El renacimiento de la Capilla Alfonsina

viernes, 4 de enero de 2013 · 14:01
Desde que se reabrió al público, luego de haber sido remodelado en septiembre, el emblemático estudio de Alfonso Reyes ha intensificado su relación con el público visitante con numerosas actividades. La idea, de acuerdo con su directora, la maestra Alicia Reyes, nieta del escritor regiomontano, es imprimirle un movimiento vital que, para el año que comienza, tiene ya un programa. Ella expone en entrevista el proceso de transformación del inmueble. A tres meses de la reapertura de la Capilla Alfonsina, tras su “remozamiento” , la maestra Alicia Reyes, nieta del escritor Alfonso Reyes, habla a Proceso sobre el funcionamiento del centro de estudios, la nueva museografía, las obras expuestas y las propuestas del recinto literario para este 2013. En el mezzanine, que su abuelo proyectó en 1939 –y donde tiene su oficina–, se incluye todo el acervo bibliográfico (documentos literarios tanto del regiomontano como de otros autores) y obras de arte (pinturas, esculturas, grabados y dibujos de célebres artistas), Alicia Reyes explica ese proceso de “remozamiento” –como ella le llama– que ha hecho de la capilla un ente vivo en relación con sus visitantes: “Fue una buena remozada, desde la azotea a la sala principal; se cambiaó la duela, se arreglaron los pasillos. La casa es muy vieja, mi abuelo vino a vivir aquí al dejar el servicio diplomático en 1940, y aunque siempre intentamos mantener la casa lo mejor posible, lógicamente no tenía los recursos para lo que se hizo y que el INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes) aportó. “La museografía de Héctor Perea (especialista en el tema, catedrático de la UNAM y exalumno del taller de Creación Literaria de Alicia Reyes) le dio un toque maravilloso. En el mezzanine está la cama donde mi abuelo murió; también la parte plástica, que fue un trabajo muy inteligente, y ahora junto a la chimenea –en la planta baja– está toda la colección del arte plástico de Brasil, una maravilla de Cándido Portinari, y por supuesto el biombo del ruso-brasileño Dimitri Ismailovich, que ha viajado por varios países.” La reapertura incluyó mejoras por un costo de 2.5 millones de pesos, supervisadas por la Dirección de Arquitectura del INBA, ya que el edificio, ubicado en el número 122 de la calle de Benjamín Hill, en la colonia Condesa, se encuentra catalogado como de valor artístico. La Capilla Alfonsina, así, da cuenta de obra y vida del miembro del Ateneo de la Juventud. Eduardo Mejía, asistente de Alicia Reyes, dice a este semanario que aloja 9 mil libros. De la colección artística, constituida ahora por 200 obras y nombrada tras la reapertura como Colección Alfonso Reyes, sólo se muestran alrededor de 80, tanto piezas del INBA como de la colección particular de Alicia Reyes, en cinco salas: Carlos Fuentes, Esculturas y Documentos, Arte Español, Bernardo Reyes (padre del escritor), y la principal, en donde se encuentra Arte Mexicano, Arte Brasileño e Iconografía. En la década de los ochenta, la crítica de arte Raquel Tibol fue quien ordenó y catalogó por primera vez la colección. Dentro de su acervo se encuentran obras de varios artistas, como Max Aub, Angelina Beloff, Benjamín Coria, Pedro Coronel, Elvira Gazcón, Dimitri Ismailovich, José Moreno Villa, Roberto Montenegro, Cándido Portinari, Diego Rivera, Manuel Rodríguez Lozano, Antonio Rodríguez Luna, Julio Ruelas y Ángel Zárraga. Las más antiguas son del siglo XIX, las demás datan del siglo XX. Además incluye nuevas piezas, como la de un juego de soldaditos de plomo –regalo del novelista francés Valéry Larbaud a Reyes después de una serie de carteos por la traducción del poema Hierbas del Tarahumara (1934) reseñado por José Emilio Pacheco (Proceso 1839). Las figuritas de tres centímetros de altura pintadas a mano representan la batalla entre españoles y aztecas liderados por Hernán Cortés y Moctezuma. –¿Qué hay de obra nueva en la museografía? –Básicamente es lo mismo, aunque la forma de exponer los cuadros es diferente, sobre todo la sala del general Bernardo Reyes y su archivo, el cual me pertenece; ese no está inventariado porque no es de la Capilla, es de mi colección, al igual que varias obras expuestas, cartas y textos. “Lo que le pertenece al INBA está en el jurídico de Bellas Artes, todo está legalmente catalogado, como debe ser. En el último de los casos no me niego a que pudieran comprarme lo que está aquí, lo personal, porque sí hay mucha obra, pero todo está debidamente ante el jurídico, no hay manera de confundirse desde el punto de vista del propietario.” Sobre la pregunta de cuántas obras de las expuestas son de su colección y cuántas del INBA, indica: “Lo mío es mínimo, un 10% de lo expuesto más o menos; lo que a Héctor le pareció lindo