad de que Obama no sea reelecto”, dice Julian Bond, expresidente de la poderosa Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés). Proceso entrevista a Bond –una de las últimas leyendas vivas de la lucha por los derechos civiles de Estados Unidos– durante una pausa del documental que sobre su vida realiza el cineasta argentino Eduardo Montes Bradley. El eventual triunfo de Romney sería “increíblemente malo no sólo para la población de Estados Unidos, sino también para la del resto de los países” debido a que su visión del mundo es “sumamente sesgada de la realidad”. “Me aterroriza –añade– que esa gente (del Partido Republicano) tenga el timón en sus manos; no puedo imaginarme que eso suceda, aunque –concede– cosas más extrañas han ocurrido” en la historia de este país. Según este discípulo de Martin Luther King, Romney “no tiene convicciones”. Es, dice, “una herramienta de los sectores más extremistas de su partido. Cualquier cosa que ellos digan, él está de acuerdo y hará cualquier cosa que esos grupos le indiquen... Claro, si llega a ser presidente”.   Segregación   El miedo a un gobierno ultraconservador a partir del año próximo efectivamente alcanza a la mayoría de los afroestadunidenses, quienes celebraron en enero de 2009 la llegada al poder del “primer presidente negro” de la historia del país. En aquel mes el índice de desempleo entre los trabajadores negros era de 12.6% (7.6% general y 6.9% para los blancos). En junio de este año, con la carrera hacia las elecciones a todo vapor, esa tasa subió hasta 14.4%, con un desempleo general de 8.2% y de 7.4% para los blancos. Peor aún, en agosto del año pasado el índice de desempleo entre los afroestadunidenses alcanzó 16.7%, la tasa más alta desde 1984. Las mujeres de raza negra sufrieron ese mes una desocupación de 14.5%, mientras que los varones fueron afectados por un demoledor 19.1%, según reporte del Departamento del Trabajo (DOL, por sus siglas en inglés). Con base en los números oficiales el índice de desocupación decreció durante 2011 para los blancos y los latinos, pero no para los negros, quienes cerraron ese año con 15.8%. ¿Cuál es la verdadera responsabilidad de Obama en la preocupante situación económica de los estadunidenses negros? Un análisis del Instituto de Política Económica, elaborado por el experto Algernon Austin, recuerda que la tasa de desocupación para los negros se ubicó por encima de 10% prácticamente durante los últimos 50 años. Un informe especial del DOL, difundido en febrero pasado, señala algunas de las razones por las cuales los trabajadores negros sufren tasas de desempleo de aproximadamente el doble que los blancos. Y en general están relacionadas con el racismo. El informe –La fuerza de trabajo afroamericana durante la recuperación– destaca que el año pasado cerca de 20% de los trabajadores negros fueron empleados por gobiernos locales o estatales o en dependencias del gobierno federal, comparado con 14.2% de los blancos y 10.4% de los hispanos. El informe interpreta que ello es consecuencia de las políticas de “acción afirmativa” que en las últimas décadas intentan paliar los efectos de la segregación racial. A ello se agrega otro factor: los negros tienen niveles educativos mucho más bajos que los blancos. Otro ejemplo de la disfuncionalidad del empleo en los afroestadunidenses: las mujeres representan más de la mitad de la población negra con empleo (53.8%), aunque ganan menos que los varones. Atados en su mayoría a empleos gubernamentales, con niveles menores de educación y con poca presencia en los sectores más dinámicos de la economía, los trabajadores negros fueron golpeados “de manera particularmente dura” durante la recesión que comenzó en 2008, señala el informe del DOL. “Una vez desempleados –dice el reporte–, a los afroamericanos se les hace más difícil conseguir trabajo y permanecen desocupados durante periodos más largos.” Un informe preparado por el Pew Research Center (PRC) y difundido en julio del año pasado mostró que la crisis financiera y la explosión de la burbuja inmobiliaria dañaron especialmente a los negros, quienes junto con los hispanos son habitualmente más vulnerables a las maniobras de especulación y al engaño bancario. El informe del PRC indica que la riqueza de los estadunidenses de raza negra se achicó 53% entre 2005 y 2009. La riqueza de las familias de raza blanca se redujo sólo 16%. Las más desafortunadas fueron las familias hispanas: perdieron 66% de su riqueza en ese mismo periodo. Esas pérdidas, en todo caso, se acomodaron dentro de la tendencia histórica que separa brutalmente las finanzas de los blancos y las de las minorías. El mismo reporte muestra que, en efecto, en 2009 la riqueza promedio de las familias blancas en Estados Unidos era de 113 mil 149 dólares frente a sólo 6 mil 325 dólares de los hispanos y 5 mil 677 dólares de los negros (en 2005 esos números eran 134 mil 992, 18 mil 359 y 12 mil 124 dólares, respectivamente).   