Argentina: Heroína contra las barras bravas

jueves, 10 de enero de 2013 · 15:04
Desde hace varios años el fenómeno de las barras bravas en Argentina se ha convertido en un grave problema de seguridad pública, pues estas porras, conocidas allá como hinchadas, degeneraron en grupos de delincuencia organizada que imponen su ley en los estadios e incluso fuera de éstos. En un caso inédito por su condición de mujer y por su arrojo, la abogada Florencia Arietto, desde su cargo como jefa de seguridad del equipo Independiente de Avellaneda, tomó las riendas de la lucha en contra de este cáncer que devasta al futbol de la nación sudamericana. Las amenazas de muerte ya pesan sobre esta heroína anti-hinchas… BUENOS AIRES (Proceso).- “Estudié derecho para defender a los débiles y hoy los débiles son los hinchas comunes que no pueden ir a la cancha con sus hijos”, dijo Florencia Arietto el 28 de agosto del año pasado al asumir como jefa de seguridad del conjunto Independiente de Avellaneda, según publicó en esa fecha el diario digital Infobae. Abogada penalista de 35 años, Arietto es la primera mujer que se ubica al frente de la seguridad de un club de futbol de Primera División en América Latina. El mismo día que ocupó su despacho se negó a recibir a la barra brava del club. “Hay hinchas desmesurados… pero el generalato, como yo lo llamo, son unos 28 hombres que comandan las barras y son delincuentes comunes y mercenarios”, declaró el 12 de noviembre a la revista Para ti. Y añadió: “Son los que te roban el auto, te secuestran y te matan. En sus prontuarios, lo más leve que tienen es una tentativa de homicidio. Todos pasaron por un penal”. En respuesta al desaire de Arietto, el núcleo duro de la hinchada amenazó con tomar la sede social de Independiente por la fuerza. De inmediato ella accionó los resortes de la justicia y la policía. La abogada ha forjado su temple en la defensa de jóvenes provenientes de barrios marginales. Estos adolescentes suelen ser ladrones, mandaderos de narcos y mafiosos o incluso chivos expiatorios a quienes la policía inculpa con pruebas falsas. Esos jóvenes tienen por destino habitual la cárcel, las adicciones o el gatillo fácil de las fuerzas de seguridad. Arietto también dirige la ONG Arde la Ciudad, que brinda asistencia jurídica y programas de capacitación a estos muchachos, de los que también se nutren los fanáticos para reclutar a sus soldados. El accionar violento de las barras bravas se evidencia cada fin de semana en las canchas de Argentina. Su aporte es asimismo notorio en la lucha sindical y política. Sus miembros se financian con la reventa de entradas, el cobro ilegal de estacionamiento alrededor de los estadios, los aportes de futbolistas y representantes, las comisiones por la venta de jugadores y el mercadeo del equipo, y con los tours de adrenalina para turistas, a quienes por 200 dólares se les permite experimentar el fenómeno de las barras por dentro. Estas porras de fanáticos cuentan con la anuencia de dirigentes, políticos, policías y jueces. Independiente fue uno de los clubes que concedió mayor institucionalidad a la barra brava. Julio Comparada, presidente de la organización hasta mayo pasado, encomendó a los violentos la tarea de evitar los incidentes que ellos mismos provocan. En el clásico contra Racing Club durante el torneo Clausura 2008 les pagaron 20 mil pesos por ello, según declaró el especialista Gustavo Grabia al deportivo Olé en septiembre de 2009: “Como en la mafia, los violentos te venden la protección”, apuntó. La barra brava atacó y amenazó a los directivos renuentes a aprobar el balance del club en 2011, que arrojó un pasivo de 144 millones de pesos. “Para crecer hay que endeudarse”, dijo Comparada en esa ocasión. Para completar el cuadro, su jefe de seguridad era “un policía exonerado, con antecedentes de haber torturado hasta la muerte a una chica en una comisaría”, refirió Arietto en el citado artículo de Infobae. “Un barra es un tipo que cree que el club es su casa y considera que puede manejarse como quiere”, dijo Gustavo Grabia en entrevista con Infobae publicada el pasado 29 de septiembre. Y agregó: “Los barras creen que son parte fundamental del espectáculo y por eso entienden que merecen un cobro”. Este cobro ilegal se defiende con la violencia. Los analistas del fenómeno de las barras bravas coinciden en que su crecimiento se dio a mediados de los noventa. En la década neoliberal, bajo el gobierno de Carlos Saúl Menem (1989-1999), se multiplicó el negocio de la venta al extranjero de jugadores muy jóvenes a precios astronómicos. La calidad del juego en los torneos locales mermó de manera notable. El barra brava cree que con sus banderas y bombos brinda colorido y pasión al espectáculo. En realidad, se trata