La salvación de la izquierda: un partido-frente

sábado, 15 de septiembre de 2012 · 19:38
Embajador, exsecretario de Estado, expresidente de dos partidos, candidato presidencial, senador y diputado… Protagonista y testigo privilegiado de la vida pública mexicana desde hace décadas, Porfirio Muñoz Ledo analiza en entrevista el momento político de la izquierda ante el regreso del PRI a la presidencia y lo compara con la disyuntiva que enfrentó el Frente Democrático Nacional en 1988. Concluye que con voluntad política los partidos del Movimiento Progresista y Morena aún pueden mantenerse unidos en un “partido-frente”, a fin de constituirse en una oposición fuerte y con agenda propia. Para Porfirio Muñoz Ledo, que fue un destacado político del PRI y, con Cuauhtémoc Cárdenas e Ifigenia Martínez, entre otros, participó en la fundación del PRD, el retorno del priismo a Los Pinos obliga a la izquierda a replantear su organización y sus formas de hacer política, a fin de constituirse en una verdadera oposición. En entrevista con Proceso, una de las figuras históricas más influyentes del perredismo, que incluso coordinó sus bancadas en la Cámara de Senadores y en la de Diputados, plantea la creación de un partido-frente a partir de un congreso refundacional como el realizado en agosto de 1995 en Oaxtepec, Morelos, cuando él presidía el PRD y después de un descalabro electoral en Aguascalientes, Veracruz, Baja California, Zacatecas y Oaxaca, que dejó al partido al borde de la marginalidad (Proceso 980). Muñoz Ledo llama a “las izquierdas” a “otro Oaxtepec” para “fijar la agenda política, decidir la forma de negociación con otras fuerzas y definir su forma de organización unitaria”, porque en su opinión esta es la última oportunidad de unirse para cambiar. Eso responde a la decisión de Andrés Manuel López Obrador de separarse de los partidos que integraron el Movimiento Progresista (PRD, MC y PT) para formar otro con la estructura de Morena, dependiendo de la decisión que se tome en la mayoría de los distritos. “Ya hay una serie de documentos básicos. No se ha tomado la decisión definitiva, pero todo parece indicar que los militantes se inclinan hacia la formación de un partido político”, admite. Desde su amplia perspectiva histórica, dice que la medida se justifica porque el actual escenario político mexicano es similar al de 1988, cuando “se cayó el sistema” del IFE y el candidato priista Carlos Salinas de Gortari obtuvo un cuestionado triunfo sobre Cuauhtémoc Cárdenas. Fue precisamente ese año cuando él se atrevió a interpelar al presidente Miguel de la Madrid, lo que causó revuelo. El 18 de agosto de 1991 Muñoz Ledo fue el candidato perredista a la gubernatura de Guanajuato, que le disputó al priista Ramón Aguirre Velázquez y al panista Vicente Fox, y después impugnó la elección porque la consideró fraudulenta. En 1997 fue el primer presidente de la Cámara de Diputados de oposición, y en esa calidad respondió el informe presidencial. Entonces, dice volviendo a 1988, “éramos cuatro partidos y una corriente, el Frente Democrático Nacional, que sería el símil de Morena. Yo creo que hay que repetirlo, con modalidades diferentes. Ahora puede ser un partido-frente; eso es lo que tenemos que actualizar. Si se manejan las cosas con buena voluntad todos salimos ganando por un propósito común”, señala. E insiste: “La izquierda necesita una refundación, no puede seguir así. ¿Es posible una depuración en la izquierda? ¿La izquierda va a seguir sometida al imperio de los grupos, de las fracciones? Esos son los grandes temas: formas de organización y agenda inmediata”. La última oportunidad En 2007, el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano, antes Convergencia, resintieron la aprobación de reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) en el rubro de las coaliciones y estuvieron a punto de romper con el PRD, con el que habían formado el Frente Amplio Progresista (FAP) tras las elecciones presidenciales de 2006. Para 2008 el PRD entró en una severa crisis que duró nueve meses, después de la elección de la dirigencia nacional que ganó Jesús Ortega por resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Alejandro Encinas fue su contrincante y se dijo convencido de que no fueron los militantes quienes eligieron a Ortega. Al borde de la ruptura, Encinas planteó la renovación del PRD. Pidió retomar la vocación de las izquierdas “para conformar un frente político y, quizá, más adelante un nuevo partido” (Proceso 1674). Para el ahora senador y exjefe de Gobierno capitalino, se trataba de “una segunda llamada a cambiar las reglas del juego”, por lo que hizo un llamado a rescatar “un proyecto que han construido desde hace 20 años y que se ha desviado al punto de que se institucionalizaron la corrupción y el clientelismo”. “Queremos proponer una agenda –abundó– y que el partido y los legisladores dejen de tener una actitud reactiva a la agenda de la derecha. Queremos tomar  una iniciativa con nuestra agenda propia. Esa es la diferencia”. En 2009, durante su peor crisis electoral tras obtener sólo 17% de los votos, el PRD realizó su segundo congreso en Oaxtepec. Ahí se volvió a plantear el tema y se formó la Comisión de Reforma para la Refundación del partido, coordinada por el exgobernador de Tlaxcala Alfonso Sánchez Anaya. Éste elaboró el análisis general de los foros de reforma del PRD, en el que enumeró los problemas “organizativos”: fallas en la estructura y las normas estatutarias, funcionamiento lento y viciado del partido, padrón confuso y tendencial, falta de instrumentos para la toma de decisiones democráticas y estrategias poco eficaces para incidir en los medios de comunicación (Proceso 1726) En aquel entonces Sánchez Anaya previó la necesidad de sumarse a movimientos sociales como el que ahora encabeza el dos veces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, quien después de denunciar un fraude electoral en 2006 inició la resistencia civil que derivó en la formación, el 2 de octubre de 2011, de la asociación civil Morena. (Extracto del reportaje que se publica esta semana en la revista Proceso 1872, ya en circulación)  

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