El voto negro   Apoyados en estas cifras los analistas consideran que será interesante observar el próximo noviembre la concurrencia de los negros a las urnas; constatar qué tan altos son los niveles de entusiasmo político de familias que en apenas un lustro vieron caer su riqueza de unos 12 mil dólares a poco menos de 6 mil dólares. De hecho los demócratas están preocupados: Obama cuenta todavía con la simpatía de la gran mayoría de los votantes de raza negra, pero está en duda cuál será el porcentaje de concurrencia a las urnas. Una pequeña baja en ese frente le puede costar, por ejemplo, perder en Carolina del Norte o poner en riesgo estados importantes como Ohio y Virginia. Romney y los republicanos saben que no pueden contar con un apoyo importante de los votantes negros pero están en campaña para erosionar la base de Obama. El pasado 11 de julio, durante una convención de la NAACP en Boston, el candidato republicano utilizó todos esos datos. Dijo: “Si la igualdad de oportunidades fuera un hecho consumado en Estados Unidos, entonces una economía crónicamente mala sería mala para todos (…) Pero es peor para los afroamericanos en casi todos los sentidos”. Algunas versiones que circularon en junio pasado en Washington señalaron que los asesores de campaña de Romney pensaron en la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice, de raza negra, como posible compañera de fórmula de Romney. “Mitt Romney está comprometido a competir por el voto afroamericano, a pesar de las desventajas”, dice a Proceso Tara Wall, una de las voceras de la campaña republicana. Wall añade que “a diferencia de Obama, Romney no da ningún voto por descontado y cada punto porcentual que podamos quitarle al presidente, cuenta”. Asegura que “energizar nuestra base de republicanos, conservadores e independientes de raza negra, e incluso demócratas descontentos que están cansados de promesas rotas y políticas fracasadas, puede significar una gran diferencia en estas elecciones”. Sostiene que Romney “reconoce que no ganará la mayoría de los votos afroamericanos, pero también que el presidente Obama ya no puede contar con los grandes márgenes que disfrutó” en 2008. Bond admite: “No creemos que Obama sea el mismo que vimos hace cuatro años, cuando era nuevo, fresco, seductor, excitante”, pero “eso no quiere decir que nuestra opinión sobre él se haya deteriorado; solamente quiere decir que ya no estamos tan entusiasmados como en aquel momento. Y necesitamos ese entusiasmo si queremos que gane”. Bond pide considerar un hecho: A pesar de las buenas intenciones del “primer presidente negro” de Estados Unidos, éste enfrentó grandes dificultades como jefe de la Casa Blanca. “Nunca vi a un presidente enfrentar una oposición como la que enfrenta Obama”, indica. Explica: “El presidente enfrenta un Congreso (dominado por los republicanos) cuya única posición es ‘no’. Obama dice: ‘Yo quiero que el sol brille’ y ellos dicen ‘no’. Obama dice: ‘Hagamos de éste un gran país’ y ellos responden ‘no’. Les pide elevar el salario mínimo o equiparar los estipendios de varones y mujeres y en todos los casos dicen que ‘no’”. –¿Obama enfrentó todos estos años a una oposición basada no solamente en diferencias políticas sino en el prejuicio racial? Bond no tiene dudas: “Absolutamente”, contesta. Y precisa: “No digo que toda esa gente sea racista, pero un gran número de ellos lo es. Ellos ven la demografía del país cambiar, ven que ellos mismos se están convirtiendo en una minoría y están muy asustados. Y Obama tiene mucho que ver en eso, aunque no sea la causa”. La noche del 4 de noviembre de 2008, cuando ya se había declarado a Obama vencedor de las elecciones, cientos de jóvenes se congregaron a festejar en el parque frente a la Casa Blanca. Cerca de la medianoche algunos de ellos regresaban a sus casas caminando por la avenida Nueva York. En el cruce con la Calle 14 se toparon con un grupo de homeless que desde hace años acampa allí cuando oscurece. Embriagada por la victoria, una joven negra se detuvo ante ellos, la mayoría también de raza negra. Les dijo: “No se preocupen, el cambio está llegando”. Los homeless siguen durmiendo en esa esquina, a pocos metros de la Casa Blanca. Su situación no parece haber cambiado, como tampoco ha cambiado la de los millones de desempleados negros. Los especialistas señalan que de ello no se debe culpar a Obama, sino a décadas de racismo y segregación económica.

Comentarios