de fanáticos en primer lugar del negocio, y luego de su equipo. En los últimos años pelean menos contra las hinchadas rivales, y mucho más dentro de la estructura interna por el control de los negocios. Una auditoría realizada por Independiente en diciembre de 2012 mostró que la barra brava se llevaba entre 30 y 40 mil dólares por mes. En la pérdida de ese ingreso radica todo el problema, consideró Arietto. La crisis de Independiente impacta de lleno en el rendimiento deportivo del equipo. Los Diablos Rojos de Avellaneda –ciudad industrial y a la vez suburbio de Buenos Aires– ostentan dos copas intercontinentales y siete de América. Durante décadas fueron sinónimo de futbol ofensivo y vistoso, dando estrellas como Arsenio Erico, Ricardo Bochini y, más recientemente, Sergio Kun Agüero. Hoy se encuentran en riesgo de descenso y con un fuerte quebranto financiero.   Miedo   En la actualidad Independiente es el único de los 20 clubes de Primera División que da muestras creíbles de querer acotar el poder de su hinchada. El enfrentamiento comenzó a cristalizarse en mayo de 2012, cuando Javier Cantero ganó las elecciones para ocupar la presidencia del club y más tarde convocó a Arietto. La mancuerna Cantero-Arietto cerró el grifo que alimentaba a la barra brava: no más entradas para la reventa; no más libertad para cobrar el estacionamiento de los miles de autos que llegan cada vez que juega Independiente, y no más libre circulación por el club y en los entrenamientos. A 34 personas que componen el núcleo duro de la hinchada se les aplica derecho de admisión al estadio; para empezar a su líder, Pablo Bebote Álvarez. En privado muchos presidentes de otros clubes aseguran que negocian por miedo. “Con la delincuencia no se negocia. Nunca debés meter los pies en el plato porque la factura te la van a cobrar siempre. Si negociás con lo podrido, terminás podrido vos también”, señaló Arietto en septiembre último en la entrevista con Olé. La respuesta de la barra brava llegó el 14 de noviembre. Esa noche Independiente enfrentaba en Avellaneda a Belgrano de Córdoba. En el imponente estadio Libertadores de América el ambiente estaba enrarecido. “Arietto mentirosa”, “Con Arietto, tribuna sin fiesta”, rezaban dos banderas que colgó la barra brava en la cabecera norte que siempre ocupa. La aludida diría un día más tarde a InfiernoRojo.com: “Que pongan banderas en contra mía habla bien del trabajo que hacemos: los queremos a todos presos”. “Un barra brava te puede arruinar el espectáculo”, dijo Ricardo Pavón, El Gordo Richard, en un documental que el Canalplus de España transmitió sobre el tema. Pavón no se privó allí de sacar su pistola y disparar delante del cronista Jon Sistiaga. Y precisó la idea: “Va un guacho –soldado al mando de los líderes–, te tira una bomba de estruendo en medio de la cancha, te suspenden el partido y el dirigente va a pérdida”. La advertencia fue también una confesión anticipada. A los 34 minutos del primer tiempo entre Independiente y Belgrano, un petardo explotó junto al arquero del equipo visitante. El encuentro fue suspendido. El Gordo Richard fue condenado a 30 días de prisión por orquestar la acción, informó Clarín el 29 de noviembre. La bomba ingresó al estadio sin que la policía, la seguridad del club y los miembros de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide) pudieran detectarla. Arietto denunció que hubo connivencia entre policías y empleados del conjunto. También presentó su renuncia, que fue rechazada por el presidente del club. “La policía es socia de los barras”, resumió Grabia en la entrevista citada Y precisó: “Los policías corruptos son más peligrosos que los propios barras bravas”.   Cruzada   Las barras bravas reclutan soldaditos en los barrios marginados. Los llevan gratis a la cancha, incluso en el extranjero, o a cenas con los jugadores, a cambio de que pongan el cuerpo a la hora de la pelea o el robo. La ONG Arde la Ciudad trabaja en contra de este fenómeno. Arietto pretende repetir este procedimiento dentro de la hinchada de Independiente. “A esos chicos jóvenes, que están en la base de la pirámide de la barra, no los voy a excluir ni a criminalizar porque tal vez en su infancia comieron una vez por día y no tienen padre”, dijo la abogada a la revista Para ti. Su idea es que esos jóvenes puedan iniciar o terminar sus estudios en los centros de educación primaria y secundaria que tiene Independiente. Entre sus planes está conseguirles becas y permisos para que disfruten de las piscinas del club. “Expulsarlos no me sirve”, ha dicho Arietto. “Se debe expulsar sólo a los cabecillas”. Considera que ninguna gestión en seguridad es exitosa si no hay compromiso ciudadano. Intenta revertir la aceptación cultural que tiene la barra brava y sumar a la lucha a los “hinchas genuinos” de Independiente, esos que se mueven por amor al conjunto y no por interés mercantilista. La nueva comisión directiva consiguió movilizar a algunos jugadores históricos del club como Pepé Santoro, Ricardo Pavoni, Gerardo Reinoso y Carlos Enrique y Gabriel Milito con el fin de apoyar esta cruzada. La idea de Arietto es contagiar a otros clubes para que declaren la lucha contra los violentos. “Esto le haría muy bien a la sociedad, no sólo al futbol. Podríamos disminuir la tasa de criminalidad de delito urbano, porque los barras bravas son delincuentes”, planteó en la entrevista con Para ti. El objetivo de la abogada es construir la seguridad democrática.   