Hugo Chávez era un líder regional gracias a su fuerte personalidad y también merced a los generosos recursos petroleros de los que dispuso. Así, su muerte crea un vacío en la región del norte sudamericano y el Caribe que según los analistas internacionales será muy difícil llenar. Pero señalan que esta es una buena oportunidad para que México vuelva los ojos de nuevo a Latinoamérica y retome el liderazgo que alguna vez tuvo... y que ahora le disputará la potencia emergente de Brasil.
BOGOTÁ (Proceso).- El diplomático y político chileno Heraldo Muñoz, subsecretario general de las Naciones Unidas, cree que el presidente venezolano Hugo Chávez dejó con su muerte un vacío en el escenario político regional que tenderá a ser llenado con un mayor activismo por parte de Brasil y México, las dos principales economías del área.
“El presidente Chávez tenía un protagonismo latinoamericano evidente. Ejercía un gran activismo y jugó un papel muy importante en la integración regional pese a que algunas de sus iniciativas se quedaron en el papel. Pero hay saldo concretos, como la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) y esta institucionalidad a la que él contribuyó, continúa”, dice a Proceso el presidente del Grupo de Naciones Unidas para el Desarrollo en América Latina y el Caribe.
Muñoz y la internacionalista colombiana Socorro Ramírez coinciden, en entrevistas por separado, en que la ausencia de Chávez constituye una ocasión para que México revitalice sus relaciones con América Latina luego de años en que la región lo ha percibido como un país distante y demasiado ocupado en lidiar con su relación con Estados Unidos.
“Es una oportunidad para México en la medida en que el nuevo gobierno de ese país ha mostrado interés en regresar a América Latina y el Caribe, en retomar los lazos históricos con la región. La pérdida del presidente Chávez refuerza el papel de liderazgo que pueden ejercer México y Brasil”, señala Ramírez, doctora en ciencia política y relaciones internacionales por la Universidad de París y coordinadora del Grupo Académico Colombia-Venezuela.
La experta en el proceso político venezolano considera que “con la muerte de Chávez, Brasil tendrá más peso en América Latina. Chávez retaba en ocasiones a Brasil y ahora este país se verá fortalecido. Pero eso se hace necesaria también una mayor presencia de México en la región y por eso es importante el regreso de México como un actor más activo en la política regional”.
Para Diana Marcela Rojas, profesora del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI ) de la Universidad Nacional de Colombia ningún dirigente regional tiene las características ni las condiciones para tomar el liderazgo que ejercía Chávez en Latinoamérica, comenzando por su sucesor, Nicolás Maduro.
“Aunque tiene una buen imagen internacional y se le percibe como un moderado, Maduro no tiene toda esa capacidad de movilización y de retórica que tiene Chávez; su personalidad es otra y es muy difícil que cuente con todos los recursos petroleros con los que contó Chávez”, dice la doctora en relaciones internacionales por la Universidad de París.
Martha Ardila, directora de la maestría en estudios latinoamericanos de la Universidad Javeriana de Colombia, considera que el área vivirá un reacomodo en el cual el bloque del Alba (la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, que fundó e impulsó Chávez y de la cual forman parte países como Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Venezuela y varias islas caribeñas) “se verá muy debilitado. El Alba sin Chávez no es lo mismo”.
Señala que en especial para Cuba, Bolivia y Ecuador la muerte de Chávez es “un golpe fuerte, sin lugar a dudas, por la pérdida del liderazgo que ha ejercido frente a estos países y porque detrás de esto hay un tema también económico: Venezuela, con su enorme renta petrolera, ayudó a la construcción de ciertos consensos y a llevar posiciones conjuntas de este bloque ante organismos multilaterales”.
De acuerdo con la maestra en estudios latinoamericanos por la Universidad de Texas en Austin y doctora en relaciones internacionales por la UNAM, los liderazgos en la región “no son fáciles de construir y uno lo que ve es que en los últimos años había habido una ausencia de estos; pero surgió el presidente Chávez, el presidente Lula en su momento, que ya no está en el poder y entonces no es fácil encontrar un reemplazo (de Chávez) y menos dentro de un organismo multilateral como el Alba.
“No creo que haya un reemplazo y no creo que los presidentes Evo Morales (de Bolivia) o Rafael Correa (de Ecuador) puedan sustituir en ese sentido al presidente Chávez, porque para que haya un liderazgo tiene que haber seguidores, tiene que haber legitimidad y tiene que haber algo muy importante: Recursos económicos, porque el liderazgo cuesta mucho dinero.”
Problemas de caja
La muerte de Chávez sorprende a la economía venezolana en situación muy comprometida luego del elevado gasto público de más de 100 mil millones de dólares que ejerció el gobierno el año anterior de cara a las elecciones presidenciales de octubre, en las que el fallecido mandatario se reeligió.
A pesar de los altos precios del petróleo, que promediaron 103 dólares por barril en 2012, el gasto público –que el año anterior fue equivalente a 30% del PIB– en gran parte fue financiado con el creciente endeudamiento público, lo que hizo crecer la deuda interna a niveles de alto riesgo.
Según Orlando Ochoa, doctor en economía por la Universidad de Oxford y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, la deuda externa e interna del sector público de Venezuela, sumada a las obligaciones pendientes con las compañías privadas confiscadas en los últimos años por Chávez, llega a unos 150 mil millones de dólares.
En febrero pasado el gobierno se vio obligado a devaluar el bolívar, la moneda nacional, cuyo tipo de cambio oficial y controlado pasó de 4.30 a 6.30 unidades por dólar. Fue una depreciación de 46.52% que tuvo como propósito hacer rendir más los petrodólares en el mercado y desincentivar el incremento de las importaciones.
“Ahora con el PIB ajustado a la nueva paridad cambiaria, la deuda externa equivale a más de 80% del PIB y ese ya es un porcentaje muy alto, preocupante, de los más altos en la región”, señala Ochoa.
Agrega que otro flanco que está abierto es el del servicio de la deuda pública, ya que el nuevo gobierno va a tener que pagar intereses y amortizaciones de deuda del orden de 30 mil millones de dólares entre este año y el próximo.
Según la oposición venezolana, el gobierno de Chávez destina unos 10 mil millones de dólares al año en ayudas a otros países de la región, en especial a Cuba, Nicaragua y Bolivia, mientras que Ochoa estima en 40 mil millones el monto de la deuda que tienen con Venezuela las naciones de la Alba y del acuerdo energético denominado Petrocaribe.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1897 de la revista Proceso, ya en circulación.