que fuera mostrado está aquí, porque en su apreciación vale la pena, como es el caso de los soldados de plomo.” Al respecto, Patricia Méndez, restauradora de arte, quien también trabajó en el proceso de remozamiento, explica: “Para el nuevo concepto la idea era no alejarse mucho del original y las funciones del centro literario, pero también fue necesario retirar en resguardo una cantidad de objetos, colección del maestro Reyes, como una vitrola, y cierto tipo de mobiliario que se encuentra resguardado en bodegas del INBA y que en el momento que se indique puede regresar de nuevo a su lugar, pues hay una gran parte de colección del INBA y otra de colección de Alicia Reyes. “El centro de Conservación del INBA decidió catalogar exclusivamente los objetos de arte, no así los históricos donde hay una cierta confusión, porque hay objetos históricos de mucho valor.” Desde la entrada se puede observar que la placa en la puerta aún conserva los nombre de las extitulares del Conaculta y del INBA. En el recorrido con Eduardo Mejía, explica que la obra es la misma, con la variante de la museografía, la iluminación, el piso de madera y pequeños folletos en cada sala con una breve descripción del porqué de cada una en relación con Alfonso Reyes, sus viajes diplomáticos y de esparcimiento entre las ciudades de París, Madrid, Buenos Aires y Río de Janeiro, así como de encuentro con sus colegas y amigos. La distribución En la Sala Carlos Fuentes, creada en honor de quien fue alumno de Reyes, se encuentran alrededor de 20 cuadros, como un bodegón, realizado en España, del uruguayo Rafael Barradas, así como la acuarela y tinta sobre papel de Alberto Da Veiga Guignard titulada Caballo-hombre-mujer (1931) y una Dolorosa del Guercino del pintor italiano Giovanni Francesco Barbieri, de la cual Reyes da cuenta de su compra en su diario con fecha octubre de 1925. Le sigue la Sala de Esculturas y Documentos que exhibe un conjunto de cartas, originales y primeras ediciones de libros, y seis esculturas, entre ellas Éxtasis, obra en mármol del mexicano Octavio Ponzanelli Conti, quien esculpió figuras en gran formato, como la fachada principal del Palacio de Bellas artes. La de Arte Español ostenta 10 piezas plásticas, como Cabeza de Juan Gris de Jusep Torres Campalans, un acrílico sobre papel de la Colección Capilla Alfonsina/INBA, así como una vitrina con correspondencia. La Bernardo Reyes (1850-1913) es un homenaje del escritor a su padre, político y militar porfirista, gobernador provisional de Nuevo León en dos ocasiones (entre 1885 y 1900), y fuerte candidato para sustituir a Porfirio Díaz en la Presidencia. Localizada en un estrecho espacio entre las escaleras de la planta baja y el primer piso, esta sala exhibe cinco cuadros, uno de ellos el retrato del propio general Bernardo Reyes de 1892. En la principal, de Arte Mexicano, se pueden admirar piezas como Plaza de toros de Madrid y el Mar de Mallorca de Diego Rivera, y el óleo sobre tela Retrato de Alfonso Reyes (1945) de Roberto Montenegro, destacadamente. Un nuevo apartado es el del Modernismo Brasileño, pues Reyes pasó en Brasil dos etapas de su vida personal y de desenvolvimiento diplomático, donde obtuvo obras del célebre artista Cándido Portinari y de Ismael Nery. Y en el espacio llamado Iconografía se muestran fotos del regiomontano desde su primera infancia, empotradas por todas las paredes. Resume la maestra Reyes estos tres meses desde la apertura de la capilla: “Hemos tenido un trabajo bárbaro, además de los talleres de Historia del Arte (en francés), de Creación Literaria y el Seminario sobre Obra y Vida de Alfonso Reyes. “Estamos tratando de dar mucho movimiento, siempre lo ha tenido la capilla. Ahora estoy trabajando con Adolfo Castañón en un epistolario sobre la correspondencia entre el dominicano Pedo Henríquez Ureña y Reyes, es una delicia. “En este 2013, lo que podemos hacer para que la gente se acerque al arte es apretar desde donde estamos, generar el de la idea de Alfonso Reyes de hacer de este país una nueva Atenas, ‘picar’ en los jóvenes el gusto para fomentar la literatura. Esa es mi preocupación principal.” –¿Qué le pareció la designación de Rafael Tovar y de Teresa al frente del Conaculta? –Muy buena, y tengo varios proyectos pendientes por plantearle. Él es una persona muy inteligente, un gran lector y capta la grandeza de esto. Tengo una deuda con mi abuelo, pues dejó varios mensajes que creo no son difíciles de llevar a cabo. En enero se anunciarán sesiones de lectura, y seguiremos con los talleres que imparto. En lo que va de septiembre a diciembre, los visitantes que han llegado a la Capilla Alfonsina superan los mil 600, según información del personal del recinto ubicado en la colonia Condesa.

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