Complicidades   Las barras bravas tienen contacto con personajes clave de la política, el poder judicial y la policía. “La impunidad no es tener poder, sino tener los números del poder”, expuso en varias entrevistas Rafael Di Zeo, exjefe de La Doce, la barra brava de Boca Juniors, el equipo más popular del país. Con esto se refirió a la conveniencia de tener comunicación con personajes influyentes que pueden arreglar cualquier problema. Los capos de la barra tienen además poder territorial en sus barrios. Suelen tener capacidad de compra de voluntades a través del reparto de beneficios sociales. Esto garantiza gente para los actos políticos. “La violencia en el futbol no se va a terminar mientras no exista la decisión política de terminarla”, advirtió Grabia. Sostuvo que el kirchnerismo hizo “bastante poco” en ese sentido. No fue sino hasta 2011, cuando Nilda Garré asumió el Ministerio de Seguridad, que se “consiguió que no haya pirotecnia ni banderas grandes. Se trata de sacarle todo lo que sea el poder simbólico a los barras, los han denunciado. Esto nunca había sucedido antes”, apuntó. El presidente de Independiente, Javier Cantero, se ha vuelto un visitante asiduo de la Casa Rosada. Confía en el apoyo del gobierno. Dice que todos los días habla con Julio Grondona, presidente de la Asociación del Futbol Argentino desde 1979. Muchos ven a este personaje, un verdadero ministro sin cartera, como parte del problema. Por su parte, Arietto no oculta su admiración por Eva Duarte de Perón y tiene una página web llamada Sumate a Cristina. “Yo tengo militancia y convicción. Creo que en Independiente estamos llevando a cabo una revolución”, dijo a BBC Mundo el pasado 12 de diciembre. Añadió que un eventual triunfo en Independiente afectaría para bien la vida deportiva y la salud de la democracia. “Si combatimos con la ley a la delincuencia organizada llamada barra brava, baja considerablemente la tasa de criminalidad en términos generales; es decir, la inseguridad que padece la gente en la calle.”, publicó la Revista Veintitrés en su edición del pasado 10 de diciembre.   Pugnas sindicales   La batalla que se libra en Independiente puede verse también como prolongación de la lucha entre el gobierno y el líder sindical Hugo Moyano. Antiguo aliado de los Kirchner, y ahora su opositor acérrimo, Moyano es líder histórico del Sindicato de Camioneros y secretario general de la Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGT). “La barra comandada por Pablo Bebote Álvarez tiene estrechos vínculos con el gremio de Camioneros, cuyo titular, Pablo Moyano, dirige el futbol amateur del club”, publicó el pasado 2 de julio Tiempo argentino. Pablo Moyano es hijo de Hugo Moyano. A su hermano, el diputado Facundo Moyano, se le vio en los estadios del Mundial de Sudáfrica 2010, junto a la plana mayor de la hinchada de Independiente. Hugo Moyano ha tenido entre sus guardaespaldas a otro barra brava de Independiente, conocido como El Polaco. “Que Cantero se ponga a gobernar y deje de hablar sin saber”, dijo Pablo Moyano al diario Clarín el 15 de junio último. “No creo que haya habido dos socios que hayan puesto tanto en Independiente como Hugo y Pablo Moyano”, expresó, refiriéndose a los aportes que ambos habrían hecho al club. La jefa de seguridad de Independiente se jacta de ir a la cancha con tacones, maquillada y perfumada. Luce falda o pantalones y la camiseta roja del club, con su nombre y el número 15 impresos en la espalda. El 15, “la niña bonita”, es el número que eligen los que apuestan a la quiniela cada vez que esta imagen se les aparece en la realidad o en sueños. En la cancha, Arietto es escoltada por un policía. Recibe constantes amenazas de muerte. Le va a pasar algo en la calle, le dicen; algo que será arreglado para que parezca un hecho de inseguridad común. “Yo para los negocios de la barra soy un estorbo, sea mujer, hombre, perro o el presidente de la República, porque así es el código del hampa”, dijo a Infobae el 29 agosto último.

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